- El Gobierno español ha encendido otro fuego con el Ejecutivo vasco precisamente cuando parecía que iba a mantener una comunicación más fluida para gestionar la crisis del coronavirus. Tras varios días mareando la perdiz con la necesidad o no de ponerse mascarilla para salir a la calle, el gabinete de Pedro Sánchez ha dado un golpe de efecto y anuncia que repartirá mascarillas en las estaciones del transporte público entre mañana y el martes, el momento en que las empresas van a recuperar cierta normalidad tras el parón de Semana Santa y el fin del decreto que limitaba su actividad. El Gobierno vasco se enteró por los medios de comunicación, ayer no tenía ninguna certeza sobre el reparto, y lo ve muy arbitrario: se entregarán mascarillas a los que no tengan otro remedio que acudir en transporte público al trabajo, con el argumento de que les resulta más difícil guardar la distancia con otras personas; pero, en el resto de casos, se recomienda ir en coche o caminando y no habrá cubrebocas para ellos. Tampoco las habrá para quien salga a hacer la compra o al médico, a pesar de que puede haber igualmente situaciones de riesgo.

El reparto es más bien testimonial y abre muchas incógnitas. El Gobierno español dijo que será masivo, con diez millones de mascarillas "higiénicas", pero no se sabe qué va a pasar cuando les llegue la hora a esos cubrebocas y haya que tirarlos al contenedor y, además, se centrará en las estaciones de metro y cercanías, lo que deja la duda de si se va a llegar a todas las paradas de autobús o a los municipios más pequeños. El ministro no se comprometió de manera expresa a que haya una mascarilla por persona. El reparto lo harán, según anunció, las fuerzas de seguridad del Estado, y las policías autonómicas y locales.

El Gobierno vasco no tiene ninguna certeza sobre el reparto porque las mascarillas escasean. En teoría, es cosa del Gobierno español, que ha anunciado estos diez millones y tiene todas las compras centralizadas, lo que limita el margen de las comunidades autónomas. La consejera de Seguridad, Estefanía Beltrán de Heredia, recordó ayer que estos días se las ha visto y deseado para lograr mascarillas para los sanitarios porque el mando único de Sánchez ha "dificultado" el abastecimiento. Pidió a Sánchez que deje de "especular" con este asunto, y vio discriminatoria la medida: cree que, si Sánchez opina de verdad que las mascarillas son importantes, deben garantizarse para "todos" los ciudadanos. Sin medias tintas.

El ministro Illa anunció la medida tras el Consejo de Ministros del viernes, y ayer, en otra rueda de prensa y acribillado a preguntas, pareció esconder la mano tras arrojar la piedra: se escudó en que es solo una recomendación para un colectivo muy concreto de personas que van en transporte público y, una vez que la tormenta estaba ya desatada, trató de rebajar el asunto diciendo que es mucho más importante lavarse las manos y guardar las distancias que ponerse mascarilla. El ministro Marlaska, por su parte, añadió que no son obligatorias, y el que no quiera llevarla que no se la ponga "y ya está". Illa desvió una primera pregunta sobre el número de mascarillas asegurando que no lo sabía y que, en todo caso, era una cifra "relevante". Más tarde, concretó los diez millones.

El Gobierno español habla de diez millones de mascarillas para una población de 47 millones, y se escuda en que son solo para el transporte público. Está por ver si piensa en exclusiva en los grandes nodos de conexión en las capitales, metro y tren. Además, teniendo en cuenta que Madrid y Barcelona van a absorber buena parte de esa demanda, la comunidad autónoma no recibirá un trozo de pastel muy notorio, y quedará claramente por debajo de sus dos millones de habitantes.

Esta misma semana, el lehendakari Urkullu había pedido a Sánchez que pise suelo firme y no especule con estos asuntos. La Organización Mundial de la Salud, por ejemplo, no es tajante a la hora de recomendar las mascarillas, y se puede agravar su escasez para los médicos o los enfermos. El Govern, por boca de la consellera Budó, denunció que nadie se ha puesto en contacto con ella y pidió rigor en el reparto. La Comunidad de Madrid, dirigida por la derecha, envió una carta al ministro de Transportes para que arroje luz. Lo que puede ocurrir ahora es que las estaciones de tren se colapsen con ciudadanos que exijan mascarillas. Una patata caliente.

sin certeza

A falta de que lleguen mayores concreciones, el Gobierno vasco admitió ayer su "preocupación" y, en rueda de prensa por boca de Beltrán de Heredia, dijo que el ministro de Sanidad no mencionó una palabra de todo esto en su reciente reunión con los responsables autonómicos, que se han enterado por la prensa. Añadió que el Gobierno español ha dificultado el abastecimiento y que el vasco ha hecho "esfuerzos titánicos para dotar al personal esencial, sanitarios, bomberos o policías de material de protección". Tras avisar a Sánchez de que debería garantizar mascarillas para todos si cree que son necesarias, dijo que "esta distribución exclusivamente para los que usen metro o tren es una forma de discriminar a la ciudadanía sin un criterio objetivo". Ha llamado a la delegación del Gobierno español para interesarse por el reparto, pero no ha tenido "ninguna certeza ni respuesta".

Los ministros de Sanidad e Interior, Illa y Grande Marlaska, anunciaron el reparto desde mañana o el martes en función de los festivos autonómicos. Illa rechazó entrar en "polémicas" con Euskadi y agradeció su "magnífico" trabajo. Sobre las garantías de abastecimiento, se zafó: "Insisto, hay tres prioridades y una recomendación. Es mucho más importante la limpieza de espacios que ponerse una mascarilla". Pidió una distancia de dos metros o nunca menos de uno.

"El Gobierno español debe dejar de especular. Si son necesarias, deben garantizarse para todos"

Consejera de Seguridad

"Hay tres prioridades y una recomendación. Es mucho más importante la higiene que la mascarilla"

Ministro de Sanidad