bilbao - Pedro Sánchez ha comenzado a teclear los números de teléfono de los mandatarios autonómicos dentro de su ronda de contactos con vistas a su investidura como presidente español. El primero en recibir la llamada fue el lehendakari Urkullu, ayer a las 9.00 horas, porque el socialista siguió el orden protocolario de antigüedad en la aprobación de los estatutos de autonomía. La conversación duró unos quince minutos, y el lehendakari le planteó tres inquietudes sobre el autogobierno presente y futuro: un compromiso inmediato con el calendario de transferencias que ha quedado colgado por la parálisis institucional en el Estado desde el mes de abril; la necesidad de abrir a futuro una negociación seria y con voluntad sobre la ampliación del autogobierno, poniendo en valor el articulado del nuevo estatus que han alumbrado los juristas del PNV, PSE y Elkarrekin Podemos con un acuerdo del 80% sobre su contenido; y la apuesta por una mesa política que aborde la crisis territorial en el Estado de manera profunda y sin tacticismos.

Sánchez, que le trasladó su apuesta por el diálogo, sí se comprometió en firme con el calendario de transfererencias, que apostó por completar. Reconoció que no se ha cumplido y que debe abordarlo. En el nuevo estatus, la discrepancia sobre el derecho a decidir sigue en pie, porque Sánchez remitió a Urkullu a la posición del PSE. En el asunto de la mesa política a nivel estatal para tratar la crisis territorial, Sánchez está planteando una legislatura de diálogo con las comunidades autónomas, pero lo lleva todo al terreno de la conferencia de presidentes en el Senado. Quiere celebrarla todos los años y rebajar en ella las tensiones territoriales, pero el lehendakari estaba pensando en otras fórmulas que busquen abordar de manera expresa y exclusiva el autogobierno y el modelo de Estado, y no que traten todo tipo de asuntos económicos o fiscales que se ponen sobre la mesa en la conferencia de presidentes.

“En esa conferencia queda todo mezclado”, aclaró ayer el lehendakari en la rueda de prensa para valorar la sentencia del caso De Miguel. El lehendakari cree que habría que habilitar otro foro. No es un asunto que tenga visos de plasmarse a corto plazo. Urkullu no acudió a las conferencias de presidentes durante el mandato de Rajoy por los asuntos que se trataron y porque, en el caso de la fiscalidad, Euskadi tiene su propio carril bilateral con el Estado con el Concierto Económico. En ese sentido, el lehendakari le pidió que se respete la singularidad vasca. Sánchez la reconoce y se compromete a abordarla.

En cuanto a la singularidad vasca, Urkullu puso otra vez sobre la mesa los derechos históricos, que además dan un enganche a Euskadi para proponer un nuevo modelo de relación de igual a igual y sin invasiones de competencias. Estos derechos están reconocidos en la Constitución española y el Estatuto. Urkullu también le trasladó el valor del estatus que han acordado los juristas de PNV, PSE y Elkarrekin Podemos, que comparten en un 80% aunque tengan discrepancias importantes sobre asuntos como el derecho a decidir, sobre todo por parte de los socialistas. “Hemos hablado de la Ponencia de Autogobierno y de una propuesta con un 80% de consenso que merece ser trabajada. Pero no me corresponde pronunciarme más. Tengo que seguir insistiendo en la singularidad del autogobierno vasco”, dijo. En este ámbito, Sánchez se remite a la posición del PSE, que rechaza el derecho a decidir y plantea una reforma constitucional. El asunto no fue a más porque el texto de los juristas se encuentra en una fase preliminar y debe ser debatido otra vez en el Parlamento Vasco antes de ir al Congreso de los Diputados, pero este llamamiento a Sánchez puede ayudar a mover la posición de los socialistas en Euskadi. Urkullu apostó ayer por la singularidad vasca y por un autogobierno “avanzado y desarrollado”.

El PNV es necesario para la investidura de Sánchez y la gobernabilidad y, como ya informó este periódico, los jeltzales quieren obtener un compromiso del socialista con que se abordará un debate en profundidad y serio sobre el nuevo estatus, sin enviar las propuestas jeltzales al cajón a la primera de cambio. De esa forma hay que entender la alusión de Urkullu a que el estatus “merece ser trabajado”.

traspasos El reto más inmediato que le planteó Urkullu fue el cumplimiento del calendario de transferencias. En ese caso, el diálogo se va a retomar y se va a seguir cumpliendo el Estatuto de Gernika con carácter más o menos inmediato, una vez que Sánchez sea investido. El PNV había insistido todo este tiempo en que el socialista podía abordar esta tarea incluso estando en funciones y a la espera de ser investido, porque cumplir el Estatuto es cumplir una ley ya vigente. Pero Sánchez no ha dado ninguna señal de querer abordarlo antes de la investidura en todo este tiempo. La relevancia de la confirmación de ayer puede radicar en que, pese a la parálisis en la negociación desde las elecciones generales de abril, el socialista confirma que el compromiso sigue en pie. El PNV lo daba por descontado porque lo contrario hubiera supuesto incumplir lo pactado, pero la conversación de ayer añade certidumbre, sobre todo porque se produjo al máximo nivel. El calendario recoge una treintena de competencias. La última de ellas se pactó en abril. Fue la AP-68, una transferencia que, sumada al traspaso de la AP-1 que se había producido el año anterior, sirvió para que el 100% del mapa de carreteras fuera vasco.

En el tintero se quedaron el seguro escolar, los productos farmacéuticos y las ayudas a la jubilación de los trabajadores en las empresas en ERE. Estas competencias estaban apalabradas, aunque las elecciones supusieron un frenazo. No es descartable que las negociaciones se retomen por aquí, donde las dejaron antes de las elecciones de abril. En el traspaso de la AP-68, además, dieron un paso relevante: acordaron que el método para estimar el valor de esas competencias fuera el Cupo. En ese calendario están las prisiones, pero no aparece de momento la gestión del régimen económico de la Seguridad Social. Urkullu le pidió ayer que retome el calendario de competencias que aprobó el Consejo de Ministros el 22 de enero, y Sánchez apostó por abordarlo.

gobernabilidad El lehendakari no quiso hacer sangre con que esta ronda de llamadas sea en realidad un pretexto de Sánchez para disimular que ha levantado el veto sobre el president Torra, y para evitar con esta ronda global que la derecha española le recrimine este giro. Urkullu solo deseó que la ronda de contactos sirva para recomponer el diálogo. En relación a la investidura, pidió un acuerdo que permita la gobernabilidad, más allá de superar el trance de la votación de proclamación de un presidente. “Es importante la investidura en sí misma, pero también al calor de un programa y de la estabilidad”, dijo.