BILBAO. El PSOE, el PP, Ciudadanos (C’s) y Unidas Podemos tienen asegurados con sus escaños dos puestos cada uno en la Mesa del Congreso de los Diputados, salvo que medien pactos de exclusión, con lo que la mayoría en el órgano de gobierno de la Cámara dependerá de qué partido se haga con la presidencia.

La Mesa del Congreso se elegirá el próximo 21 de mayo, durante la sesión constitutiva de la Cámara baja surgida de las elecciones generales del pasado domingo. Serán las primeras votaciones que se celebrarán en el hemiciclo en la XIII legislatura y servirán para medir la capacidad de los partidos para alcanzar pactos a tan solo cinco días de las elecciones europeas, municipales, forales en la CAV y autonómicas en todas las comunidades salvo Euskadi, Catalunya, Valencia, Andalucía y Galicia.

En concreto, se producirán tres votaciones en el Congreso, todas mediante la introducción en la urna de papeletas con el nombre de la persona a la que cada diputado apoye para ocupar los puestos que conforman la Mesa: primero se votará la presidencia, después las cuatro vicepresidencias y por último las cuatro Secretarías.

Cada diputado escribirá un solo nombre en la papeleta y resultará elegido para ocupar la presidencia quien obtenga la mayoría absoluta. Si nadie la lograse, se repetirá la votación entre los dos candidatos que hayan conseguido más apoyos y se quedará con el puesto quien coseche más votos. Tradicionalmente, el partido mayoritario ha presidido el Congreso, salvo en la denominada legislatura corta de 2016, cuando el socialista Patxi López, gracias a un acuerdo con Ciudadanos, se hizo con el puesto, aunque el PP tenía más escaños que el PSOE.

Si los socialistas quieren garantizarse la presidencia, tendrán que asegurarse apoyos externos, ya que sus 123 escaños son los mismos que suman el PP y Ciudadanos, que podrían aliarse para intentar colocar a su propio candidato. Si Vox apoyara esta maniobra de populares y naranjas, su aspirante podría sumar hasta 149 votos.

Al PSOE le bastaría pactar con Unidas Podemos (ambos suman 165 escaños) para neutralizar una candidatura alternativa del bloque de derechas. Para asegurarse que su candidatura gana en la primera votación, tendría que buscar más votos además de los morados, puesto que la suma de ambos se queda a 18 escaños de la mayoría absoluta. Podría encontrarlos en el PNV, Coalición Canaria, Compromís, el PRC cántabro.

Una vez despejada la presidencia se procederá a elegir de una tacada a los cuatro vicepresidentes y serán designados los cuatro más votados. Si cada grupo apoya a su propio candidato, el PSOE se haría con la vicepresidencia primera, el PP con la segunda, C’s con la tercera y Podemos con la cuarta. Y lo mismo sucedería en la votación de los secretarios, que también son cuatro y se eligen como los vicepresidentes. Pero aquí también puede haber pactos para intentar obtener los mejores puestos del escalafón o para excluir a rivales.

En el caso de que PP, Ciudadanos y Vox se aliaran en una de estas dos votaciones podrían repartir sus votos para entrar los tres y dejar fuera a Unidos Podemos y tener mayoría en la Mesa, aún sin presidirla. Lo mismo podrían hacer el PSOE, Podemos y ERC, que si se unen suman 170 escaños y podrían quitar un puesto a C’s para garantizar una plaza a la formación independentista en la Mesa del Congreso.