Bilbao. Arthur Marx tuvo un padre que, según sus propias palabras, era tierno, hogareño y cariñoso. Un amigo leal y un hombre prudente, pero también un tacaño recalcitrante, un egoísta impredecible y un neurótico insoportable, que prefería que se le atribuyera una frase cínica a una palabra amable. Ese padre era Groucho Marx y Arthur, el hijo de ese locuaz actor, falleció el 14 de abril a los 89 años.

Nacido el 21 de julio de 1921 en Nueva York, cuando su padre y sus tíos todavía no habían triunfado en Hollywood, y acompañó con su madre, Ruth Johnson, a la caravana familiar.

Cuando por fin recalaron en Hollywood, Arthur tenía 10 años (su padre, 31) y se habituó sin ningún problema al buen tiempo y a las casas con jardín, para acabar convirtiéndose en un buen jugador de tenis. Mientras estaba en el instituto entró en el ranking estadounidense de tenistas y en la Universidad de Southern California compaginó los estudios con su presencia en campeonatos nacionales.

Cuando acabó la Segunda Guerra Mundial, se dedicó a lo que había visto a su alrededor: escribir comedia. Pero si por algo es conocido Arthur Marx es por haber escrito varios libros reveladores sobre su padre. El primero, Life with Groucho (1954), provocó el enfado de su progenitor; el segundo, Son of Groucho (1972), pilló al aludido muy mayor. En ambos, Arthur se retrataba como un hombre que intentaba huir de la sombra de su padre y a la vez agradarle, mientras Groucho aparece descrito de forma agridulce. Muerto su padre, publicó un tercer libro, My life with Groucho: a son's eye view (1988) y un álbum fotográfico familiar, Groucho: photographic journey (1998).