bilbao - Tras una jornada maratoniana de doce horas, al PNV le tocó ayer cerrar la primera sesión del debate de investidura. El jeltzale Aitor Esteban subió al estrado con buenas sensaciones una vez escuchado el discurso del candidato Pedro Sánchez, que se mantuvo fiel a lo pactado con el PNV a cambio de sus seis votos a favor: reconoció que en el Estado existe un problema político de identidad nacional (los jeltzales valoraron que "por primera vez un candidato a la presidencia del Gobierno español lo reconoce"); repitió el esquema de Sabin Etxea basado en el diálogo, la negociación y el acuerdo y, además, introdujo entre sus prioridades las transferencias y el nuevo estatus de autogobierno. En líneas generales, la réplica de Esteban se basó en arrimar el hombro y pedir "trabajo en equipo" de todos los partidos que van a permitir la investidura, pero puso sobre la mesa las cautelas del PNV para que Sánchez no se relaje.

Por un lado, le pidió "arrojo" y "valentía" sobre el modelo de Estado ante las presiones que recibirá desde la derecha española y, por otro, puso sobre la mesa su acuerdo para recordarle que las medidas fiscales y sociales se deben consultar previamente al PNV, que se reservará el derecho a apoyarlas o no. Es una reserva competencial por las atribuciones vascas en materia de fiscalidad y, también, una reserva por las discrepancias ideológicas que pueden tener los jeltzales con Podemos, y las invasiones de competencias que se puedan producir. "No puede haber un trágala legislativo para no provocar una crisis de gobernabilidad", aclaró el portavoz en el Congreso.

El PNV se va a comprometer con la gobernabilidad y no solo con la investidura, pero quiere negociar ley a ley. Los votos del PNV van a ser decisivos, y Sánchez lo sabe. El socialista recurrió al tono más conciliador de la jornada (más cercano, incluso, que con su futuro ministro Pablo Iglesias), y dio a entender que mantiene una relación de confianza con los jeltzales, con quienes su partido gobierna en coalición en numerosas instituciones vascas. Después de que Esteban interviniera, se deshizo en elogios: "Reconozco la dificultad de recoger el testigo de un magnífico parlamentario como Aitor Esteban. Reconforta que el parlamentarismo encuentre en usted templanza, asertividad y originalidad en los planteamientos".

Esteban, en cualquier caso, dedicó buena parte de su discurso a criticar a la derecha española y a todos aquellos que intentan que descarrile una investidura apoyada por nacionalistas vascos y catalanes, Aseguró que "no es una solución realista pretender resolver los problemas amordazando a los ciudadanos". "En la ciudadanía existen diferentes sentimientos de pertenencia. La letra con sangre no entra. Ya lo intentó Franco. Solo conduce a la inestabilidad social y económica", avisó. Apostó por colocar "el valor de los principios democráticos por encima de los deseos personales".

A partir de ahí, aclaró que el gobierno "dependerá de la audacia que demuestre", y añadió que Sánchez puede contar con el PNV para afrontar los retos. "Seremos propositivos e imaginativos", ofreció. A cambio, le pidió "tener arrojo para avanzar por puertas que todavía no se han explorado". Le previno para que no ceda a las presiones. Esteban tuvo dardos para el PP, que no deja de insistir en que el PNV no tiene que negociar la competencia de Tráfico para Nafarroa. A Casado le reprochó su lenguaje "guerracivilista".

dificultad Otra posibilidad que preocupa al PNV es que la acción de gobierno pueda invadir competencias vascas al plantear medidas uniformes para todo el Estado. El PNV tiene puesta la lupa en algunas reformas sobre la Formación Profesional, o una renta de garantía de ingresos unida a la Seguridad Social. Se lo recordó a Sánchez. Pero la predisposición del PNV es dar estabilidad. Esteban demandó a todos ser un equipo. "O aprendemos a pelear como equipo, o perderemos como individuos. Pongamos sensatez para buscar un punto de encuentro", animó. Y dijo que la legislatura será difícil: "Abróchense los cinturones. Va a ser una noche movidita".