“No puedo tener más ganas de que esto pase porque es un plomo increíble”. La afirmación realizada ayer domingo por Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid y candidata a la reelección en los comicios de mañana, puede referirse a que le ha sobrado la campaña electoral, teniendo en cuenta lo sobrada que llega a esta cita con las urnassobrada, pero no a que las dos últimas semanas hayan sido planas, sosas o hayan estado escasas de elementos distorsionadores. Todo lo contrario, hay que remontarse mucho tiempo atrás para encontrar otra carrera electoral tan tensionada y polarizada entre dos bloques diferenciados. Pocas propuestas de interés para el ciudadano -pese a temas candentes como la pandemia y la situación económica- y prácticamente una polémica por día, esa ha sido la nota dominante, con el punto de ruptura de la espantada del candidato de Unidas Podemos, Pablo Iglesias, en el debate de la Ser por la molicie de Vox a la hora de condenar las amenazas a políticos. El resultado del partido en este terreno de juego embarrado se conocerá una vez cierren los colegios electorales.

El último ejemplo de este ambiente de crispación y de lanzarse los trastos unos a otros se produjo ayer domingo, con motivo de la coincidencia de los actos institucionales con motivo del Dos de Mayo con el último día de campaña. Durante la celebración por la mañana, Ayuso aprovechó su discurso para llamar a “renovar la concordia” entre madrileños y españoles y reivindicar “la misma causa” que el pueblo defendió en 1808: “España y la libertad”. Es decir, hizo una alusión directa al que ha sido su leit motiv durante la campaña, la defensa de una idea genérica de la libertad, ya sea contra el socialismo, el comunismo o, de forma subrepticia, las medidas anticovid. Libertad, por tanto, contra el Gobierno de Pedro Sánchez, contra el que la candidata del PP ha confrontado directamente para sacar petróleo en forma de votos merced a la, a estas alturas, acusada fatiga pandémica. La prueba de que ha ganado el primer round de esta contienda es que Sánchez participó en los primeros compases de la campaña, se retiró tras comprobar que restaba a su candidato, Ángel Gabilondo, y se reservó para el mitin final de ayer domingo.

Los partidos de la oposición ya se olían lo que podía suceder y el candidato de Unidas Podemos, Pablo Iglesias, no acudió ayer domingo a los actos institucionales alegando que buscaban ensalzar a “las elites”. La cabeza de lista de Más Madrid, Mónica García, solo asistió a la rendición de honores a los héroes en la Puerta del Sol pero no entró en la Real Casa de Correos, sede del Gobierno autonómico, para evitar la imposición de la medalla de oro a la expresidenta Cristina Cifuentes, distinción que también recibió Ángel Garrido.

Efectivamente, la presencia de Cifuentes fue la imagen más controvertida de la jornada. Al recoger la medalla, afirmó que volvía a su casa “libre de cargos y cargas” después de un “largo calvario” de tres años, en referencia al archivo de su causa en el caso Púnica y tras ser absuelta hace meses en el caso Máster. caso MásterVisto el percal, Gabilondo, que sí asistió al igual que lo hicieron los candidatos de Ciudadanos, Edmundo Bal, y de Vox, Rocío Monasterio se quejó de que el evento tuvo “ingredientes de propaganda que son inadecuados en vísperas de una campaña electoral”. El aspirante del PSOE no salió indemne y fue abucheado por simpatizantes de Vox al grito de “fuera, fuera” al terminar la celebración del Dos de Mayo.

Encuestas a favor

La distinción entre libertad y socialismo fue el primer elemento espoleador de la polarización de esta campaña, como también lo fue la decisión de Pablo Iglesias de dejar la vicepresidencia segunda del Gobierno español y bajar a la arena electoral como candidato -de inmediato, Ayuso cambió su eslogan por libertad o comunismo-. Los incidentes durante un mitin de Vox en el barrio de Vallecas, la proliferación de cartas amenazantes con balas dirigidas a representantes públicos y el cartel del partido de ultraderecha contra los menas son otros ejemplos de tensión, mientras la izquierda ha reaccionado apelando a defender la democracia. Este agitado caldo de cultivo puede tener como efecto un aumento de la participación pese a que mañana martes es día laborable.

Las encuestas dan como ganadora a Ayuso y si aciertan está por ver si podrá revalidar su presidencia sumando con Vox o si, como ha llegado a apuntar algún sondeo, ella sola se basta y se sobra para imponerse a la unión del PSOE, Más Madrid y Unidas Podemos. Esta eventual victoria sería en cualquier caso baldía si se tiene en cuenta que dará paso a una legislatura de tan solo dos años, dado que la dirigente del PP adelantó los comicios como reacción a una moción de censura en Murcia que quedó en nada. En este sentido, el 4-M también puede interpretarse como la primera vuelta de una carrera de larga distancia, y está por ver hasta qué punto se recompondrá el tablero político de cara al segundo round.

El último día de campaña fue asimismo fructífero en el sentido de que el presidente del PP, Pablo Casado, explicitó el alcance en clave estatal de estas elecciones al expresar su deseo de que sean “un punto de inflexión para cambiar un Gobierno también a nivel nacional”, dado que, a su juicio, Sánchez lidera “un mal Gobierno para España”.

La designación de Isabel Díaz Ayuso como candidata en las elecciones a la Comunidad de Madrid de 2019 fue una apuesta personal de Casado, por lo que asumiría su posible victoria como un éxito propio. Otra cosa es que la ambición de la nueva lideresa acabe fagocitando al actual presidente del PP. También en clave suprarregional, Gabilondo puede sufrir en sus carnes el castigo a las políticas de Sánchez en plena afección del covid, en las que algunos han apreciado un cariz antimadridista. Más Madrid aspira a consolidarse en la época post-Manuela Carmena; Iglesias se la juega en una arriesgada apuesta en la que tener representación ya es un triunfo; el que fuera socio de Ayuso, C’s, está abocado a desaparecer si no pasa el corte del 5% de apoyos; y, como culminación de esta carambola, Vox puede tener la llave de la gobernabilidad de la aspirante del PP.

Las distintas formaciones echaron ayer domingo el resto en sus mítines de cierre de campaña. Mensajes de grueso calibre y apelación a las entrañas del votante. Queda por ver si realmente habrá partido o si la jornada electoral será un paseo militar. Ayuso tiene a su favor su capacidad de aglutinar el antisanchismo y todo el espectro de la derecha, lo que incluye fagocitar a C’s. La izquierda fragmentada fía sus opciones a una suma que sea suficiente. Las calculadoras echarán humo mañana.

“Madrid se levantó para defender la misma causa que dos siglos después, España y la libertad”

Candidata del PP

“Si no vamos a votar ellos se quedan y será demasiado tarde para la recuperación social”

Candidato del PSOE

“Ofrecemos un gobierno que antepone la vida a los cálculos electoralistas”

Candidata de Más Madrid

“La derecha son los enemigos arrogantes y violentos de la democracia”

Candidato de Unidas Podemos

“Vox dará la sorpresa porque los madrileños dirán basta ya de violentos y totalitarios”

Candidata de Vox

“Hemos debatido propuestas y no caído en el insulto, por eso estoy tan orgulloso”

Candidato de Ciudadanos