La memoria histórica, a un solo golpe de clic con el ratón del ordenador. El Gobierno vasco va a dar un paso más para que la base de datos de los fallecidos en el contexto de la Guerra Civil sea fácilmente accesible, y antes de que acabe el año se podrá consultar en Internet. Cualquiera que sospeche que uno de sus familiares pudo morir en la guerra, ya fuera como combatiente o como civil, como víctima de una desaparición forzada o en bombardeos como el de Gernika, solo tendrá que teclear su nombre y apellidos y buscarlo en este censo sin acudir de manera presencial al Instituto Gogora. Esta es una de las novedades que va a presentar la consejera de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales, Beatriz Artolazabal, en la comparecencia prevista para el lunes en el Parlamento Vasco con el propósito de desgranar los objetivos de la presente legislatura.

Fuentes del departamento consultadas por DEIA adelantan que ya está lista la base de datos de los fallecidos, elaborada en colaboración con la UPV/EHU y la Sociedad de Ciencias Aranzadi. En el momento en que se ofreció una primera cifra aproximada, se habló de 19.998 casos entre 1936 y 1945, aunque Artolazabal ofrecerá el lunes los datos definitivos. La lista recoge los casos de los gudaris y milicianos muertos en combate, más de 7.000, pero también los del bando golpista, más de 5.000. A ellos se les suman las personas que perdieron la vida en la cárcel, y también los civiles asesinados en bombardeos y algunos casos sin esclarecer. Esos datos se correspondían con una primera fase de un informe más amplio, que se extendería entre 1936 y 1978.

La lista se ha realizado con un volcado del registro civil, el eclesiástico, y toda la información disponible, lo que en muchos casos incluye fotografías facilitadas por los familiares. El archivo incluye la identidad del fallecido, otros datos como su procedencia, y las circunstancias de su muerte hasta donde se haya podido investigar. Aunque en varios casos los fallecidos están desaparecidos y podrían estar en una fosa común sin identificar, aparecerán en la ficha siempre y cuando haya quedado constancia histórica de su muerte en el contexto de la guerra y los primeros años de la represión franquista. La base incluye los nombres de los vascos que perdieron la vida en Euskadi, pero también en otros frentes de la guerra.

La nueva Ley de Memoria que ha impulsado el Gobierno español de Pedro Sánchez también se propone crear un Censo Nacional de Víctimas sobre todos los fusilados, represaliados y exiliados durante la Guerra Civil y la posterior dictadura, un ámbito en el que Euskadi va a dar ya de manera inminente el primer paso antes de que termine este año.

Reparar a todas las víctimas

El Gobierno vasco tiene por delante una legislatura donde se darán pasos en relación con las víctimas de la Guerra Civil, se abordará la reparación de las personas que han sufrido graves vulneraciones de derechos humanos en forma de abusos policiales entre 1978 y 1999, y también se cuidará la relación con las víctimas de ETA, como ha quedado claro con el primer guiño que supuso la reciente visita de la consejera a la exposición sobre Gregorio Ordóñez en Madrid. El camino para reparar a las víctimas de abusos policiales, por otra parte, ha quedado totalmente expedito con dos avales del Tribunal Constitucional a la ley que le da cobertura, lo que supuso enterrar la ofensiva judicial del PP y Ciudadanos. La última cifra que ha ofrecido el Gobierno vasco habla ya de 300 solicitudes, y las primeras podrían resolverse por parte de la comisión de expertos en cuestión de dos o tres meses.

Este espíritu de reparación de todas las víctimas se corresponde con el alegato que lanzaba esta semana el viceconsejero José Antonio Rodríguez Ranz, quien apostaba por no cerrar los ojos a ninguna vulneración de derechos humanos, sin falsas equidistancias.

Casos. Cuando el Gobierno vasco presentó la primera aproximación de fallecidos entre 1936 y 1945, habló de 19.998. El estudio se realizó en colaboración con la UPV/EHU y la Sociedad de Ciencias Aranzadi, y recoge los casos de gudaris y milicianos, los del bando golpista, y las personas que perdieron la vida en la cárcel o en bombardeos, entre otras.