El Congreso de los Diputados ha aprobado los Presupuestos de Sánchez en una sesión donde muy pocos portavoces se han ceñido al orden del día. Se ha hablado poco de las Cuentas, y mucho de un supuesto acuerdo con la izquierda abertzale para intercambiar presos por Presupuestos, la misa franquista de Pablo Casado o, incluso, Kuwait. Una tramitación interminable de cuatro días que a muchos les ha servido simplemente de escaparate o para atizar al Gobierno español.

Pedro Sánchez ha salido airoso al haber cumplido su objetivo de repetir la mayoría del año pasado, 188 votos que ha vuelto a amarrar, aunque sea con mucha letra pequeña por parte del PNV, que lo espera en el Senado para presionar con el Tren de Alta Velocidad.

Ha jugado a favor del presidente español que la mayor parte del hemiciclo quiere que la legislatura aguante y las elecciones se produzcan cuando toca, a finales de 2023 o principios de 2024. No haber aprobado estas Cuentas hubiera dejado a Sánchez con el pecho descubierto, a la intemperie, ante un ciclo electoral que complicará la búsqueda de acuerdos. Hay focos de inestabilidad en Andalucía, incógnitas en Catalunya, y unas elecciones municipales previstas para 2023 que pueden convertir el próximo año 2022 en un erial en materia de acuerdos.

Prorrogando estas Cuentas el año que viene, Sánchez puede aguantar hasta 2024 si ese es su objetivo, sobre todo, para capitalizar la gestión de los fondos europeos y para asumir la presidencia de turno de la Unión Europea en el último semestre de 2023. Queda por conocer cómo influye el cambio en el eje de alianzas en Catalunya, por el acuerdo entre el Govern y los comunes, o incluso el ascenso de Yolanda Díaz en Unidas Podemos, que podría llevar a Sánchez a cortar de manera abrupta la legislatura para frenar su progresión.

PROTAGONISMO DE EH BILDU

Quien estuvo cómoda fue Mertxe Aizpurua, de EH Bildu, por haber ganado protagonismo en esta tramitación, con la cobertura de una ERC que también gana con esta suma para tranquilizar a los sectores más recelosos con el pacto con el Estado. Aizpurua, en cualquier caso, no puso el acento en la construcción nacional, sino en sus enmiendas sobre el amianto y los desahucios que defienden “también a las clases populares españolas”. La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, confirmó en La Sexta que lo pactado guarda relación con derechos sociales e inversiones, y no con la “concepción de la unidad de España”.

El Gobierno español ha dejado vía libre a que EH Bildu presente estos logros, una forma de agradecer que desde el primer momento anunciara que no presentaría enmienda a la totalidad. La cuestión ha estado más disputada con el PNV que, antes de cerrar el pacto sobre el Ingreso Mínimo Vital, denunció durante semanas el bloqueo de Escrivá y amagó con una enmienda a la totalidad de las Cuentas que se lo ponía difícil a Sánchez.