madrid - Ni un papel. La autoría del último atentado mortal de ETA, el que hoy hace una década acabó con la vida de los guardias civiles Carlos Sáenz de Tejada y Diego Salvá, de 28 y 27 años respectivamente, en Mallorca, sigue sin resolverse después de que todas las pistas acabaran en saco roto. El 30 de julio de 2009 una bomba-lapa colocada en los bajos de un coche patrulla de la Guardia Civil hizo explosión en el cuartel de Palmanova con los dos agentes dentro y a unos cientos de metros de las playas donde esos días veraneaban 30.000 personas. En un vehículo próximo había un segundo artefacto que fue detectado gracias a un perro policía y detonado de forma controlada.

La Delegación del Gobierno en Baleares puso en marcha la operación Jaula para controlar las salidas de Mallorca por aire o por mar. Parecía que, al tratarse de una isla, sería más fácil localizar a los autores, pero no fue así. “Es alucinante, no hay nada. Y la Guardia Civil está desesperada con ese tema. Te preguntas: ¿cómo es posible no se haya podido sacar nada de información, ningún vuelo, ningún barco? Posiblemente, podían ser legales, gente que no estuviera fichada y que vivía en el País Vasco tan tranquila”. Son las palabras de Daniel Portero, presidente la asociación Dignidad y Justicia, personada como acusación en el juzgado que aún lleva el caso, el central de instrucción 4 de la Audiencia Nacional, que mantiene el caso abierto y el último paso que dio es cursar una comisión rogatoria a Francia pidiendo información. Pero a día de hoy no se sabe quiénes eran, cómo consiguieron y trasladaron el material explosivo ni dónde se alojaron. Se cree que se quedaron en la isla un tiempo y colocaron la segunda tanda de bombas, en este caso de poca potencia, en los baños de un bar, un restaurante y unos subterráneos de la plaza Mayor.

“Se sabe que alguien les ayudó, sospecharon de grupos radicales independentistas de la isla, pero no se llegó a concluir nada”, resume Portero. Llega a esta conclusión porque el juez tiene sobre la mesa, dentro de la misma causa, una desgajada de otro juzgado por delito de lesa humanidad contra Mikel Carrera Sarobe, Ata, que dirigía la banda cuando pasó el atentado. Ata está procesado por este delito pero la causa está parada pendiente de que Fiscalía presente escrito de acusación contra él.

Estos asesinatos fueron los últimos de la banda en el Estado hasta que en marzo de 2010 ETA cometió su último atentado mortal. Fue en Francia, donde mató al gendarme Jean-Serge Nérin. - Efe