- Cayetana Álvarez de Toledo volvió ayer a recurrir a su verbo duro para calificar la suspensión al menos una semana la actividad del Congreso de los Diputados. Preguntada por la decisión de la presidenta de la Cámara, la socialista Meritxell Batet, la portavoz del PP en el Congreso consideró inaceptable que se cierre el legislativo os se ponga en cuarentena, ya que no se cierra “ni en una guerra”, aunque aceptó la medida en tanto que es temporal.

En una rueda de prensa, después de la decisión del Congreso de suspender la actividad parlamentaria tras el positivo por coronavirus del diputado de Vox Javier Ortega Smith, Álvarez de Toledo emplazó a buscar la fórmula para que el Congreso mantenga su actividad, aunque sea a través de la Diputación Permanente. El Congreso “tiene que seguir funcionando”, afirmó, aunque sea en “órganos más pequeños”, como es la Diputación que se reserva para los períodos inhábiles o vacacionales, pero “tiene que cumplir todas sus funciones”.

La dirigente popular asumió que por “legitimidad democrática” al faltar los 52 diputados de Vox se haya suspendido el pleno de hoy -que el PP pidió convertir en una comparecencia del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, sobre el coronavirus- pero espera que la suspensión de la actividad se pueda “subsanar” mañana. Será entonces cuando la Junta de Portavoces vuelva a reunirse para valorar las medidas a adoptar, entre las que Álvarez de Toledo pone como ejemplo que los diputados de Vox se hagan una prueba del coronavirus para que los que no tengan la enfermedad puedan participar en la actividad del Congreso.

El PP también insiste en que es necesaria la comparecencia de Sánchez en la Cámara baja sobre actuaciones del Gobierno ante esta epidemia y que estas explicaciones no pueden suplirse por una “rueda de prensa desde Moncloa o en un plató de televisión”, según la portavoz popular.

Asimismo, insistió en que la democracia, al igual que el Congreso no se puede poner en cuarentena “nunca”, por lo que las elecciones autonómicas en Galicia y Euskadi deben poder celebrarse “con absoluta normalidad” y es necesario “buscar la fórmula para que eso suceda”.