Quito - Los enfrentamientos en Ecuador han recrudecido en las últimas horas con la llegada de miles de manifestantes indígenas a Quito, lo que ha provocado la evacuación del Palacio presidencial y el traslado de la sede de Gobierno a Guayaquil. Las estrechas calles del centro histórico volvieron a convertirse el lunes en un campo de batalla entre manifestantes de distintos grupos y la policía.

Manifestantes indígenas tomaron ayer el edificio de la Asamblea Nacional (Parlamento) de Ecuador al grito de “¡fuera Moreno fuera!”, tras tirar abajo las verjas de seguridad que rodaban la sede. La toma de la sede parlamentaria se realizó en la calle Yaguachi, donde los manifestantes alcanzaron la plaza central compuesta por varios peldaños, desde la que se accede al edificio, ondeando banderas ecuatorianas y de organizaciones de base. El nutrido grupo de manifestantes logró romper el cerco de seguridad en la entrada principal del edificio y posteriormente un grupo de dirigentes, vestidos con ponchos y provistos de bastones llegó al lugar donde se encontraba la fuerza pública, informó la emisora local Radio Calle.

Los dirigentes solicitaron a los concentrados que mantengan la calma y no provoquen innecesariamente a las fuerzas de seguridad, y llegaron al lugar con las manos en alto.

Uno de ellos relató a la emisora que una vez que tomaron el hall de la Asamblea, las fuerzas de seguridad comenzaron a disparar gases lacrimógenos. También se oyeron varias detonaciones en la aledaña Avenida 6 de Diciembre, adonde llegaron vehículos blindados antimotines

Las autoridades no han informado de víctimas, y la confusión continuaba en toda la zona en medio de las denuncias por la violenta actuación de las fuerzas del orden.

Evacuación de la presidencia Las protestas comenzaron poco después de que fuerzas militares evacuaran el Palacio de Carondelet, y trasladaran a Guayaquil al presidente Lenín Moreno. Desde esa ciudad, el mandatario compareció ante la ciudadanía por televisión y radio para pedir calma y tender la mano a los grupos sociales, a la vez que acusaba al expresidente Rafael Correa, de un “intento de golpe de estado”. “Lo que ha sucedido no es una manifestación social de protesta frente a una decisión de Gobierno. Aquí hay una manifestación política para romper el orden democrático, dijo antes de lanzar los dardos a sus tradicionales oponentes estos dos últimos años. Y agregó que hay “individuos externos pagados y organizados” para utilizar la movilización de los indígenas con fines de saqueo y desestabilización.

En su mensaje, Moreno compareció rodeado por el vicepresidente Otto Sonneholzner, el ministro de Defensa Oswaldo Jarrín, y cuatro generales en uniforme de combate.

Aunque sin mencionarla explícitamente, el mandatario ecuatoriano instó a la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie) “a un diálogo sincero”, “una puerta que nunca se cerró”.

La actual crisis institucional y política en el país comenzó la semana pasada a raíz de una serie de recortes y medidas impuestos por el Fondo Monetario Internacional (FMI) y anunciados por el Gobierno, entre ellos la anulación del subsidio a los combustibles. Desde entonces se han producido paros de transporte, huelgas y disturbios por todo el país, acciones de protesta a las que el fin de semana se sumaron los indígenas, un 7 por ciento de la población del país.

Pero sus piquetes del sábado y domingo en las carreteras de la Sierra andina, se convirtieron ayer lunes en una ola de saqueos y destrucción mientras hacían el camino a Quito para la convocatoria de hoy miércoles, en la que tratarán de alcanzar el Palacio presidencial, fuertemente custodiado por fuerzas especiales.

Los manifestantes destruyeron un blindado de transporte de personal a las afueras de la capital, y saquearon varias industrias agroexportadoras y de leche en las provincias de Pichincha y Cotopaxi.

En un comunicado, la Conaie “rechazó” y “repudió” todos estos actos, que consideró “ajenos a las razones de la movilización nacional” y atribuyó a “la infiltración de agentes provocadores y violentos puestos para deslegitimar la lucha social y provocar caos”. “Las personas que realizan estos actos no pertenecen al movimiento indígena”, prosigue la nota, en la que la Confederación asegura tener “una agenda definida organizada y clara”. Quizás en un gesto de buena voluntad, los indígenas pusieron en libertad al medio centenar de policías y militares que tenían retenidos desde el sábado, según informó el canal Ecuavisa.

Clases suspendidas Mientras, la situación de caos ha llevado al Gobierno, ahora con sede en Guayaquil, a clausurar nuevamente las clases ayer martes, en tanto que el Ministerio de Energía suspendió las operaciones en tres campos petroleros en la Amazonía debido a que las instalaciones han sido asaltadas.