Bruselas - El carbón está condenado a ser el primer combustible en caer en la batalla de la Unión Europea contra el cambio climático. El sector del combustible fósil más contaminante, el que más gases invernadero emite al producir electricidad, genera casi medio millón de empleos en la UE, entre actividades directas e indirectas, según un estudio de la Comisión. Mientras Bruselas ultima los flecos de uno de sus buques insignia de la nueva legislatura, el Green Deal -que se hará público el próximo miércoles- las regiones carboneras aguardan con incertidumbre el devenir socioeconómico de sus comunidades.

La Comisión Europea ha propuesto un fondo de 5.000 millones de euros para paliar los efectos de la transición ecológica en los territorios carboneros en 2020, según un borrador filtrado hace unas semanas a la prensa. Después de esta inyección inicial se espera que en un lustro se alcancen los 35.000 millones a través de la colaboración público-privada.

Alrededor de 50 regiones de 18 países del bloque comunitario figuran como candidatas para recibir ayudas de este Fondo de Transición Justa, destinadas a minimizar los impactos sociales de la descarbonización. Aparecen diez en Polonia, ocho en Alemania, seis en España, cinco en Grecia, cuatro en Italia, dos en Bulgaria, Chequia, Rumania y Eslovaquia, y una en Bélgica, Croacia, Chipre, Estonia, Hungría, los Países Bajos, Portugal, Eslovenia e incluso en la isla de la Reunión en el Océano Índico, en los territorios franceses de ultramar.

Con este elevado número de regiones aspirantes las posibilidades de que las ayudas queden diluidas en el reparto son altas. España se ha postulado como el tercer país con más regiones candidatas al Fondo de Transición Justa con las comunidades de Castilla y León, Asturias, Aragón, Castilla La Mancha, Andalucía y Galicia. No obstante, entre centrales y minas de carbón España suma 6.700 empleados, frente a los 112.500 de Polonia o los 35.600 de Alemania.

Los criterios de la distribución de este Fondo de Transición Justa son una incógnita pero la complejidad del tablero geopolítico vaticinan una batalla difícil para España pese a su aventajada posición de salida.

Un ‘Green Deal’, en pañales Mientras la UE anuncia a bombo y platillo el Green Deal y los Fondos de Transición Justa, los trabajadores de las industrias dependientes del carbón reciben con recelo la filtración de los primeros borradores. “Un fondo de 5.000 millones para todas esas regiones de Europa no es solo insuficiente, es ridículo”, señala Luis Ángel Colunga, vicesecretario general de IndustriALL, la federación sindical mundial del sector minero, energético e industrial.

Desde el mundo sindical observan con incredulidad la falta de fondos de inversión que acompaña a los ambiciosos objetivos de reducción de emisiones de la UE. Existe el temor a un Pacto Verde Europeo con más forma que fondo. “Si el Fondo de Transición Justa va a ser la reasignación de los fondos ya existentes, como el de cohesión y modernización, no nos vale. Necesitamos que se cree una nueva línea presupuestaria”, reclama Colunga, quien ve con buenos ojos nuevas fuentes de financiación como el Banco del Clima, una de las principales propuestas de Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión.

Los sindicatos critican que haya presentado unos objetivos de reducción de emisiones de carbono sin presentar de forma paralela una política industrial que de alternativas a las comunidades más vulnerables por la pérdida de empleo. “Entendemos que la UE sea ambiciosa en los objetivos, pero queremos que también sea ambiciosa en las soluciones. Si la política medioambiental no va acompasada con la industrial, jamás habrá transición justa”, considera el dirigente sindical internacional.

“No nos podemos olvidar de la gente que hay detrás de la transición ecológica. Tenemos que tener en cuenta que no todos los países parten del mismo punto de partida”, señaló Charles Michel, presidente del Consejo Europeo en la inauguración la COP25 en Madrid.

La gigantesca reconversión industrial que la UE quiere acometer para lograr sus objetivos de neutralidad climática necesitará de grandes inversiones, y una planificación diversificada y ecuánime.