BILBAO. El PDeCAT se dispone a abordar otra vez el espinoso debate de la confluencia dentro del espacio de JxCat, una discusión donde afloran siempre las críticas de quienes temen que el proyecto tradicional del soberanismo moderado e institucional quede diluido en las directrices del entorno de Carles Puigdemont y Quim Torra. El consell nacional del PDeCAT aprobó ayer la propuesta de la dirección de abrir un periodo de debate interno hasta el 20 de septiembre, en sus agrupaciones sectoriales y territoriales, para recoger propuestas de los asociados sobre la ordenación del espacio de JxCat. Este plazo lanza un mensaje al entorno de Puigdemont: el PDeCAT fija sus propios ritmos y toma sus decisiones de manera autónoma. El presidente del Partit Demòcrata, David Bonvehí, destacó en su discurso abierto a los medios que los últimos resultados electorales de JxCat “no son del todo satisfactorios” y que es necesaria una “reflexión profunda sobre la evolución” del espacio postconvergente.

Todo ello en pleno proceso de ordenación de este espacio político en el que confluyen el PDeCAT (el partido heredero de CDC), JxCat (la marca electoral creada por Carles Puigdemont presente ya en todas las instituciones tras los comicios de la pasada primavera), y la Crida Nacional per la República (la asociación creada por el mismo expresident catalán junto con el preso Jordi Sànchez).

En este contexto, el consell nacional del PDeCAT ha avalado la propuesta de Bonvehí de abrir hasta el 20 de septiembre un proceso participativo con debates internos en las diferentes agrupaciones del partido para que la dirección pueda conocer la opinión de las bases, antes de adoptar una posición clara sobre la reordenación del espacio de JxCat.

Bonvehí consideró que “la dirección no debe proponer nada de cara a futuro sin antes escuchar a los asociados” y, frente a presiones externas del entorno más próximo Carles Puigdemont proclive a disolver al Partit Demòcrata, ha querido remarcar que el PDeCAT tiene su autonomía. “Creo que somos lo suficientemente mayores todos para tomar decisiones como proyecto político y tenemos que hacerlo de forma pausada”, dijo. Pidió que en estos debates internos haya “apertura de miras y responsabilidad a la hora de proponer soluciones viables para hacer más grande este proyecto”.

La posición que las bases y la dirección acaben consensuando de aquí al 20 de septiembre será importante sobre el devenir de JxCat, si bien este espacio es más amplio que el PDeCAT y algunos de los dirigentes más influyentes y próximos a Puigdemont, como Laura Borràs o Elsa Artadi, no son ni siquiera militantes de esta formación. Al consell nacional de ayer tampoco acudió la vicepresidenta del PDeCAT y diputada en el Congreso, Míriam Nogueras, alejada de la línea política de David Bonvehí y del sector moderado del Partit Demòcrata. El proceso sentará “las bases para unas posibles elecciones”, que podrían llegar tras la sentencia del Tribunal Supremo contra los líderes independentistas, pese a que el president Torra ha descartado las elecciones.

Las siglas de JxCat las impulsó Puigdemont en las elecciones autonómicas de 2017, pero en realidad son propiedad del PDeCAT. Desde entonces, se han producido intensos debates sobre el papel del PDeCAT. Líderes de la antigua Convergència como Marta Pascal han quedado apartados del partido. En paralelo, el expresident Artur Mas está teniendo cada vez mayor proyección pública para mostrarse muy crítico con las tesis más inflexibles de Puigdemont y Torra, y se especula con su salto a la arena.