se nos ha ido una persona de talla excepcional, que nos ha demostrado a lo largo de su ejemplar trayectoria una dimensión política y humana sin parangón en la historia reciente de Euzkadi.

En lo político nos ha demostrado a todos sus grandes cualidades en la tactación de los complejos problemas que afectan a la sociedad vasca, para a continuación plantear soluciones sencillas, que a otros se nos podían escapar y él con naturalidad y valentía las resolvía.

Su paso por el Congreso como diputado del EAJ-PNV en representación de Gipuzkoa mereció los elogios incluso de políticos de otras realidades ideológicas. Su oratoria clara y concisa llamó la atención en unos momentos tan difíciles como el Estatuto de Euzkadi o la propia Constitución española.

Pero además quisiera agradecerle la gran aportación que durante esos 22 años ha realizado al EAJ-PNV desde la presidencia de la Ejecutiva del EBB. Yo mismo fui testigo durante cuatro años de su capacidad para detectar y reconocer en los momentos críticos de la política cuál era el camino a seguir. Su sensibilidad para apoyar las opiniones, en algunos momentos quizás opuestas, en las discusiones en el propio seno de la Ejecutiva que veía que podían ser minoritarias, tratando de buscar el consenso que solucionara el problema planteado sin que quedaran resquemores entre los componentes de la Ejecutiva.

Pero quizás lo que más me impactó de Xabier fue su firmeza en los momentos críticos de la rotura del partido con la escisión de EA. Xabier había heredado de Juan de Ajuriaguerra el testigo del liderazgo del Partido y en aquellos momentos tan difíciles para nosotros, Xabier supo mantener uno de los fundamentos más importantes de nuestra organización: el de la separación de poderes entre la presidencia del Partido y la del Gobierno. Es éste un principio irrenunciable y que marca nuestra forma de actuar y de ser y que el Partido por tradición debía mantener y que debe transmitir su permanencia de cara al futuro.

Fueron momentos de extrema gravedad pero Xabier supo mantener la calma y la firmeza necesarias en aquellas circunstancias tan difíciles. La escisión originó que en las primeras elecciones después de la ruptura obtuviéramos malos resultados. Incluso en algunos sectores de la opinión pública la figura del propio Xabier estuvo puesta en entredicho. Sin embargo supo reaccionar a tiempo y con contundencia. Pocos meses después teníamos programada con antelación una Asamblea del Partido y la decidimos celebrar después del descalabro en el Teatro Arriaga de Bilbao. Estaba recién restaurado y que nos permitía transmitir una imagen de renovación. Xabier defendió su celebración en el Arriaga a pesar de algunas opiniones en contra. En esta Asamblea aprovechamos para renovar los Estatutos del Partido y por primera vez elegir al presidente del EBB desde la Asamblea Nacional que a partir de entonces pasaría a denominarse Asamblea General, nombre que en algunas ocasiones en el pasado antes de la guerra civil ya había tenido.

Durante toda esta fase la actuación de Xabier fue ejemplar e impulsora de todas y otras decisiones sobre la renovación del Partido. Pero donde Xabier demostró su inmensa personalidad política fue en el discurso que realizó después de su elección en el seno de la Asamblea. Xabier normalmente no solía escribir sus discursos, mítines, en todo caso solo unas notas sencillas en un pliego. Sin embargo en aquella ocasión decidió llevarlo por escrito a mano en medios folios consciente de la importancia del evento.

Su discurso fue un éxito, la prensa lo tituló el Espíritu del Arriaga y las palabras que transmitió tan certeramente sirvieron para la consolidación del Partido, su renovación y disposición, como así ha sido para liderar nuevamente la política de Euzkadi. Xabier fue el artífice del éxito, a los demás nos correspondió seguir con sus planteamientos y mantener la tradición de nuestro pilar fundamental como Partido.

Se ha ido el mejor jeltzale. Otros continuarán como nos marcó él.