Roma - La salud física y psicológica de los 134 migrantes que permanecen a bordo del barco del Open Arms frente a la isla de Lampedusa (sur) empeora con el paso de las horas, mientras el Gobierno italiano se niega a autorizar su desembarco. “Amenazas de suicidio. Conatos de violencia. Todas las personas están física y psicológicamente rotas. Al límite. Necesitan ser evacuadas de forma inmediata”, asegura la organización española Proactiva Open Arms en las redes sociales.

La embarcación lleva desde el pasado día 1 en el Mediterráneo esperando un puerto y desde el 14 está en aguas italianas, pero sin poder acercarse a tierra, pues el ministro del Interior italiano, Matteo Salvini, se niega a permitirlo.

La organización denunciaba ayer en las redes sociales que “las condiciones psicofísicas de adultos y menores son críticas y su seguridad es muy preocupante”, tal y como pudo constatar un psicólogo de la ONG italiana Emergency, que subió ayer a bordo. Ha sido Alessandro Dibenedetto, quien ha podido comprobar que a bordo hay 28 menores, de entre 16 y 17 años, procedentes de Eritrea, Sudán, Nigeria, Chad, Egipto, Gambia y Mali, explica en un informe.

Después de conversar con las personas salvadas, Dibenedetto refiere que han sufrido abusos, torturas y violaciones de sus derechos humanos, y que actualmente se encuentran en “condiciones de extrema vulnerabilidad, tanto física como psicológica, agravadas por la incertidumbre y el estrés que están viviendo, lo que les expone a sufrir riesgos psicopatológicos”.

La mayoría tiene problemas como ansiedad y depresión, pero también tensión muscular, insomnio, cansancio, estado de preocupación constante e incluso pensamientos de autolesión, expone el documento, que concluye que “resulta urgente y necesario solicitar la intervención inmediata por parte de las autoridades competentes” para poner fin a la situación.

A la embarcación también han subido los médicos del Cuerpo de Socorro Italiano de la Orden de Malta (CISOM), que explicaban a los medios locales que “las condiciones sanitarias son pésimas, no hay espacio suficiente para tanta gente”, y solo hay dos baños, con lo que “los migrantes, a menudo, se ven obligados a satisfacer sus necesidades fisiológicas donde duermen y comen”.

Los responsables de Open Arms en Italia han explicado en una nota que la situación a bordo es difícil de gestionar y han pedido el desembarco inmediato en Lampedusa “antes de que se añadan nuevos dramas a los ya vividos.

Pero los llamamientos de Open Arms no están siendo escuchados por las autoridades italianas, que siguen negándoles pisar tierra.

La autorización para llegar a un puerto depende de Salvini, quien está inmerso en una crisis política que él mismo ha desatado en el país y que está utilizando el discurso antiinmigratorio para aumentar sus simpatías, como ha hecho en el último año con éxito, según los sondeos.

En las últimas horas, Open Arms ha tenido que solicitar a Italia la evacuación de trece personas, al menos cinco por causas psicológicas, que fueron examinadas por el responsable del poliambulatorio de Lampedusa, Francesco Cascio, quien refirió que están bien y solo uno tenía una otitis.

Este resultado ha servido a Salvini para atacar a la organización humanitaria y decir una vez más que en las dos semanas que lleva solicitando un puerto podría haber “ido y vuelto tres veces a España”.

“Nos encontramos frente a la enésima tomadura de pelo de la ONG española Open Arms, que durante días ha vagado en el Mediterráneo con el objetivo de rescatar al mayor número de personas posible para llevarlas solo a Italia”, dijo ayer el ministro de Interior italiano.

Por su parte, la fiscalía de Agrigento ha abierto una investigación por secuestro de personas, que por ahora no va dirigida contra nadie en concreto.

El presidente del Parlamento Europeo, David Sassoli, pidió ayer a las autoridades italianas el desembarco inmediato de los migrantes y la tripulación del Open Arms.

De momento, seis países de la Unión Europea -España, Alemania, Francia, Luxemburgo, Portugal y Rumanía- ya se han ofrecido para acoger a una parte de los salvados, aunque por el momento no se ha formalizado públicamente ningún acuerdo de reubicación hasta que no se produzca el desembarco.

El Gobierno reprocha a Salvini su “lamentable” actitud con el Open Arms al seguir impidiendo que desembarque en Lampedusa y ha defendido que España ha hecho lo que corresponde ante la negativa de Italia de cumplir la ley del mar.