Nafarroa, a diferencia de la CAV, es una de las comunidades autónomas que afrontan elecciones el día 26, donde Barkos aspira a que los votantes revaliden el cambio

iruñea - Las elecciones generales han trastocado el final de la legislatura del cambio. Los primeros meses del año, que debían haber sido de análisis y balance de los cuatro años de gobierno, han tenido el punto de mira en Madrid. El debate estatal se ha impuesto al de Nafarroa, eclipsado en un escenario en el que el miedo a Vox ha movilizado a los votanes en torno al PSOE. “Han sido hábiles”, admite Uxue Barkos, que celebra la victoria de Pedro Sánchez porque ha servido para frenar a la ultraderecha, pero advierte de que el nuevo Congreso sigue sin resolver “la falta de estabilidad” que ha marcado la política española los últimos años. No obstante, cree que las elecciones autonómicas y municipales del próximo día 26 poco tendrán que ver con las del pasado 28 de abril. Desconfía del PSN y apuesta por repetir la experiencia del cuatripartito con Bildu, I-E y Podemos.

¿Qué lectura hace de las elecciones generales del pasado domingo?

-Ha sido una resultado previsible. El PSOE ha sido hábil para dividir a la derecha aprovechando la irrupción de Vox, y los ciudadanos han respondido con un posicionamiento contundente frente a la ultraderecha.

¿Confía en que la derrota electoral sirva para que las derechas rebajen el tono bronco del debate?

-No sé. Muchas de las cosas que le han dicho a Sánchez las hemos escuchado aquí, tan graves o peores. Es la prueba de una derecha que ha perdido el centro, y no sé si lo recuperarán.

Sánchez inicia mañana una ronda de contactos con los principales partidos, incluidos PP y Ciudadanos. ¿Qué le parece?

-Tengo la impresión de que quiere dilatar el proceso para ver si el miedo a las derechas fortalece ahora al PSOE en las autonómicas y municipales. Y sería un error. Desde que estoy aquí he conocido cuatro gobiernos de España distintos, y este será el quinto. Tres elecciones generales y una moción de censura. Ahora no podemos perder otros dos meses porque el PSOE no se quiere mojar.

¿Ve posible un acuerdo entre PSOE y Ciudadanos?

-No solo yo, también los propios votantes del PSOE, que la misma noche electoral le gritaban en su sede “con Rivera, no”. Ciudadanos es una fuerza ultraliberal, y es el partido que con más saña ha dicho que viene a atacar los fueros y los derechos históricos. Y yo a Pedro Sánchez todavía no le he escuchado decir que no pactará con Ciudadanos. La presión para ese pacto ya ha empezado, y será mayor a partir de junio. Esperemos no ver traicionadas las invocaciones al voto útil.

¿Cómo son las relaciones con el Gobierno de España?

-Buenas, pero también lo eran con el Gobierno de Rajoy. Lógicamente, la coincidencia es mayor con un gobierno de mayoría progresista. Pero con Rajoy, por ejemplo, acordamos la actualización del Convenio Económico. Confío en que con el nuevo Gobierno también sea posible en aquellos asuntos que tenemos pendientes.

Como la competencia de Tráfico.

-Por ejemplo. Navarra tiene todos los papeles hechos, y es el Gobierno central quien no ha cumplido su palabra, no conmigo, sino con toda la sociedad navarra. Sánchez tiene un compromiso con Navarra que debe cumplir. Porque la recuperación de la competencia de Tráfico es una demanda de toda la sociedad que, salvo los dos nefastos votos del PP, lo ha venido reclamando históricamente.

UPN afirma que no va a apoyar un repliegue de la Guardia Civil.

-Eso es algo que tiene más que ver con las contradicciones internas de su alianza con Ciudadanos que con la realidad. Porque la de Tráfico es una competencia que va ligada a la Policía Foral desde su nacimiento. De hecho, cuando en los años 90 la Policía Foral asume la seguridad del Palacio de Justicia, sale la Guardia Civil. Es lo que tiene asumir una nueva competencia y organizarse de otra manera.

¿Confía en un giro social del nuevo Gobierno?

-No lo sé. Ahí está por ejemplo la Ley de Residuos de Navarra que el Gobierno del PSOE quiere llevar al Constitucional por ser demasiado avanzada en la defensa del medio ambiente. Es algo que nos tiene preocupados, y que no es coherente con un gobierno que se dice progresista.

¿Qué lectura hace del resultado electoral de Geroa Bai?

-Ya sabíamos que no era la convocatoria electoral más propicia para Geroa Bai, con el debate polarizado en el ámbito estatal, pero lo asumíamos con orgullo, convicción y fiabilidad.

Han centrado la campaña en la defensa del autogobierno con el lema ‘Navarra no se toca’, que parece más propio de UPN.

-Sé que era un lema contundente, pero es que estamos en ese punto. No sé por qué aceptamos que la defensa de los derechos históricos, del foralismo como herramienta de autogobierno, es propiedad de UPN. Quizá es que históricamente no hemos sabido responderle a UPN en esa materia.

¿Y no es real?

-Para nada. Cuando en 2017 el Gobierno de Navarra decide no pagar al Estado lo que nos pedía de más, UPN cerró filas con Madrid y nos acusó de desleales. Luego fue el propio Ministerio quien nos dio la razón y reconocía que durante cinco años y en plena crisis habíamos estado pagando 80 millones de más. Eso no es una defensa de la foralidad.

