Bilbao - Después de unos días de calma, los momentos de tensión volvieron ayer a Catalunya en una convocatoria de los CDR, que se produjo al término de la manifestación pacífica de la ANC y Òmnium. Lo que comenzó como una acción simbólica de lanzamiento de pelotas de plástico a la Policía española derivó en momentos de mucha tensión y crispación, con cargas de los Mossos d’Esquadra para dispersar a los convocados porque la situación estaba pasando a mayores por parte de algunos grupos concretos y se estaban lanzando ya botellas, piedras y huevos en una lluvia de proyectiles. Hubo varios detenidos y barricadas ardiendo y un mosso fue evacuado hasta el hospital en estado grave, con fractura de rodilla.

Unas 10.000 personas, según la Guardia Urbana, se llegaron a concentrar por la noche ante la Jefatura Superior de Policía española en la Via Laietana de Barcelona, pero buena parte de este grupo, si no la mayoría, fue abandonando paulatinamente ese punto. La protesta comenzó siendo simbólica, con el lanzamiento de pelotas de plástico. Pero se vio acompañada por el lanzamiento por parte de algunos concentrados, en su mayoría jóvenes, de huevos y latas y otros objetos contundentes contra los furgones de los agentes, que también recibieron algunas pintadas. Varios de los manifestantes estaban encapuchados. Los CDR habían convocado esa protesta para devolver a la Policía las pelotas que les habían lanzado. Ya entrada la noche comenzaron el derribo de vallas y el lanzamiento de bengalas, y los Mossos respondieron golpeando a los manifestantes con sus porras y moviendo los furgones.

Se trata de una de las acciones que pidió CDR Catalunya, convocante de la manifestación Os devolveremos vuestras pelotas, en una acción simbólica para devolver las pelotas de goma lanzadas en acciones policiales durante los disturbios contra la sentencia del proceso independentista. En la protesta se lanzaron consignas a favor de que la Policía abandone Catalunya.

Estos momentos de tensión preocupan al movimiento soberanista, porque empañan su carácter cívico. El president Torra ya pidió estos días que los incidentes cesen de inmediato. El presidente español en funciones, Pedro Sánchez, no obstante, volvió a insistir ayer en que debe producirse una condena rotunda. Ayer dijo que el problema en Catalunya no es la independencia, sino la convivencia entre los catalanes. Durante un acto celebrado en el Auditorio Alfredo Kraus de Las Palmas de Gran Canaria, agregó que “el problema del independentismo es que se creen que Cataluña es suya, lo mismo que la ultraderecha, que se cree que España es suya”. “Por eso, el 10-N nos tenemos que unir los moderados para avanzar en concordia y dejar la confrontación y la división del país”, apuntó. Para Sánchez, el problema es la convivencia, y bromea con que ahora Torra le llama todos los días, pero antes de hacer llamadas “interurbanas” quiere que haga una llamada “urbana” y hable con los que no son independentistas y “condene de manera rotunda la violencia”. - DEIA