Gasteiz - La moción que el PP presentó en el Senado contra el proceso iniciado entre los gobiernos vasco y español para completar casi en su totalidad el Estatuto de Gernika ha caído como una bomba atómica en Ajuria Enea, quizá precisamente por lo inútil y gratuito de un movimiento que, al carecer de efectividad real, solo puede tener como motivación el gesto en sí mismo, la proclamación de un posicionamiento político. El Gobierno de Gasteiz se pronunciará al respecto el próximo martes, pero ayer había pleno de control en el Parlamento y el lehendakari, Iñigo Urkullu, tenía que responder sobre la situación política actual a EH Bildu, a Elkarrekin Podemos y al propio PP. Ni pudo ni quiso abstraerse de la cuestión.

“Aprobar una moción fundamentada en la idea de que aumentar las competencias a una comunidad rompe el principio de igualdad es alimentar una falacia; aprobar una moción instando a incumplir una ley es inducir a la prevaricación, plantear esta moción sin ningún efecto práctico, se denomina provocación”, señalaba Urkullu en respuesta la portavoz de EH Bildu, Maddalen Iriarte.

En relación a la prevaricación, se refería al hecho de que el PP sabe que el Estatuto de Gernika es una norma orgánica amparada por la propia Constitución y que por lo tanto con la moción insta a saltarse la ley a sabiendas. En cuanto a la provocación, puede que el hecho de que fuera el vasco Iñaki Oyarzábal quien planteara la moción, aunque luego no la defendió él en la tribuna, haya podido añadir más leña al fuego desatado, y así se lo dijo Urkullu al propio Alfonso Alonso, líder de los populares en la CAV.

La iniciativa del Senado, ha sido, afirmó, un “tremendo desatino”, un movimiento tan “insólito” como “defender que cumplir la ley rompe el principio de igualdad”. El lehendakari le espetó a Alonso que “igualdad no es uniformidad”, y señaló en este sentido que “la uniformidad que impuso el franquismo generó la mayor de las desigualdades”.

Urkullu puso en valor además, en este caso respondiendo al portavoz de Elkarrekin Podemos, Lander Martínez, lo logrado en relación con la autonomía vasca en una etapa política tan breve como convulsa. Con Pedro Sánchez en La Moncloa, “por primera vez tenemos un reconocimiento formal por parte de un gobierno español de que el Estatuto de Gernika está incumplido, algo con lo que no hemos contado desde que el Parlamento aprobó en 1993 el primer informe de transferencias pendientes”, afirmó.

Respondía el lehendakari a tres grupos de la oposición que también reaccionaron a lo ocurrido en la Cámara alta, una señal de que el PP de Pablo Casado mantiene su estrategia de seguir a Vox en sus planteamientos para atraer al votante más de derechas en lugar de virar al centro, como le ha pedido el propio Alonso esta misma semana.

El presidente del PP trataba, aun desde un tono duro, de contemporizar, y reivindicaba su defensa a lo largo de los años de “nuestro autogobierno, nuestra foralidad, nuestro Concierto Económico, dentro de una España integrada, plural, liberal y abierta”. Emplazaba además al lehendakari a no pensar que “con el PP, que va a formar el próximo Gobierno en España, están los caminos cerrados”, llamando a un entendimiento que se antoja hoy día mucho más complicado que cuando Mariano Rajoy presidía a los populares.

Por su parte, Maddalen Iriarte instaba a Urkullu y al PNV a “articular un bloque soberanista fuerte que garantice mayorías en favor del derecho a decidir y en favor de la libertad de los pueblos”, ante un nacionalismo, el español, que “sí es transversal”. Desde Elkarrekin Podemos, Lander Martínez afirmaba que abogan por mantener la mayoría de la moción de censura tras las elecciones, mientras que “al PNV le preocupa dónde va a quedar el 29 de abril”.