BILBAO. Más que la resolución sobre si habrá elecciones el 10-N, estos días está en juego la batalla del relato con PSOE y Unidas Podemos repartiéndose las culpas de su desencuentro. Pablo Iglesias está convencido de que le está ganando la partida a Pedro Sánchez en este terreno hasta el punto de sostener que dentro de la familia socialista hay quienes en privado le reconocen esta simbólica victoria, por lo que se atreve a asegurar que en el PSOE “hay quien estaría dispuesto a explorar” la última oferta lanzada personalmente al líder socialista para un gobierno de coalición temporal y que el presidente en funciones tardó apenas unos minutos en desdeñar. Eso sí, el líder morado quiere gastar sus bazas y en la cita en la que trasladará al rey su abstención, también le emplazará a que se implique ejerciendo “una de sus tareas, la de arbitraje y mediación” para convencer a Sánchez de la necesidad de la coalición.

Iglesias desgranó ayer que su propuesta proporciona “estabilidad” y que nadie se ha movido tanto como él, “cediendo lo que nadie ha cedido”, con el convencimiento de que, en esta tesitura, Felipe VI debería “hacer entender a todos los candidatos, y en especial al que tiene más apoyos, que la coalición da estabilidad al sistema parlamentario y que el país no está para permitirse otras elecciones”. La abstención de Unidas Podemos será baldía en tanto que Sánchez no irá a otra investidura fallida “si no recibe previamente los apoyos suficientes”, recalcan en Ferraz. Desde el Gobierno español, la ministra portavoz Isabel Celaá, replicó que el rey tiene asignadas constitucionalmente unas funciones muy concretas, sin valorar las intenciones de Iglesias. “La mediación se sujeta a los principios constitucionales y ahí no podemos desplegar nada más”, zanjó.

Iglesias lamentó la postura socialista de no aceptar su gobierno de coalición temporal hasta aprobar los Presupuestos, tras lo cual Sánchez tendría la posibilidad de deshacer esa entente sin perder por ello el apoyo parlamentario de la formación morada. Se trata de una oferta que, según desveló en una entrevista en La Sexta, Sánchez “no debería haber despachado en dos minutos” por lo que Iglesias aún espera que “la reflexione”. “Debería llamarme a Moncloa y dar opciones”, como entiende que él ha hecho. Simplemente, “me dijo que no lo ve”, y “yo le respondí que las cosas hay que considerarlas con más calma”, ya que, para Iglesias, “es muy ventajosa para el PSOE” hasta el punto de haber recibido “muchos mensajes de compañeros diciendo que nos estamos bajando los pantalones”.

En este contexto, cree que la de los socialistas es la “estrategia personal de Sánchez”, situado “en los parámetros políticos del PSOE de la gestora, un error que va en contra de lo que desea el militante, que votó en contra del aparato de su partido”. “Los ciudadanos suelen castigar a los políticos cuando sospechan que quiere llevarlos a las urnas por las encuestas”, argumentó el líder de Podemos, que apela a una coalición a la italiana. Respecto a si esta unión imposible es fruto de la falta de química entre el presidente en funciones y él, Iglesias matizó que “la relación siempre ha sido cordial”, si bien “es verdad que Pedro Sánchez es frío”. “Lo que se ve hacia fuera es lo que se ve hacia dentro, pero la química personal no debe ser lo que determine” las negociaciones.

Posición socialista

Desde el PSOE el prisma es diferente. “Los ciudadanos entienden mejor de lo que pensamos que hay una inflexibilidad por parte de Unidas Podemos”, se despachó Celaá, tachando la oferta de los morados de “absurda y vacía de contenido”. Los socialistas se refugian en el discurso referente a que la falta de confianza mutua imposibilita compartir el poder y emplazan al podemita a “reflexionar” y evitar que se eleve aún más esa desconfianza volviendo a “votar con la derecha”. “No se puede configurar un gobierno bajo la desconfianza o la vigilancia de una parte sobre la otra”, sostuvo la dirigente socialista tras el Consejo de Ministros, de igual forma que “el Gobierno no puede estar sujeto a periodo de prueba alguno”, ya que se requiere un Ejecutivo “sólido, no sobre arena”.

Celaá recalcó que “hay inflexibilidad en Unidas Podemos respecto a un Gobierno que va a hacer cosas muy buenas para los ciudadanos”, máxime teniendo en cuenta “la fuerza política” que aglutina el PSOE tras las elecciones del 28-A. Por eso, ve necesario “labrar un escenario de confianza”, bajo la seguridad de que los ciudadanos avalan la actitud de Sánchez. “La ciudadanía entiende y entenderá por qué no conviene a España un gobierno endeble, inconexo y que no da estabilidad ”, plasmó la ministra.