Los participantes, en su mayoría de religión judía, recorrieron a pie los 3 kilómetros que distan entre los dos extremos del antiguo campo de concentración.

Varios supervivientes del Holocausto se sumaron a esta marcha, en la que también estuvieron presentes miembros del Gobierno polaco y la primera ministra de Rumanía, Viorica Dancila, de visita en Polonia.

Muchos de los jóvenes llevaban la bandera israelí sobre sus hombros cuando cruzaron la puerta con la inscripción "Arbeit macht frei" ("El trabajo libera") del campo de Auschwitz, en un recorrido que se desarrolló en completo silencio.

Se estima que sólo en Auschwitz-Birkenau fueron asesinados por el nazismo durante la II Guerra Mundial unos 1,1 millones de prisioneros judíos.

Éste fue el mayor de los campos de exterminio nazis y se convirtió para el mundo entero en símbolo del Holocausto.

Desde 1988, alrededor de 300.000 jóvenes, judíos y no judíos, han asistido a estas "Marchas de los vivos", un acto que también sirve, según sus organizadores, para afrontar el antisemitismo en Europa.