Berlín - La ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) recurre al alarmismo xenófobo para atacar la línea migratoria del Gobierno de Angela Merkel, a un mes de celebrarse comicios regionales en el este del país, donde luchará por el primer puesto. “Nosotros no falseamos, nos remitimos a hechos que están ahí”, respondió ayer domingo el líder de AfD, Jörg Meuthen, desde la televisión pública ZDF a la pregunta de si instrumentalizan crímenes cometidos por inmigrantes para armar su discurso xenófobo. El presidente de la AfD, representante del ala más moderada del partido, expresó ahí su “comprensión” por la reacción de una de sus diputadas a la muerte de un niño de 8 años, arrojado a las vías del tren en Fráncfort por un eritreo. “Señora Merkel, maldigo el día en que nació” fue el mensaje colgado por Verena Hartmann en su cuenta un Twitter, un texto que Meuthen atribuye a una “reacción altamente emocional”, que puede ser “no del todo aceptable”, pero del que no cabe avergonzarse.

Desde la dirección de la AfD se emitieron ese día múltiples mensajes reprochando a la canciller conservadora que hubiera permitido la entrada en el país de casi 1,5 millones de refugiados, desde 2015, y exigiendo reforzar las fronteras -el eritreo residía en Suiza-.

A esos ataques siguió, dos días después, la pregunta de cuántos refugiados están en el país bajo falsa identidad, a raíz del asesinato de un hombre de 36 años, en plena calle y ante su hija de 11 años, por un supuesto refugiado sirio armado con una espada.

El eritreo que arrojó al tren al niño de 8 años, e intentó matar también a la madre de este y a otra mujer, estaba en tratamiento psiquiátrico y no había entrado en Alemania como refugiado. La fiscalía no ha esclarecido aún la identidad del hombre de la espada.

Los crímenes cometidos por extranjeros “ocurren constantemente”, aseguró Meuthen, fundamentándose en estadísticas que no concretó y visiblemente nervioso cuando se le confrontó a un estudio de dos expertos en comunicación y criminalidad, que refleja cómo la AfD busca sistemáticamente crear un clima de miedo hacia el extranjero.

El estudio se basa en 242 comunicados de prensa emitidos por ese partido que muestran cómo, en un 95% de los casos, se menciona la nacionalidad del sospechoso si es extranjero, pero casi nunca se emite nota alguna si su autor es un alemán sin raíces inmigrantes.

La AfD, la tercera fuerza a escala nacional desde las generales de 2017 y con escaños en los 16 estados federados del país -Länder-, está excluida como socio por el resto de partidos, pero aspira a ser el triunfador moral sobre estos en el este de Alemania. Según un sondeo del sensacionalista Bild -rotativo cada vez más identificado con la línea de AfD-, este partido sería el más votado en esa mitad excomunista del país germano de celebrarse ahora elecciones generales.

La encuesta otorga a la AfD una intención de voto del 23%, un punto por encima de la Unión Cristianodemócrata (CDU) de Merkel. La Izquierda quedaría en tercera posición con un 14%, seguida de los Verdes, con un 13 %, mientras que el Partido Socialdemócrata (SPD), socio de coalición de Merkel, suma apenas un 11%. Este sondeo difiere del Politbarometer (barómetro político) de la ZDF para toda Alemania, donde el bloque conservador de Merkel se sitúa en un 28%, seguido de los Verdes, con un 25%, y el SPD con un 13%, mientras que la AfD está en cuarta posición, con un 12%.

Que el voto en el este es distinto al del oeste es algo que ha podido comprobarse desde la reunificación de Alemania en 1990, pero durante años la izquierda fue la beneficiada por esa diferencia.

El peso de ese voto ultraderechista es relativo, a escala nacional, ya que el este del país sufre una despoblación continuada desde principios de 1900, tras sucesivas olas de migración interna al oeste, más próspero e industrializado. En los seis estados del este -incluido Berlín- viven 13,6 millones de habitantes del total de casi 82 millones de Alemania.