Bilbao. En realidad no sé si es adecuado felicitar a alguien que ha fallecido pero como todos los 7 de agosto me surge así, sin pensar, porque ha sido así toda mi vida. Hoy es o sería su cumpleaños, el de Juan Carlos Urrutxurtu, mi aita. No es el primer cumpleaños que no pasamos juntos porque agosto es un mes de vacaciones pero esta vez es el primero de todos los que aún nos quedaban por celebrar.
Estos días he pensado mucho en lo último que disfrutamos juntos y sin duda me quedo con su último cumpleaños, el de 2010. Lucía el sol en Urdaibai. Aita estaba pletórico y en casa se respiraba felicidad, el futuro se llenaba de luz día a día. Teníamos razones para celebrarlo ya que el año anterior el 7 de agosto lo pasó en el hospital, durante la primera etapa del tratamiento, con energía para seguir adelante pero a la vez débil físicamente. El año pasado, por el contrario, la enfermedad remitía poco a poco, o eso pensábamos.
En mi familia siempre hemos disfrutado de la buena gastronomía y aquella vez no iba a ser diferente, pero el destino era una sorpresa. Nos montamos en el coche los cinco: aita, ama, Jon, Sergio y yo. El restaurante elegido para aquella ocasión tan especial era el Taskas, antes ubicado en Mungia y ahora en Derio. En realidad, su primera opción era un restaurante donostiarra pero por esas fechas Jon trabajaba en Mundaka y aquella tarde no podía faltar, así que nos quedamos cerca de casa, de Busturia. Comimos rey, un pez del que jamás había oído hablar pero aita sabía que era uno de los platos estrella del Taskas, así que no había duda. Hubo más: unos pimientos entreverados únicos, unas anchoas buenísimas y unas nécoras a la plancha deliciosas. Una comida inolvidable por su gastronomía exquisita pero, sobre todo, por su compañía. Irrepetible.
Le regalamos lo que él quería, una cámara de fotos, para sacar más partido a una de sus tantas aficiones. De ahí que me cueste encontrar una foto junto a él, aita siempre ha sido el fotógrafo de la familia.
Han pasado casi cinco meses desde que nos despedimos pero hasta hace unos días no me había parado a pensar en que tenía que buscar la manera de mandarle un zorionak. He encontrado el modo, dos con este texto. Hoy su familia y amigos subiremos por segunda vez a Itxina, en el Parque Natural del Gorbeia, y esta vez espero que el tiempo nos acompañe y así poder disfrutar aún más de la excursión. Allí, en lo más alto del paraje, con unas vistas espectaculares, miraré al horizonte y le enviaré mi zorionak. El primero de todos los que aún me quedan por enviar.
Zorionak aita.