Nada nuevo bajo el sol. El diálogo entre la consejería de Hacienda que dirige Pedro Azpiazu y el ministerio de María Jesús Montero ha entrado en un compás de espera desde el miércoles. No ha habido contactos y, aunque se espera retomar las conversaciones en las próximas horas, todo parece quedar a expensas de que se produzca un impulso político desde el Estado, y el Gobierno español atienda la petición de convocar la Comisión Mixta del Concierto Económico, con el objetivo de respetar la relación bilateral, de igual a igual con el Gobierno vasco, en el reparto del fondo de 16.000 millones para que las comunidades autónomas superen las consecuencias del coronavirus. El Boletín Oficial del Estado ya reconoció el miércoles que esa reunión debe producirse, pero no termina de convocarse. Hay una discrepancia con las cifras, donde el lehendakari exige una compensación en forma de mayor capacidad de endeudamiento y déficit a cambio de no participar en el cuarto tramo del fondo. El Gobierno vasco no entiende la tardanza en convocar la Comisión Mixta porque su oferta no debería suponer una pega para el Estado, en la medida en que es Euskadi quien asume el coste con un mayor endeudamiento.

El lehendakari mantuvo ayer la presión para reunir la Comisión Mixta. En una entrevista concedida a Antena 3, quiso asegurar que su enfado no tiene tanto que ver con el dinero del reparto, sino con el método y con el respeto a la “bilateralidad”. Recordó que el Gobierno español ha decidido de manera unilateral, por su cuenta y riesgo, excluir a los territorios forales de la CAV y Nafarroa del reparto del cuarto tramo de 5.000 millones para paliar el descenso de la recaudación fiscal y de viajeros en el transporte. Por los otros tramos que sí va a recibir la CAV, se está hablando de unos 550 millones. Urkullu, al igual que el miércoles, se prestó a dar por bueno que Euskadi no participe en el cuarto tramo porque recauda sus propios impuestos y tiene un volumen de fondos que no tienen otros territorios, aunque le ha molestado la decisión unilateral; y se prestó también a compensarlo con “mayor” deuda y déficit. Ambos gobiernos quedaron en marzo en revisar el déficit del 0% en caso de hecatombe mundial, como ha sucedido con el virus. De ahí que al Gobierno vasco no le valga un retoque residual. Urkullu no había recibido aún ayer a la tarde una respuesta a los mensajes enviados al presidente Sánchez desde el jueves de la semana pasada para exigirle la Comisión Mixta, que ya se debería haber reunido antes de publicar el decreto en el boletín oficial del Estado y llegaría con retraso.

Desde el departamento de Hacienda de Azpiazu, las fuentes consultadas por este periódico aseguraron ayer a la tarde que no ha habido nuevos contactos y que todo queda a expensas de la respuesta del Gobierno español y de que se respete la “bilateralidad”. “Somos los más formales de la clase. Tenemos unas cuentas saneadas”, defienden, para mostrar su incomprensión por la actitud remolona del Estado.

“Mi enfado no es por el reparto, sino por la metodología y la bilateralidad”

Lehendakari