Bilbao - El proyecto de Ley de Presupuestos del Gobierno vasco para 2020, el último de la presente legislatura, echó ayer a andar con su aprobación en Consejo de Gobierno. Tan solo tres días después, el próximo viernes, con la llegada del texto al Parlamento Vasco, el Ejecutivo de coalición PNV-PSE comenzará las conversaciones con los grupos de la oposición, EH Bildu, Elkarrekin Podemos y PP, para tratar de llegar a un acuerdo que evite una prórroga presupuestaria por segundo año consecutivo. Las cuentas tienen un fuerte peso social, como demuestra el hecho de que el 77,5% de su cuantía se dedicará a políticas sociales, casi 8 de cada 10 euros que serán invertidos en salud, educación, empleo y políticas sociales. Respecto al recorrido que tendrá el proyecto, durante su presentación ayer se puso de manifiesto que el entendimiento se antoja más factible con Elkarrekin Podemos que con el PP, enrocada como se encuentra esta formación con su propuesta de reforma fiscal, lo que aleja a los de Alfonso Alonso del perfil social que caracteriza a estos presupuestos. En cuanto a EH Bildu, pese a las arduas conversaciones mantenidas en su día para sacar adelante las cuentas de este año, finalmente no llegaron a buen puerto, lo que provocó una honda frustración y la prórroga de las de 2018.

Pese a ello, el consejero de Hacienda y Economía, Pedro Azpiazu, fue ayer taxativo al asegurar que “vamos a hablar con todos”. En una rueda de prensa en Gasteiz tras el Consejo de Ministros, explicó que aún no se ha establecido un calendario de conversaciones pero que se buscará el acuerdo “con quien sea posible”. Es necesario el apoyo de al menos un grupo para que el proyecto salga adelante, por lo que el Ejecutivo dará los pasos necesarios para “buscar los acuerdos suficientes” y que las Cuentas sean aprobadas.

Todo ello pese a la dificultad añadida que supone el inminente arranque de la campaña electoral de las generales del 10-N, que el consejero vasco admitió. Azpiazu afirmó que en estos momentos no contempla la posibilidad de tener que recurrir a una nueva prorroga presupuestaria, al tiempo que advirtió de que esto no supondría un “drama”.

El nuevo proyecto de presupuestos asciende a 11.744 millones de euros, una cifra que en términos globales es diez millones inferior a la del borrador presupuestario presentado para este año. Esa diferencia obedece a la reducción del dinero que el Ejecutivo vasco deberá destinar en 2020 a la amortización de deuda, una suma que ascenderá a 714,7 millones de euros, 348 millones menos que este año. Pese a esta reducción del 0,1%, el presupuesto disponible para gasto en políticas públicas -el gasto real, aislando los activos financieros- es 301 millones de euros mayor, lo que supone un 2,9% más que el proyecto que decayó por falta de apoyos.

Menor consumo e inversión Pedro Azpiazu reconoció que en 2020 tanto el consumo privado como la inversión perderán algo de intensidad y que la industria irá superando las dificultades actuales pero sin recuperar el intenso ritmo de los años anteriores. La construcción, por contra, mostrará un fuerte dinamismo. Destacó que se prevé que la deuda pública en 2020 tenga valores cercados al 12% y en cuanto a la amortización en el proyecto se pasa a los 714,7 millones de euros.

El proyecto recoge un incremento salarial para los trabajadores y cargos públicos del Gobierno vasco y sus entidades del 2%, mismo porcentaje que subirán las cuantías de la Renta de Garantía de Ingresos (RGI), aunque la partida global destinada a esta ayuda social y a la Prestación Complementaria de Vivienda se reduce en 20,5 millones debido a que hay menos demandantes. Salud vuelve a ser el Departamento con el mayor presupuesto, 3.941,5 millones, un 3,7% más que en el fallido proyecto de 2019.

El consejero de Hacienda y Economía desveló además que Lakua ha decidido presupuestar el próximo año 175 millones de euros, 75 millones más de los previstos para el fondo Finkatuz -destinado a invertir en empresas vascas y potenciar su arraigo- a través del Instituto Vasco de Finanzas.