Gasteiz - ¿Existe en el Parlamento Vasco esa pinza contra el PNV que denuncia Andoni Ortuzar y que según él ha desembocado en la dimisión del consejero Darpón?

-El Parlamento no filtra los exámenes. Se ha gestionado mal desde el punto de vista político y la consecuencia triste de ello es que el consejero ha saltado por los aires, pero después de llevarse por delante al director de Recursos Humanos y a la directora general de Osakidetza. Para Ortuzar el infierno son los otros, pero aquí la realidad es que tienen que asumir que ha habido una mala gestión, aunque es verdad que se han asumido responsabilidades políticas. Deberían hacer algo de autocrítica, porque en el Gobierno hay problemas.

Con su posición contraria a crear una comisión de investigación y aceptando que se han asumido las responsabilidades políticas, ¿el PP da por zanjada la cuestión?

-No creo que haya que hacer leña del árbol caído, y en segundo lugar hay una investigación judicial en marcha y no vamos a hacer un juicio paralelo en el Parlamento. En tercer lugar, nosotros no vamos a permitir un linchamiento de los profesionales de Osakidetza. No nos parece adecuado que desde una comisión se quiera gestionar la sanidad pública en Euskadi, que es muy importante como para que la usemos aquí en una batalla electoral. Con tal de desgastar al Gobierno hay algunos a los que les va todo bien, pero a mí no.

Urkullu salvó los tres proyectos de ley para gestionar la prórroga presupuestaria. ¿Tiene margen para seguir gobernando? ¿Están dispuestos a darle apoyos puntuales?

-De unos meses a esta parte todo viene siendo algo desafortunado, cuando no abiertamente chapucero. Una crisis como la abierta en Osakidetza puede ocurrir, pero es difícil gestionarla tan mal. La dimisión del consejero es importante porque es la primera vez que ocurre en un gobierno vasco, y eso es realmente triste, para nosotros no es plato de gusto ni hay nada personal contra el consejero, pero es que han ocurrido más cosas. En el último año el Gobierno perdió la mayoría en la Cámara, y a partir de ahí es incapaz de sacar adelante sus iniciativas o incluso de presentarlas, y vemos algunas consejerías que están perdidas.

Pero el Ejecutivo consiguió margen para gestionar la prórroga.

-Los tres proyectos de ley fueron una chapuza, nosotros nos ofrecimos a negociar y no hubo manera, y se tuvo que recurrir a esa fórmula chapucera para aprobar lo que es normal aprobar cuando no hay presupuestos. A la consejería de Seguridad le aumentan los delitos, en materia de bienestar social no sabemos qué van a hacer con la modificación de la ley de la RGI, la consejera de Educación tiene unos resultados penosos en PISA, una huelga en la pública el año pasado y en la concertada este año. Así se van acumulando en distintas áreas del Gobierno la falta de iniciativa y los despistes.

¿Ante esa situación el PP estaría dispuesto a hablar con el gobierno para buscar la estabilidad que había antes?

-Los consejeros no saben si tienen que acordar con el PP, con Bildu o con los dos a la vez. En este momento el Gobierno está perdido, y más vale que Urkullu dé un puñetazo sobre la mesa y marque una posición política, la que él quiera llevar, pero no se puede estar en un lado y en el otro al mismo tiempo. Tampoco sé si las relaciones entre los socios son fluidas porque sus discursos son contradictorios. Todo ha llevado a una gestión mala y a la dimisión de un consejero. Yo no estoy deseando que todo vaya mal, no nos hemos metido en la aventura de una comisión de investigación para tirar por los suelos el nombre de Osakidetza, pero a partir de ahí es evidente que el PNV sabe las condiciones, tiene que romper con Bildu. Aquí hay un acuerdo soberanista firmado que es una amenaza para la estabilidad del País Vasco y mientras ese acuerdo siga firmado no podemos colaborar de manera estable.

Ese acuerdo que menciona y la ponencia de Memoria eran dos de los pilares del programa de Gobierno, ambos ahora en una especie de tiempo muerto. ¿Espera su reactivación tras las elecciones?

-El PNV tiene un acuerdo firmado que no sé si está dispuesto a cumplir, porque ya vemos lo que ha pasado en Catalunya. La sociedad vasca no desea seguir ese camino, es meterse en otro lío, y por tanto lo están gestionando de una manera opaca, a oscuras, cuando se trata del marco de convivencia de todos los vascos. Deberían explicar a la ciudadanía qué es lo que se quiere, porque van a ir a votar dentro de poco. En las políticas de memoria, fagocitadas por la izquierda aber-tzale, todo ha sido desastroso. El lehendakari hizo una propuesta y la tuvo que retirar. - T. Díez