Tres detenciones y otros tantos ingresos en prisión en apenas dos años y medio. Eso es lo que sufrió Luis Fermín Orueta en una época especialmente convulsa, la que pivota alrededor de la muerte de Franco el 20 de noviembre de 1975. Natural de Eibar, Orueta era entonces jovencísimo y estaba muy ideologizado, pero tras su último arresto su vida dio un vuelco. “La tercera vez que entré en la cárcel ya decidí que era suficiente, que no podía hipotecar mi vida entera. Se abrieron otros horizontes y dejé mi trayectoria política, me he comprometido con causas pero nunca más he militado en nada”, explica.

Cuando contaba con tan solo 18 años, Orueta, que actualmente tiene 66, estudiaba Filosofía en Valladolid, aunque su intención era hacer Psicología. Entonces formaba parte de la Joven Guardia Roja, “la organización juvenil de lo que posteriormente se llamó Partido del Trabajo”, y esa temprana etapa de militancia política coincidió con numerosos acontecimientos históricos. “Matan a Carrero Blanco el 20 de diciembre del año 73, justo el 22 a la noche vuelvo a Eibar a pasar las vacaciones de Navidad y el día 23 de diciembre la Policía me detiene en casa”, relata. Fue conducido hasta Burgos de madrugada, donde le esperaban funcionarios policiales de Valladolid que le trasladaron a dicha ciudad. El juez decretó su ingreso en prisión y no salió hasta julio de 1974 en libertad provisional con fianza. El juicio se celebró en febrero de 1975 y fue condenado a un año de cárcel “por asociación ilegal o propaganda ilegal, no recuerdo cuál”.

Poco después, “me vuelven a detener por segunda vez el mismo día en que mataron a Txiki y Otaegi, el 27 de septiembre del 75”. En plena huelga general y Estado de excepción por los fusilamientos, “me detienen además con material encima”, en referencia a “octavillas, propaganda, comunicaciones al comité superior...”. Fue llevado al Gobierno Civil de Donostia y, cinco días después, a la cárcel de Martutene. Allí le pilló la muerte de Franco, el 20 de noviembre de 1975, y tras la amnistía dejó el penal en diciembre. Su tercer arresto se produjo “en vísperas del 1 de mayo de 1976, en una siembra de propaganda”. Entonces tan solo pasó tres días en Martutene. Pero fue la última vez.