Miren Gorrotxategi valora positivamente el acuerdo con el PNV y el PSE para la ley Antipandemia y, aunque reitera que seguirán estudiando su posición ley a ley, no cierra la puerta a que este pacto se repita a futuro en el Parlamento.Esta ley Antipandemia parece un ‘win-win’ en todos los sentidos. Ustedes acaparan los focos, Lakua evita las críticas de rodillo...

—Nuestro objetivo cuando negociamos esta ley y llegamos a un acuerdo no se plantea en estos términos, sino en mejorar una ley que creemos que es necesaria. Y siendo una ley necesaria y un tema que preocupa tantísimo a la ciudadanía, teníamos que hacer un esfuerzo extraordinario para llegar a un acuerdo sobre la base de una serie de elementos que nos parecían esenciales, porque la ley tal y como llegaba era inaceptable. Entonces, nuestra perspectiva se plantea en mejorar una ley necesaria para la ciudadanía.

Por tanto, ¿en el acuerdo hay más convicción que estrategia política?

—Indudablemente. Tenemos que saber leer que la ciudadanía lo está pasando muy mal, todos lo estamos pasando muy mal, y necesitamos acuerdos. Tenemos que ponernos de acuerdo en este tema y encontrar instrumentos. Nos merecemos tener como mínimo un instrumento legal que ponga un poco de orden sobre estas cuestiones.

No todas las enmiendas parciales que ha presentado Elkarrekin Podemos están pactadas con PNV y PSE. ¿Habrá consenso para que todas ellas vean la luz?

—En este trabajo hemos estado varias semanas negociando con idas y venidas de texto y hemos conseguido abordar varios elementos, los más importantes. Luego hay cuestiones que quedan fuera, pero nos parece importante tenerlos en cuenta y los hemos añadido. En el trámite, cada uno de los partidos decidirá si esas enmiendas merecen o no su apoyo.

Uno de los puntos clave es la inclusión de los agentes sociales. ¿Qué papel van a jugar?

—Lo que vemos es que una de las faltas a lo largo de la gestión de la pandemia es que las decisiones se han tomado a puerta cerrada y sin echar mano de la inteligencia colectiva y de los sectores de la población más afectados. Hemos perdido participación e inteligencia, y eso se ha reflejado en decisiones contradictorias o improvisadas. Creemos que una de las razones de esta gestión caótica y oscura es que no se ha incorporado a elementos de la sociedad civil que tenían muchísimo que decir. Por ejemplo, cuando pensamos en un cierre escolar, las asociaciones de padres y madres tienen que ser escuchadas, porque tienen cosas para decir que puede que se escapen de una mesa de un despacho de un partido político. O, cuando hablamos de las medidas que afectan a la hostelería, hay que escuchar al sector. Lo que nosotros hemos asegurado es que todos estos elementos de la sociedad civil sean escuchados.

¿Tendrán voto estos agentes o su labor es meramente consultiva?

—Es una labor consultiva, de escucha activa. Luego el control a la acción del Gobierno consistiría en ver si se escucha o no debidamente a estos sectores de la sociedad. Pero, cuando menos, que esté incorporada en el procedimiento de la toma de decisiones la necesidad de escuchar a estos sectores.

¿Es un pacto puntual de Elkarrekin Podemos con el Gobierno vasco o se va a repetir en los próximos meses en otras leyes?

—Este pacto es puntual, es para la Ley Covid-19. Exclusivamente para esta ley. Cada proyecto normativo requiere un proceso de negociación y, dependiendo de cómo discurra, podrá o no ser positivo el resultado. Pero este pacto es solo para esta ley.

Pero, una vez que se ha abierto esta puerta, habrá aumentado la confianza en la interlocución con Lakua.

—Yo creo que la puerta no ha estado nunca cerrada. No debería estar nunca cerrada. Es decir, en nuestro trabajo nos dedicamos precisamente a intentar encontrar elementos en común que hagan posible espacios amplios para suscitar el acuerdo entre partes diferentes. No elaboramos normativas que son únicamente de nuestro gusto, sino que intentamos ensanchar la base de acuerdo para dotarlas de una mayor legitimidad y apoyo. Esa es una labor obligatoria de todos los partidos políticos, estén en el Gobierno o en la oposición, y en ese sentido las puertas están abiertas y deberían permanecer abiertas.

En breve llegará al Parlamento la ley de Salud Pública. ¿Se va a implicar Podemos a fondo en esta nueva negociación?

—Claro. Nosotros nos empleamos a fondo en todas las leyes. Pero, cuando se entabla una negociación, todas las partes tienen que estar realmente dispuestas a llegar a acuerdos. Y para llegar a acuerdos hay que modificar posiciones de partida. En la Ley Antipandemia los partidos que sustentan al Gobierno han estado dispuestos a modificar sustancialmente sus posiciones de partida. Ojalá eso ocurra en otras ocasiones. Ya lo veremos.

Como posición de partida, ¿cómo ve Elkarrekin Podemos las futuras leyes de Salud Pública y de Educación?

—Desconocemos su contenido. Sabemos que se está trabajando en ellas, pero nosotros no tenemos todavía ningún texto sobre estos proyectos. Por lo tanto, no podemos decir nada.

