Adriana Expósito y Miren Agirre son dos jóvenes vizcainas, de 28 y 26 años respectivamente, que viven dos realidades diferentes en relación con la emancipación. El alquiler supone para ellas la opción más factible, pero ambas consideran que no es la mejor opción, aunque la compra de una vivienda tampoco les convence ya que ser propietarias lo ven como algo “imposible”.
Miren es una de las jóvenes que se ha visto beneficiada con las ayudas del programa Gaztelagun para pagar su alquiler. Lleva desde septiembre independizada, pero no pudo hacerlo sola; tuvo que irse a vivir con una amiga porque si no, señala, “era muy difícil”. Cuenta que encontrar piso no le resultó especialmente complicado, aunque confiesa que “es raro, porque la gente suele tardar bastante tiempo. Yo pensé que iba a tardar meses”. Ella lo hizo en un solo mes.
Para conseguir la ayuda del programa Gaztelagun señala que “el papeleo fue horrible” y que “tardaron bastante” en ingresarle el dinero de la ayuda, pero que tras recibirla puede estar “más desahogada”. Su idea es poder mudarse ahora con su pareja; sin embargo, ese cambio le traería la retirada de la ayuda ya que no cumplirían los requisitos para recibirla. “Ahora llega un momento más complicado porque nos queremos ir a vivir juntos pero alquilar es tirar el dinero a la basura y sin ayuda es mucho más complicado. Comprar piso ya ni te cuento, imposible”, explica.
Un ‘rara avis’
El caso de Miren es un rara avis ya que emanciparse a los 26 años no es lo más habitual. Y es que la edad de emancipación de los jóvenes en Bizkaia se sitúa a día de hoy en 31 años. Por ello, casos como los de Adriana Expósito son más habituales: 28 años y viviendo aún con sus padres y ahorrando para emanciparse. “No veo el futuro nada claro”, asegura. “Podría irme a vivir de alquiler, porque con lo que gano sí que podría hacerlo y recibir la ayuda pero me parece tirar el dinero, así que prefiero esperar un poco más, ahorrar y poder dar una entrada para un piso”, relata. Sin embargo, la idea que tiene para su futuro se ha visto empañada tras la subida de las hipotecas. “Sin tener pareja es muy complicado comprarse un piso e independizarse. Ahora las hipotecas están por las nubes”, asegura.
La ayuda del Gobierno vasco de 300 euros para fomentar la emancipación de los jóvenes le parece una “muy buena idea” aunque confiesa que a su juicio “llega un poco tarde”. “Justo ahora con las hipotecas como están, esa ayuda si tienes un sueldo normalito como el mío y sin pareja tampoco soluciona mucho”, relata. “A la gente que se independiza con su pareja sí creo que le puede venir muy bien porque ya son dos sueldos y ahí puedes ir tirando de manera más sencilla”, expresa.