Bilbao

EL primer mandamiento del metrosexual decía "me exfolio, luego existo". Hoy el prototipo de hombre ha cambiado pero el varón actual, el homo esteticus, conoce a la perfección la diferencia entre una crema hidratante y una nutritiva. Desde que nace, el hombre transforma su cuerpo con dietas, body paintings, ornamentación, tatuajes o vestimentas, manipulándolo a través de las actividades específicas de cada cultura para convertirse en socialmente aceptable. Sin embargo, es ahora, en el siglo XXI, cuando nos hemos sumergido en "el reino de la estética masculina", como declara el sociólogo francés Philippe Liotard. Soplan nuevos aires en torno al concepto de masculinidad. Y el ex futbolista, Rafa Alkorta, es un prototipo de este hombre nacido al albur de las nuevas tipologías del metrosexual, el ubersexual o el neosexual. "Cuando yo jugaba al fútbol, nadie se depilaba ni se rasuraba. Después, a mediados de los 90, los deportistas empezaron a depilarse, sobre todo porque era muy incómodo para recibir masajes. Yo soy muy velludo y decidí, hace dos o tres años, quitarme el vello de los brazos. Ahora ya no me queda prácticamente nada y es suficiente con venir una vez al año. Pero antes no te imaginas cómo los tenía, parecía un oso", explica Rafa Alkorta bajo la atenta mirada del doctor José Luis Azpiazu. "Además, el depilado con cuchilla quita parte de la epidermis con lo cual puede aparecer foliculitis", matiza el codirector de la clínica Dermitek, uno de los centros que más ha investigado sobre depilación médica láser.

A 20 kilómetros de Bilbao, Jose Chacón, de 38 años, sale de su anonimato para reconocer públicamente su culto al cuerpo y para proclamar que le gusta cuidarse. "Además estoy cara al público y se necesita tener una imagen y una presencia". Jose admite que se ha hecho varias cosas: "Alguna depilación, el entrecejo, alguna limpieza de cutis porque a causa del tabaco la piel coge muchas impurezas...". Y por supuesto no descarta en absoluto la cirugía estética "cuando sea necesario para verme más guapo".

¿Cuánto gastan? Hasta hace un cuarto de siglo, ninguna marca habría pensado en el hombre como consumidor de productos de belleza más allá de la espuma de afeitar y el aftershave. Pero en todo este tiempo, el público masculino ha irrumpido en el mundo de la estética, llegando a convertirse en protagonista de líneas de producto completas. Actualmente el mercado mundial de cosmética masculina, sin contar los perfumes, supone casi 2.000 millones de euros. Los productos de tratamiento facial se consolidan en el mercado de gran consumo y la facturación del sector cosmético para hombres ha crecido un 8% en España. Tres de cada diez euros destinados a este tipo de productos los gastan los varones.

"Igual que los hombres han recuperado el sentido de la salud, han instaurado la cultura de cuidarse, aunque también es cierto que se ha podido producir una tendencia que se ha sacado algo de quicio", asegura José Luis Azpiazu.

Con los hombres inmersos de lleno en esa gran división que factura miles de millones en cirugías, operaciones estéticas, limpiezas de cutis, liftings, pedicuras y demás accesorios para la belleza física; algunos de los tratamientos que más se demandan son los antiedad, las sesiones de bronceado, los masajes y por supuesto la depilación. Rafa Alkorta admite que no es un fashion victim ni está especialmente obsesionado con su aspecto. "Uso hidratante, sobre todo por la noche, un antiojeras... pero me pongo lo que me da José Luis y no me gasto mucho". "Una crema no debe costar más de 30 euros", dice el doctor Azpiazu, desmitificando los productos de alto coste. "Hay que fijarse en la composición y los ingredientes con los que está elaborada. Luego si el precio sube puede deberse a la marca, al envoltorio o al marketing. Además es mentira que los hombres necesiten una crema especial, distinta a la de las mujeres, lo único que piden es que no sean perfumadas".

A sus 41 años, Alkorta piensa que no se someterá a ninguna cirugía. "Me gustan mis arrugas", declara. "Eso es hasta que, dentro de unos añitos, te demuestre cómo mejorarías si te subo un poco las cejas", le pincha el doctor Azpiazu. Sin embargo, asegura sin dudar que se pondría pelo y enseña cariacontecido su coronilla ligeramente despoblada. "Pero para eso todavía no existe ninguna solución definitiva", le explica el doctor, recién llegado de Fénix. Rafa también piensa en borrarse algún tatuaje del brazo izquierdo, realizado en su etapa más díscola en el Real Madrid. Mantendrá los del brazo derecho que le gustan mucho y que recuerdan a su ama y a su aita, así como las letras, en el mismo antebrazo, en honor de sus dos hijos.

el hombre-potingue Hasta hace poco tiempo, el hombre sólo buscaba realzar su estética a partir del ejercicio y el desarrollo muscular, y dejaba los ungüentos para las mujeres. Sin embargo, ahora hacen furor las cremas corporales, los bronceados de rayos UVA, las depilaciones y los cuerpos esculturales esculpidos a base de bisturí. Si entrásemos a fisgar en el baño de José Chacón, la lista de potingues se alargaría. "Tengo hidratante, crema de noche, un gel antifatiga para el contorno de ojos y para las bolsas, una crema reductora para el abdomen, y muchos productos de cuidado para el pelo, gominas, champús especiales, anticaídas...", recita con un rosario de marcas porque "a mi pareja le gusta que me cuide y a mí, que lo haga ella". Ahora también va al solarium para broncearse para la comunión de su hijo. Sin embargo, afirma que el presupuesto no resulta excesivo. Porque Jose es de los que piensan que se ha roto con ese prejuicio de asociar el que un chico mime su físico con ser homosexual. "Quizá algunos lo vean así pero yo he trabajado en Madrid y allí esto ya se estilaba hace años. Es como esos que entienden que llevar una camiseta pegada al cuerpo te convierte en gay", precisa.

La última novedad en materia de pinchazos masculinos no pasa, sin embargo, por inflar músculos sino por disimular arrugas. Aquí la estrella es la toxina botulínica, en su forma más conocida: el botox. "De cualquier modo, se hacen menos. Mientras las depilaciones son demandadas por jóvenes; el botox va dirigido a mayores de 40 años que se rellenan la zona del entrecejo, la boca... hombres con un buen nivel de vida. ¡Ojo! No lo digo por el coste, sino por el nivel de exigencia. También está la criolipolisis, que administra frío de forma controlada para reducir adiposidades localizadas y acaba con los pequeños depósitos de grasa", explica el doctor Aspiazu.

Desde un centro más local pero también muy experimentado, María Jesús Plaza relata su experiencia diaria en su salón de electrología y láser de Laudio. "Poco a poco, los chicos se apuntan al carro de la estética. Se hacen mucho el láser para eliminar el vello del pecho, espalda, el entrecejo o los pómulos, aunque para las depilaciones integrales o de glúteos se animan más a bajar a Bilbao por aquello de que les proporciona un mayor anonimato", señala. También se animan con algún tipo de limpieza facial o con procedimientos light como el tinte de pestañas.

Aunque son los hombres más jóvenes, los que no superan la cuarentena, los que están dejando atrás los tabúes, María Jesús Plaza considera que quedan muchos estereotipos por derribar "porque es un lastre que nos queda del machismo". "A muchos les falta sólo un pequeño empujoncito para que acudan a un centro de estética. Y muchos quieren pero no se atreven", anima.