¿La estrategia de negociar ley a ley con Lakua no genera incertidumbre en la ciudadanía o dudas sobre la posición de Podemos?

—Todo lo contrario. Si las posiciones de trabajo con otras fuerzas políticas estuvieran determinadas de una vez para siempre, el trabajo político carecería de sentido. La ciudadanía lo que espera es que en cada norma incluyamos aquellos contenidos para los que nos han elegido. Lo que sería un fraude es adoptar una postura en general para toda una legislatura.

¿Teme que EH Bildu se quede como única oposición dura a Urkullu?

—No nos manejamos en esos parámetros. Hemos venido a hacer política y a trabajar por los intereses de la mayoría social. Entonces, nuestro trabajo consiste en hacer la mayor incidencia política en la acción de Gobierno desde la posición que ocupamos. Las cuestiones de tácticas electoralistas no son las que nos mueven.

Otra novedad de esta semana ha sido la presentación de directrices de los próximos Presupuestos por el consejero Azpiazu. ¿Cómo valoran esta primera piedra?

—Es un primer paso que todavía tiene que ser concretado. Son unas líneas muy generales, unos títulos. Pero lo importante es la letra pequeña de esos títulos y en qué se concretan, cómo se concretan. Hablar del aumento de inversiones no es decir nada si no se dicen el qué, el cómo y el para qué. Como esquema de trabajo para el Gobierno puede estar bien, pero para una labor de conocimiento y control político, estamos muy lejos de saber en qué consiste.

Pronto se cumple un año de las elecciones del 12-J. ¿Qué valoración hace del primer curso de la legislatura?

—Ha sido un año muy difícil para toda la ciudadanía y lo ha sido también para las personas que trabajamos en las instituciones, así como para los gobiernos. Yo creo que ha habido varios elementos que han caracterizado a este Gobierno. En términos de contenido político, la gestión de la pandemia ha centrado todo el año. En esta gestión hemos sido bastante críticos. Ha habido falta de transparencia y falta de participación de partidos y de agentes sociales. Y luego tenemos el escándalo de las vacunas irregulares, que no ha tenido una investigación efectiva. En cuanto al clima institucional, el Gobierno ha querido inaugurar ahora una etapa de acuerdo y entendimiento. Hasta ahora solo se había evidenciado el rodillo. Ojalá ese cambio de rumbo haya venido para quedarse.

¿Ven al Gobierno vasco con la mano más tendida que antes?

—Hemos visto la voluntad de negociar por parte del Gobierno en este momento.

La llegada de Prisiones en octubre marcará un hito de la legislatura. ¿Coinciden con el modelo penitenciario y restaurativo que busca implantar la consejera Artolazabal?

—Las directrices que quieren inspirar el modelo penitenciario vasco sí las compartimos. Debe ser un modelo fundamentado en la reinserción, en tirar más de los terceros grados y en individualizar el tratamiento a la población reclusa. Estos y otra serie de elementos que contiene el modelo general que se ha presentado los valoramos positivamente. Luego habrá que ver cómo se concretan, y ahí estaremos para vigilar que los principios que inspiran este modelo sean efectivos y se lleven a cabo.

Respecto al resto de traspasos del calendario, ¿qué papel juega Unidas Podemos desde Moncloa?

—En la medida en que Unidas Podemos puede y tiene capacidad de influencia, trabaja para que las transferencias pendientes se lleven a cabo.

¿Cree que el ministro Escrivá bloquea deliberadamente el IMV?

—No voy a hacer referencia a voluntades o falta de ellas, pero sí es verdad que se está produciendo una falta de eficiencia en la gestión de este instrumento que tiene que contar sí o sí con las comunidades. Y en el caso de la CAV, que tenemos nuestra RGI, es indispensable. Se están produciendo desajustes y disfunciones, las cosas no van como deberían ir. El Gobierno español tiene que hacer un esfuerzo especial para que este traspaso se lleve a cabo.

Por último, y a nivel interno, ¿qué Podemos saldrá del cónclave de Vistalegre que culmina hoy?

—Con Ione Belarra va a ser un liderazgo distinto. El liderazgo de Iglesias giraba en torno a su gran capacidad, pero Belarra tiene una manera de trabajar más coral. Es una candidatura para hacer frente a las necesidades de la coyuntura del momento. La figura de Belarra, más coral y femenina, nos va a ayudar a tener el impulso que necesitamos.

“Cada proyecto normativo requiere una negociación y el resultado podrá ser negativo o positivo, pero este pacto es solo para esta ley”

“Nos dedicamos a intentar encontrar elementos en común que hagan posible espacios amplios para el acuerdo entre diferentes”

“Compartimos las directrices que quieren inspirar el modelo penitenciario vasco, luego tendremos que ver cómo se concretan”

“El Gobierno español tiene que hacer un esfuerzo especial para que el traspaso del Ingreso Mínimo Vital se lleve a cabo”

“La ciudadanía espera que en cada norma incluyamos los contenidos para los que nos han escogido en las elecciones”

“Los Presupuestos deben ser concretados; hablar del aumento de las inversiones no es decir nada si no se dice el qué, cómo y para qué”