El PNV no va a meter en la coctelera de su descontento el decreto anticrisis que se vota el jueves en el Congreso de los Diputados. Tras haber presionado durante semanas a Pedro Sánchez para que se moviera y activara medidas contra las consecuencias de la guerra en Ucrania, el PNV no quiere hacer caer ese decreto con 16.000 millones de euros en medidas solo como castigo por el escándalo del espionajeLos jeltzales son conscientes del alivio que supone para muchos sectores y familias el descuento en el precio del carburante o el incremento en el Ingreso Mínimo Vital. De ahí que Aitor Esteban quisiera aclarar ayer lunes que el PNV no va a dejar caer el decreto anticrisis por la cuestión del espionaje.

En la entrevista concedida a Onda Vasca, se desmarcó en la práctica de la estrategia de ERC, que sí juega con esta baza. Se mostró contrario a “mezclar las cosas con asuntos que pueden ser trascendentales para la ciudadanía”. El PNV no cambiará de opinión sobre su voto a favor, y recordó que ese decreto incluye medidas que “hay que mantener”. Citó de manera expresa el descuento en el precio del carburante.

“Por lo tanto, no vamos a mezclar ese asunto con este. Iremos distinguiendo punto por punto los asuntos que se debaten”, aclaró. Sánchez cuenta con sacar adelante el decreto con independencia del sentido de voto de ERC y Junts, confiando en que EH Bildu y el PDeCAT no lo tumben, pero esta crisis añade incertidumbre y las anteriores votaciones superadas por la mínima le invitan a amarrar el apoyo de los republicanos catalanes. En paralelo, ha intentado acercamientos con el PP, aunque no parece que vayan a tener éxito. Vox votará en contra, y Ciudadanos no dará su voto a favor porque no se recoge la apuesta por mantener abiertas las centrales nucleares.

bildu, en el aire

En el peor de los cálculos de Sánchez, los noes podrían ascender a 175 si se sumara a la derecha, ERC, Junts, CUP, Coalición Canaria o UPN. Se quedarían a uno de la mayoría absoluta y no serían suficientes, pero Bildu aclaró ayer a la noche en Radio Euskadi que no se puede dar por hecho su sí y dependerá de los pasos en el espionaje.