¿Le ha sorprendido el pacto con C’s?

-Ha sido el colmo de la incoherencia. Me parece grave, porque de la mano de los votantes de UPN ha llevado al Senado y va a llevar al Parlamento foral a personas que han dicho bien claro que quieren romper la relación de bilateralidad con el Estado del Convenio Económico. Y que quieren que, en vez de negociar la aportación, sean entidades del Gobierno de España quienes decidan cuánto aporta Navarra.

Vistos los resultados, no parece que Geroa Bai haya convencido a mucha gente.

-Porque en esta campaña lo que primaba era el contexto estatal y la contención a la ultraderecha. Pero, si analizamos los resultados, no creo que la coalición les haya funcionado bien. Ha servido para salvar los muebles al señor Esparza, pero con un coste de credibilidad política muy alto.

¿Cree que el resultado tendrá efecto en las forales?

-Es posible, sí. Pero no creo que sea tanto como algunos creen. Los partidos tienden mucho a hablar en primera persona de los votos, y eso es un error. El voto es de la gente, que vota diferente según lo qué decida. Es lógico, es democrático y es muy sano.

¿Revalidarán su mayoría las fuerzas del cambio?

-Me gustaría pensar que sí. Lejos de lo que algunos esperaban, las cuatro fuerzas han dado muestra de una enorme madurez política. Han sido leales y, con sus diferencias, han sabido estar unidas y dar estabilidad a Navarra. Eso es clave para el interés general.

¿Apuesta entonces por repetir el cuatripartito?

-Sí, creo que hay mimbres para seguir trabajando. Nuestro objetivo es consolidar los pasos que hemos dado hacia otro futuro bien diferente a como se venía construyendo Navarra. Se ha trabajado bien, y confío en que la gente va a querer revalidar otros cuatro años de políticas progresistas, de avances sociales, de memoria y de orden en la economía.

¿Qué pasará si la mayoría parlamentaria depende del PSN?

-Desde el principio hemos invitado al PSN a sumar al cambio. Pero nunca ha querido. Estos cuatro años ha optado por ser irrelevante. Ha tenido la oportunidad para desligarse de los 40 años anteriores en los que perpetuamente ha colaborado con la derecha navarra, pero no lo ha hecho. Tal vez sea el momento de que lo haga, pero debe saber que no empezamos de cero.

¿Le preocupa que el PSN se convierta en el principal rival del cambio?

-El PSN siempre ha sido un rival para el cambio. No solo por el agostazo de 2007, que en 2011 revalidó pero ya sin aspavientos y entrando en el Gobierno. Y estos cuatro años, cuando sus votos ya no eran necesarios, ha sido incapaz de resarcirse de su historia al lado de UPN. Ahora vuelve a tener otra oportunidad para sumarse al cambio, pero sin excluir a nadie. No hemos aceptado nunca vetos, y no los vamos a aceptar ahora.

¿Ve ánimo de revancha en UPN?

-Desde luego, en sus propuestas cuesta ver algo en positivo. El único mensaje es que todo vuelva a ser como era antes. Lógicamente, me preocupa que pueda haber una marcha atrás, una vuelta al pasado con ánimo de revancha. Luego, que sean UPN o el PSN quienes den la marcha atrás ya me parece anecdótico.

¿Cómo afronta las forales?

-El objetivo es consolidar los pasos que hemos dado hacia otro futuro diferente a como se venía construyendo esta comunidad. Creo que el cuatripartito ha funcionado bien, y apuesto por repetir la misma fórmula.

¿Con qué se queda?

-Hemos reducido mucho la pobreza infantil en Navarra, así que solo por eso ha merecido la pena. Sigue habiendo pobreza y exclusión, pero se ha avanzado mucho. Hemos puesto en marcha un proyecto de futuro, que mira a Europa y que aspira a un crecimiento socialmente justo.

¿En qué se han equivocado?

-Hemos pecado de inexperiencia algunas veces.

El ruido identitario y las banderas han tapado muchas veces la gestión.

-Se ha insistido mucho, pero los datos están ahí. Crecemos más que la media del Estado, Navarra es la comunidad con menos paro, hemos reducido la deuda... Son noticias que algunos medios han tratado de silenciar de forma deliberada. Pero los datos están ahí, el complemento de las pensiones mínimas es una realidad, la reducción de las listas de espera...

¿Qué se juega Navarra el 26-M?

-Seguir por la senda de futuro o volver al pasado. Tan simple como eso. No hay más que ver lo que proponen los partidos de la oposición, cuyo único punto del programa es revertir todos los avances. O miramos al futuro, o volvemos a las políticas de adocenamiento institucional.

“Las generales no eran la convocatoria más propicia para Geroa Bai, con el debate polarizado en el ámbito estatal”

“El presidente en funciones tiene un compromiso con Navarra sobre la transferencia de tráfico que debe cumplir”

“UPN va a llevar al Parlamento foral a personas que han dicho que quieren romper la bilateralidad del Convenio Económico”

“El PSN vuelve a tener una oportunidad para sumarse al cambio, pero sin excluir a nadie. Nunca hemos aceptado los vetos”

“Puede que el resultado en las generales influya en las forales, pero no tanto como algunos creen porque la gente vota diferente”