Hoy se cumple un año desde que el Gobierno vasco primero, y después el Ejecutivo español declararon la emergencia sanitaria y el estado de alarma respectivamente. Un tiempo que ha puesto todo patas arriba y, por supuesto, también la acción política, dedicada casi en exclusiva a afrontar un escenario con múltiples crisis que marcarán el devenir de Euskadi en los próximos años. El presidente del GBB y portavoz parlamentario del PNV, Joseba Egibar, cree que el sistema institucional vasco ha demostrado su solidez ante este desafío inédito al que todavía no se le ve el final.

Este fin de semana se ha cumplido un año desde que se impusieron la emergencia sanitaria y el estado de alarma. Un inédito test de estrés para las instituciones vascas y, en especial, para Osakidetza. ¿Cómo valora la gestión que han hecho de una crisis que todavía no ha acabado?

—Ha sido un año muy especial, porque un virus invisible ha paralizado todo el planeta. Ha habido que reaccionar y, desde ese punto de vista, las instituciones vascas, con Osakidetza en primera línea, ha respondido con solvencia, señal inequívoca de que es una institución sólida. Si no fuera sólida no hubiera sido capaz de responder. El sistema sociosanitario ha respondido y el conjunto de las instituciones también, desde ese concepto que no es nuevo en Euskadi, como es el de la corresponsabilidad institucional.

Desde las filas de la oposición se han oído criticas de forma más o menos continuada. ¿Cuánto de esta crítica entiende que ha sido constructiva y cuánto de desgaste?

—La oposición tiene como misión controlar al Ejecutivo pero, por ejemplo, la primera fuerza de la oposición desgraciadamente no ha querido unirse a esa corresponsabilidad. Y digo desgraciadamente porque estoy convencido que los acuerdos tienen un efecto multiplicador. En vez de detectar al virus como objetivo, y combatirlo una vez detectado, han cambiado de objetivo y han combatido y siguen combatiendo al entramado institucional, y en concreto al PNV y al lehendakari. Creo que eso es un error y ellos han decidido actuar de esa manera pensando que la pandemia o la proyección en el tiempo de la pandemia puede suponer un desgaste tal que el PNV se resentirá y perderá el voto popular. Es una equivocación y siguen actuando de la misma manera. Yo creo que falta un poco de madurez política en la izquierda abertzale para que entren en parámetros de corresponsabilidad. La defensa del bien común exige corresponsabilidad política y no estrategias destructivas.

En Catalunya las tres fuerzas soberanistas han pactado la composición de la Mesa del Parlament. ¿Es un paso definitivo para el Govern?

—Es el primer paso para proyectar una mayoría absoluta en la acción de gobierno para los temas relacionados con la crisis socioeconómica. Pero también, como algo más de fondo, para lo que deviene de la relación entre Catalunya y el Estado español o, en su caso, la de Euskadi con el Estado español. Creo que ahí tenemos una materia común en torno al modelo de Estado, y que sería bueno que, de manera coordinada, catalanes y vascos pudiéramos presentar una reflexión compartida en torno al modelo de estado para que el PSOE y Podemos entren a ese debate.

¿Qué lectura cree que está haciendo Moncloa de los resultados electorales en Catalunya? González Laya ha dicho esta semana que los problemas de Catalunya se solucionan en España.

—No podemos olvidar que el PSOE y Sánchez estaban en el 155: no han dejado de estar. Pero han visto que hay un problema político de fondo al que le tienen que aportar alguna solución desde el diálogo y la negociación política. En ese voto independentista late una exigencia de arreglo, acordado y no impuesto, y eso es lo que va a permanecer.

Pero sigue habiendo presos, causas pendientes...

—Es que además de existir el problema político de fondo, existió y existe toda una judicialización del problema. Desactivar toda esa maquinaria judicial que actuó a la par que la estrategia política va a costar. En política la paciencia democrática aplicada a un objetivo claro creo que es una cuestión clave. Al objetivo claro hay que aplicar las mayorías y la paciencia democrática, y el Estado en algún momento tendrá que adentrarse en ese debate para encontrar una solución.

El Parlamento europeo ha retirado la inmunidad de Puigdemont, pero con menos apoyo del esperado.

—Si no querían colocar el tema catalán en Europa han elegido mal camino. El haber votado ese tema de la inmunidad ya es colocar el tema de Catalunya en Europa. El problema sigue ahí.

Parece que la negociación de las transferencias ha cogido buen ritmo. ¿Es un signo de que en esta legislatura se va a completar por fin el Estatuto?

—Hemos dicho tantas veces que iba a ser así que hasta que no se concrete no podemos afirmarlo. El cronograma pactado a finales de la legislatura anterior ha tenido un nuevo retraso, va teniendo retrasos puntuales que suman meses. Veremos si se convierte en realidad.

40 años son muchos años.

