Estambul - “Fue un error venir a Turquía. En Siria nos podrían haber matado, pero al menos era nuestro país”. Habla Mohamed Sheih, uno de los 3,6 millones de refugiados sirios acogidos en Turquía desde 2011 y que sienten una creciente animosidad en Estambul, tanto de las autoridades como de ciertos sectores de la población.

Aunque no lo parezca, la vida de Sheih en esta ciudad es una historia de éxito: es dueño de un supermercado en un barrio periférico donde viven decenas de miles de sirios. En algunas de sus calles prácticamente todos los negocios llevan nombres árabes. O llevaban: una nueva norma obliga rotular todas las tiendas en turco. La grafía árabe no puede ocupar más del 25% del letrero.

La medida, ordenada en julio por el Ministerio del Interior, simboliza el cambio de actitud hacia los refugiados sirios, antes considerados “huéspedes bienvenidos”. No solo por parte del Gobierno, en manos del partido islamista AKP, que hasta ahora había tratado a los sirios como “hermanos en la fe”: también crecen las agresiones y los ataques contra los sirios y sus propiedades en Estambul.

Una ocurrida en junio pasado en Ikitelli, un tranquilo barrio a una hora del centro de la ciudad. “A las tres de la mañana empezaron a romper tiendas, sin que hubiera ningún tipo de provocación. La Policía lanzó gas lacrimógeno pero luego vino más gente, y la Policía ya no tuvo capacidad de intervenir”, recuerda Hassan, un estudiante de informática de 23 años.

“A mí también me rompieron el escaparate. Yo estaba encerrada en casa; los niños estaban asustados, llorando. Al día siguiente no abrimos la tienda, nadie fue a trabajar. Luego, poco a poco volvió todo a la normalidad”, cuenta Umm Ahmet, una mujer de Alepo que regenta la pequeña tienda textil en la misma calle. “¿Adónde quieren que vayamos? No venimos a hacer turismo. Yo estudié enfermería; he estado atendiendo a heridos bajo los bombardeos en Alepo, he visto morir a tanta gente, destrozada por la metralla”, narra la mujer.

Según el Ministerio del Interior, en Estambul hay 547.000 refugiados sirios, un 3,6% de la población de la ciudad. En realidad, según el politólogo Murat Erdogan, hay más “unos 300.000 que están registrados en otras provincias, pero han venido a Estambul para buscar trabajo”.