Caen - La relación sobrecalentada que mantienen los presidentes de Francia, Emmanuel Macron, y EE.UU., Donald Trump, entró ayer en una nueva fase de pragmatismo, en la que ambos optan por buscar acuerdos en las causas comunes y obviar sus numerosas diferencias. Las chispas dieron paso a los guiños, al menos por un día. Quizá imbuidos de la solemnidad de la ocasión, el 75 aniversario del desembarco de Normandía, los dos líderes guardaron las pullas y ensalzaron su “excepcional relación”, en palabras de Trump.

El último paso del estadounidense por París, el pasado mes de noviembre (por otra efeméride, el centenario de la I Guerra Mundial), había dejado un rastro amargo merced a sus mensajes incendiarios contra Macron y Francia. En esta ocasión, Trump prefirió no desenfundar sus tuits. El Día D fue una de las mayores muestras de la amistad entre ambos países, y nadie quiso salirse del guión: los vínculos entre Francia y EE.UU. son “indestructibles”, coincidieron ambos presidentes, y así deberá seguir siendo en el futuro.

Sentado ese mínimo común denominador en sus discursos en el cementerio de Omaha Beach y en sus declaraciones a la prensa, mantuvieron su primer cara a cara desde el desencuentro de noviembre. A una reunión a solas de media hora, calificada de “positiva y constructiva” por fuentes del Elíseo, le siguió un almuerzo en un restaurante de Caen, la capital normanda, acompañados por sus equipos.

“Cada vez que la libertad y la democracia están en juego, trabajamos juntos estrechamente, y seguiremos haciéndolo. Así que gracias por esta amistad, y gracias por lo que su país hizo por el mío”, dijo Macron ante los periodistas antes de la entrevista. Tampoco ahorró el estadounidense palabras de reconocimiento hacia el mandatario francés.

Puertas adentro, sin embargo, las palabras melosas dieron paso a la cruda realidad de dos visiones del mundo muy opuestas. Precisamente, los asesores de Macron consideran el hecho de poder decirse las cosas a la cara uno de los principales activos de su relación.

En el menú de las discrepancias, Irán y las tensiones comerciales figuraron en lo más alto. Ambos se esforzaron por señalar que coinciden en el objetivo, que es evitar que Teherán se haga con la bomba atómica, aunque Francia discrepa con la retirada de EE.UU. del acuerdo nuclear y el regreso de las sanciones.

Fuentes del Elíseo indicaron tras la reunión que ambos abordaron el viaje que llevará el próximo 12 de junio al primer ministro japonés, Shinzo Abe, a Irán, donde está previsto que ejerza de mediador entre el régimen de los ayatolás y la Casa Blanca. “Es importante saber cómo podemos obtener compromisos iraníes (...) en cuestiones nucleares, balísticas y de seguridad regional. Nos hace falta ver qué detonante podemos usar para que la tensión baje”, dijeron las fuentes.

Tensiones comerciales París pretende erigirse como el artífice de una desescalada con Irán, para lo que aboga por retomar el diálogo y por mantener el canal financiero Instex ideado por Francia, Reino Unido y Alemania para paliar las sanciones estadounidenses.

Otro frente abierto es el de las tensiones comerciales. Trump anunció ante la prensa que decidirá sobre la posible subida de aranceles a China tras la próxima cumbre del G20 en Osaka (Japón), donde se espera que se reúna con el presidente chino, Xi Jinping. En su entrevista de ayer, Macron planteó que lo fundamental es que las reglas del juego multilateral sean respetadas y que los intereses de las empresas francesas y europeas sean preservados. “Sabemos que la cuestión del comercio internacional no se arregla en diez minutos. Es un instrumento importante de la política exterior de Trump y un tema delicado para tratar con su Administración, pero está la virtud de que Macron puede hablar con él y que el mensaje llegue, en un entorno de confianza”, agregaron las fuentes de la Presidencia gala.