"Es como estar chupando una pila"
Fumadores consideran el pitillo "ridículo" y avisan de que puede ser confundido con uno de verdad
Bilbao. "Es un coñazo. Pesa una tonelada, se te resbala, por más que aspires el vapor no te llega a la garganta... Tener eso en la mano es ridículo". Para Leire Alkorta, una fumadora de tabaco negro exigente, con veinte años de humo en sus pulmones, el cigarrillo electrónico deja mucho que desear. Y lo dice con conocimiento de causa, porque se lo regalaron hace tres años, cuando su uso no estaba tan extendido.
Su compañera Josune García asiente mientras le escucha, justo después de fumarse un pitillo de los de verdad en una pausa laboral. "Entre que lo tienes que cargar y que no se parece en nada a un cigarro... Es como respirar aire, no metes nada. Luego sale el vapor, que sí imita el humo, pero tampoco es tanta cantidad", censura. Ni siquiera el chisporroteo la convence. "Cuando aspiras hace un ruidito, como si se estuviera quemando, pero es algo muy electrónico y que se ilumine un led me parece ridículo", añade sin miramientos esta fumadora de rubio que, en plena gripe, invirtió 50 euros en el invento con la intención de dejar de fumar. "Lo usé una semana y poco más. Enseguida me compré mi cigarrillo normal", confiesa.
Al farmacéutico Juan Uriarte también le llega alguna que otra queja. "Pacientes o amigos míos me dicen que a veces les da un poco de cosa porque es como estar chupando una pila, pero por lo general la gente suele estar contenta", pone el contrapunto a tanta crítica. De hecho, hay quien asegura que le ha servido para mitigar la ansiedad mientras se sometía a tratamiento para dejar de fumar con rayos láser.
Consciente del perjuicio que supone el tabaco con todos sus aditamentos, Leire desconfía del aséptico cilindro. "Vete a saber si fumarte el vapor ese es bueno. Además, ponte ahora con un cigarro electrónico a fumar en un bar. El que lo mire a distancia y no lo reconozca igual te parte la nariz", aventura. Y lo dice porque ya ha catado la hostilidad. "El otro día encendí un cigarro fuera de una estación y uno me llamó drogata".
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