bilbao - A día 27 de agosto, se puede dar por inhábil -políticamente hablando- un mes en el que no ha habido ni un solo avance en el proceso de reelección de Pedro Sánchez. Es más, el presidente del Gobierno continúa guardando silencio, limitando sus apariciones públicas y sin haber dejado entrever en ninguna ocasión cuáles son sus intenciones en este momento. Ayer volvió a evidenciarlo al negarse a pronunciarse al respecto en un encuentro con asociaciones de Memoria Histórica. Ese hermetismo del líder socialista y su cúpula ha provocado que ni siquiera a día de hoy se pueda aventurar si habrá o no una segunda investidura en septiembre. Mientras tanto, los plazos corren y no hay visos de que los partidos acerquen posturas para intentar poner fin al bloqueo casi endémico que vive la política estatal. Así, cada día que pasa cobra más fuerza la hipótesis de los segundos comicios generales en noviembre, con la que ya trabajan las formaciones, haciendo gala de discursos y argumentarios en clave electoral.

Ante el silencio de Sánchez y las evasivas de los ministros y dirigentes del PSOE, quien más se ha hecho oír en las últimas semanas ha sido Unidas Podemos, que ha insistido a los socialistas en retomar la negociación cuanto antes, lanzando incluso un documento de partida en el que rebajaban sus pretensiones a tres ministerios y una vicepresidencia en un futuro Ejecutivo de coalición. El rechazo socialista fue inmediato, siguiendo en su línea discursiva desde que se frustró el primer intento de investidura en julio. Con un presidente que solo ha comparecido en encuentros con organizaciones de corte social, ha sido la vicepresidenta Carmen Calvo quien se ha encargado de rechazar uno tras otro los intentos de la formación de Pablo Iglesias de volver al diálogo para evitar la repetición de elecciones generales.

En Ferraz no contemplan ya en ningún caso volver a ofrecer a los morados su entrada en un Gobierno de coalición, debido a la desconfianza con los dirigentes de Unidas Podemos y a que la relación saltó por los aires tras la negociación exprés de julio en la que fracasaron en alcanzar un acuerdo. El PSOE justifica su postura refiriéndose a posturas incompatibles entre ambas formaciones en asuntos de importancia como el catalán. Mientras tanto, en Podemos critican que los socialistas están ya con el pie puesto en las nuevas elecciones y no tienen intención alguna de volver a sentarse en una mesa y alejar la llamada a las urnas.

Los hechos dan en buena medida la razón al partido morado, ya que la ronda de contactos para este mes anunciada por Pedro Sánchez ha quedado en agua de borrajas. Entre esos encuentros estaba el que iba a producirse con el PNV en Bilbao la semana pasada, y que se ha ido demorando hasta el punto de que no se sabe ni si llegará a producirse. Según informan desde Sabin Etxea, a día de hoy no han recibido ninguna llamada para concretar una reunión.

delgado rebaja el tono La única novedad en el discurso del Gobierno español es el tono más conciliador que empleó ayer la titular de Justicia, Dolores Delgado, para referirse a Unidas Podemos, a quienes todavía considera socios preferentes. Aunque sí dio por decaída la opción de conformar un Ejecutivo de coalición, Delgado expresó que “está claro” que el PSOE y Podemos deben ser “socios prioritarios” e incluso anticipó una negociación “a principios de septiembre” para sacar adelante otra investidura. Asimismo, la ministra se abre a otras opciones que no pasen por un Gobierno bicolor: “La disyuntiva no es Gobierno de coalición o elecciones, hay otras opciones que tienen que estar en torno a las políticas”.

En la formación morada, por su parte, esperan a que los socialistas den el próximo paso para volver a sentarse a la mesa. Así lo expresó ayer la portavoz Noelia Vera, que cree que Unidas Podemos ya ha mostrado una “actitud positiva” al respecto, por lo que la pelota está en el tejado del PSOE. Asimismo, Vera no entiende las “excusas” del Gobierno, ya que cree que quedaron dirimidas cuando Pablo Iglesias dio un paso atrás.