La reina Isabel II fue ayer domingo la gran ausente en un acto oficial celebrado en Londres por los caídos en combate a causa de un problema de espalda, un nuevo contratiempo que mantiene encendidas las alarmas en el Reino Unido en torno a la salud de la monarca.

El palacio de Buckingham difundió ayer, a primera hora, un comunicado para anunciar que la soberana, de 95 años, “tras haber sufrido una lesión muscular en la espalda” había decidido “con gran pesar” que no podría acudir al Servicio de Domingo de Recuerdo (Remembrance Sunday) en el Cenotafio de la capital.

Esa fuente destacó la “decepción” de la reina por perderse el que es uno de los compromisos que más significado tiene para ella. Iba a ser, además, el primero al que iba a acudir Isabel II en persona -su último compromiso público fue una recepción para líderes empresariales en Windsor el pasado 19 de octubre- después de haber guardado reposo durante casi un mes por consejo médico.

“Como en años anteriores, una guirnalda se depositará en nombre de Su Majestad por el príncipe Carlos. Su Alteza Real, junto con la duquesa de Cornualles, el duque y la duquesa de Cambridge, el conde y condesa de Wessex, la princesa real y el vicealmirante Sir Tim Laurence, el duque y duquesa de Gloucester, el duque de Kent y la princesa Alexandra estarán presentes en el Cenotafio, hoy, como estaba planeado”, concluía el citado comunicado.

acto sin restricciones

Deslucido sin la presencia de la monarca, el evento de ayer estuvo marcado por la solemnidad y sobriedad militares y, al contrario que el pasado año, quedó exento de restricciones sociales pese al elevado número de casos de covid-19 que ún registra a diario.

Acudió a Whitehall -área donde se ubican los edificios gubernamentales en Londres- el primer ministro británico, Boris Johnson, quien remarcó que se trataba de “un momento para estar juntos y recordar a aquellos que sacrificaron todo por el servicio al país”.

Como es costumbre, cientos de militares se alinearon alrededor del Cenotafio y casi 10.000 veteranos marcharon en tributo a los caídos en combate, ante la presencia de centenares de viandantes.

Tras varios sustos, la salud de la longeva monarca es últimamente motivo de inquietud en el país. Sobre todo después de que el pasado 20 de octubre tuviera que quedarse una noche hospitalizada para someterse a pruebas preliminares.

La reina, que era una adolescente durante la II Guerra Mundial, se ha visto forzada a faltar a varios actos -como el Festival del Recuerdo celebrado el sábado en el Royal Albert Hall- desde que hace un mes sus doctores le recomendaran reposo.

Alarmó particularmente su ingreso en la noche del 20 de octubre en el hospital King Edward VII para someterse a test preliminares, su primera hospitalización en ocho años.

A la soberana se le ha visto, además, caminar ayudada de un bastón durante un servicio en la Abadía de Westminster a comienzos del pasado mes. Los medios locales fueron rápidos a la hora de observar que se trataba de la primera vez que Su Majestad hacía algo así en un gran evento público.

Cuando cumplió 90 años dejó de realizar viajes al extranjero, delegando en miembros más jóvenes de su familia, aunque continuó manteniendo una atareada agenda oficial.

La autora británica especializada en realeza Penny Junor alerta de que Isabel II se adentra, a sus 95 años, en una “nueva fase” en la que no se la verá en público con tanta frecuencia.

La experta califica la ausencia de ayer de “muy triste para la Reina” al tratarse del evento del año en el que “realmente, realmente le gusta estar”. “Recordar a los caídos en combate es una parte de su calendario anual muy muy importante”, subraya Junor, que coincide con otros analistas en temas de Monarquía de este país en que este hecho generará “ansiedad” entre la ciudadanía por tratarse de otro “contratiempo”.

“problemas de movilidad”

Joe Little, director gerente de la revista especializada Majesty, señala que la ausencia “es claramente un contratiempo”, en el que se dan “problemas de movilidad. Llegar desde Windsor con una espalda lesionada y estar de pie 15 o 20 minutos en el Cenotafio no ayuda mucho a alguien de 95 años”.