BILBAO - Suenan campanas de elecciones en Catalunya. La inhabilitación de Quim Torra, dictada por la Junta Electoral Central (JEC) y ratificada por el Tribunal Supremo, ha llevado la relación entre JxCat y ERC al límite, más todavía después de que la Mesa del Parlament acordara ayer, con el aval republicano pese a considerar estos que su asiento está "secuestrado", dejarle sin escaño y acatar, de facto, lo ordenado por los tribunales. Las visibles desavenencias entre la mayoría independentista culminaron con el rechazo a los Presupuestos de la Cámara catalana con ni un solo voto a favor. "No podemos blanquear una situación sin precedentes en la historia de Catalunya", señalaron los posconvergentes tras una tensa jornada donde JxCat ligó la defensa del acta del president a la continuidad de la legislatura y no piensa participar en ninguna votación hasta aclararlo, mientras que su socio de Govern trataba de seguir adelante con el mandato alegando que una "desobedencia simbólica resulta estéril".

Torra exigió a Roger Torrent, presidente de la Mesa y representante de ERC, defender sus derechos como diputado y le demandó revertir su inhabilitación, advirtiendo de que si no lo hacía se "pondrán en riesgo las instituciones", durante una intervención en el pleno donde hizo valer la prerrogativa del president a intervenir cuando lo considerara. Previamente, el presidente del Parlament había constatado que el jefe del Govern se quedaba sin su escaño, pero que ello no conllevaba la pérdida de su condición de máximo dirigente del Ejecutivo catalán, por lo que Torra ejerció este derecho. Además, en un claro mensaje a ERC y a Torrent, recordó que en el pleno de la Cámara del pasado día 4 se le ratificó como president y diputado, y que la declaración del Govern y los grupos independentistas del día 10 fue en el mismo sentido, ambas previas a que el Supremo ratificara la decisión de la JEC. Torra se dirigió al hemiciclo y cuestionó sobre si tenían alguna validez esas decisiones, votadas en la Cámara o validadas por el Govern: "¿Tiene algún valor lo que votamos o lo que acaba siendo simbólico son las votaciones de este Parlament?".

Su alegato pivotó en torno a que la voluntad popular debe prevalecer "por encima de las irregularidades" y en torno a la advertencia a sus socios republicanos de que, sin respetar esa premisa, no hay camino posible al objetivo común, que es la independencia. "Mi pregunta es que, si permitimos que un órgano administrativo sin competencias y politizado quite y ponga diputados a su conveniencia, que lo haga en base a una ley pensada para terroristas y corruptos, permítanme que lo mínimo que el president haga sea defender su honor y sus derechos", insistió Torra.

A su vez, reiteró que, según él, sigue siendo president de la Generalitat y diputado del Parlament y que solo la Cámara puede quitarle esa condición: "Ningún secretario general tiene las competencias para hacerlo", dijo en referencia al secretario general del Parlament, Xavier Muro, que por la mañana había dado cumplimiento a la orden de la JEC. "Se abre la puerta a desguazar las instituciones, a que la JEC destituya a diputados, alcaldes, consellers, a todos los que molesten. No podemos permitirlo cuando la cuestión de fondo es la defensa de la libertad de expresión", clamó Torra.

jxcat no votó las cuentas Al terminar su intervención ocupó su escaño y provocó el aplauso tanto de los diputados como de los consellers de JxCat. Sin embargo, los de ERC no lo hicieron, ni siquiera el vicepresident Pere Aragonès, excepto Antoni Castellà. El pleno entró en una sucesión de suspensiones, en especial cuando la líder de C's en Catalunya, Lorena Roldán, tachó a Torra de "delincuente", después de que Torrent le advirtiera de que no se podían "proferir calumnias". JxCat decidió que ningún diputado de su grupo votaría si no se le permitía hacerlo a Torra, pidiendo la suspensión del pleno para "retomar la unidad del independentismo". En este escenario, el choque entre JxCat y ERC evitó que se aprobaran los Presupuestos del Parlament, ya que los diputados posconvergentes abandonaron el hemiciclo y los republicanos se abstuvieron. No era baladí. JxCat evitó pronunciarse sobre unas Cuentas que habían sido diseñadas por ellos. ERC le ofreció que Torra vote en los plenos sin contabilizarlo hasta que haya sentencia firme.

Después de que la Mesa del Parlament asumiera retirar el acta a Torra, JxCat descargó la culpa en ERC, con los republicanos intentando esquivar la polémica poniendo las luces largas. Eso sí, con serias advertencias al president y a los posconvergentes. "Estamos ante una decisión crucial: acabar con la legislatura con una nueva desobediencia simbólica o plantar cara al Estado blindando nuestro parlamento; o colapso de las instituciones o lucha por los derechos de Torra y del Parlament", había aseverado Sergi Sabrià, jefe del grupo parlamentario de Esquerra, antes de avisar a Torra de que "si hoy se apuesta una vez más por la desobediencia estéril" el independentismo dará "todo el poder al Estado". Reacio a la convocatoria electoral, el republicano se dirigió directamente al president: "Somos aliados, no rivales". Desde la oposición, C's, el PSC, el PPC y también los comunes solicitaron al president que acatara la decisión de la JEC, aseverando que no había margen, aunque estos últimos indicaron la "injusticia". Finalmente, el Parlament aplazó el pleno al 5, 6 y 7 de febrero. Para entonces, la legislatura estaba ya casi sepultada.