—Es que el Estatuto completo tendría que ser saneado, porque la afección que ha tenido con todas las sentencias del Constitucional va a requerir de esa restauración, además de sentar las bases o principios para un nuevo estatus. Si algo demuestra el tiempo transcurrido, desde el 79, es que el Estatuto sí tuvo y tiene base política y tiene anclajes suficientes como para proyectarse en el futuro, pero el hecho mismo de que hayan pasado más de cuatro décadas significa que ese edificio estatutario tiene unas debilidades o una fatiga estructural, porque no ha sido cumplido. El estatus de relación entre Euskadi y el Estado español precisa de una renovación.

¿Desde qué bases?

—Desde el reconocimiento del sujeto político y jurídico, que sobre el anclaje de los derechos históricos y la voluntad libre y democráticamente expresada de la ciudadanía vasca se pueda abrir una negociación para que pactando un fondo de poder se preserve no solo la singularidad sino el derecho del pueblo vasco a definir su futuro. Ese es el debate. Euskadi y Catalunya, desde el derecho a decidir de nuestros pueblos, deberíamos proponer al Estado un nuevo modelo de relación y convivencia política.

¿Teme el PNV que en la gestión y el reparto de los fondos europeos desde Madrid se aplique el mando único y penalice los proyectos de Euskadi?

—Depende de la orientación que se otorgue a los criterios de distribución de esos fondos, porque Europa sí ha fijado una serie de criterios: transición ecológica, digitalización€ Los proyectos se tienen que corresponder con esos principios. Nosotros partimos de la seguridad de que los proyectos que las instituciones vascas han presentado sí conjugan con esos principios.

EH Bildu ha propuesto esta semana al PNV una defensa conjunta en el Congreso de los proyectos vascos a los fondos Next .

—EH Bildu confunde los papeles. Es el Gobierno español quien va a distribuir esos fondos. ¿Quién es el sujeto que se dirige al Gobierno español? El Gobierno vasco, como receptor de todos los proyectos que confirman la propuesta de Euskadi. Lo que hay que hacer es apoyar al Gobierno vasco en la defensa de esos proyectos.

¿Qué le ha parecido la reacción pública de EH Bildu a casos como el del concejal de Anoeta o el de Miren Larrion?

—Tienen un diferencial sobre el resto de partidos políticos. No es que tenga una doble vara, pero demuestra tener una capacidad que no tenemos el resto de partidos. Aplica la omertá y todo el mundo calla. Personalmente, le deseo lo mejor a Miren Larrion. No se cuál era el problema, pero la solución ha sido delirante.

Arnaldo Otegi acusa al PNV de blanquear a la derecha.

—Hay una cuestión de fondo que Bildu siempre soslaya. Nosotros hacemos un planteamiento a Bildu que no le gusta: la construcción nacional y la construcción social son dos caras de la misma moneda. Bildu no admite eso, no lo hace por su historia y por su fracaso estratégico. Le produce auténtico vértigo entrar a acordar con el PNV en escenarios socioeconómicos o en temas presupuestarios. Lo único que está persiguiendo es la mayoría numérica para desplazar al PNV. Los acuerdos entre abertzales han entrado en vía muerta porque Bildu busca desplazar al PNV como sea y con quien sea.

El fin de la estrategia violenta y la apuesta por la política inducía a pensar que podría facilitar ese encuentro.

—En política hay que proponer temas y proyectos que precisen la concurrencia y la corresponsabilidad y a Bildu no hay que dejarle escapar de los acuerdos. Y huye de los acuerdos. No quiere la corresponsabilidad. En esto del covid su estrategia ha sido inconsistente. Uno no puede pretende suplir a Osakidetza. Esto de cuestionar todo, pontificando y sin corresponsabilidad... En situaciones de emergencia y calamidad la oposición tiene que ayudar y colaborar con el Gobierno, sin pretender suplir a Osakidetza.

En la Cámara vasca señaló usted que el apoyo de EH Bildu a los socialistas en Navarra y Madrid y su negativa a acordar con el Gobierno vasco responde a una estrategia, que no tiene nada que ver con la ideología.

—Hay un estado de necesidad. El PSOE tiene en Nafarroa una necesidad y en el Congreso de los Diputados otra. Y el PSOE sabe que Bildu tiene un estado de necesidad, que son los presos. Si el PSOE tiene un estado de necesidad Bildu ahí estará. Ahora aterrizas en política, porque diez años en política es un suspiro, y te encuentras con que hay un modelo socioeconómico, una Osakidetza, un modelo sociosanitario, un sistema de protección social que se ha construido durante 30 años y tú has estado en la revolución. Y caes en la cuenta de que esto lo ha construido el PNV. No tienen un proyecto alternativo.

"En situación de emergencia la oposición debe colaborar con el Gobierno, sin pretender suplir a Osakidetza"

"Catalunya y Euskadi, desde el derecho a decidir, debemos proponer al Estado un nuevo modelo de relación política"

"La defensa del bien común exige corresponsabilidad política y no estrategias destructivas"

"Tenemos la seguridad de que los proyectos vascos conjugan los principios de los fondos europeos"

"Los pactos entre abertzales han entrado en vía muerta porque Bildu busca desplazar al PNV como sea"

"La pandemia ha obligado a una reacción y Euskadi, con Osakidetza a la cabeza, ha respondido con solvencia"