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La caída del muro de Berlín

El fin de la separación entre alemanes fue un hecho histórico que cogió a todo el mundo por sorpresa y que refleja en su historia lo que fue el verdadero drama que significó en Europa la guerra fría

La caída del muro de BerlínFoto: Afp

lA noche del 9 al 10 de noviembre de 1989 la Historia dio un giro inesperado. Uno de los símbolos políticos más poderosos del pasado reciente se venía abajo. La caída del muro de Berlín no sólo simbolizaba la caída del comunismo en la Europa del Este, sino que también anticipaba el fin de la guerra fría. Un hecho histórico que cogió a todo el mundo por sorpresa y que refleja en su historia el verdadero drama que significó la guerra fría.

El muro no llegó a los treinta años, pero su historia muestra las heridas de la II Guerra Mundial. Al final de esta, el ejército soviético llegó hasta Berlín en su avance contra Hitler. A pesar de encontrarse en la zona de influencia soviética, Berlín fue dividida entre las potencias aliadas. Una mitad del territorio berlinés quedó bajo control soviético, mientras la otra mitad pasó a estar bajo mando occidental. Más tarde, Alemania entera fue dividida en dos. Por un lado, la pro-occidental República Federal Alemana (RFA), por el otro, la Alemania comunista, la República Democrática Alemana (RDA).

Al inicio de la guerra fría, Berlín se convirtió en su principal escenario de tensión. En 1948, Stalin bloqueó Berlín Occidental como represalia por el cambio de moneda de la RFA, medida que perjudicaba su relación económica con la RDA. Fueron once meses de bloqueo de la zona oeste de Berlín, en la que los habitantes sobrevivieron gracias a los corredores aéreos que suministraban lo necesario a la ciudad. El gran éxito del suministro aéreo norteamericano hizo que los soviéticos decidiesen parar el bloqueo. Pero la tensión continuó los siguientes años.

El propio Kruschev describió Berlín como “los testículos de occidente”, “cuando quiero que occidente grite, aprieto Berlín”. Y fue en 1961 cuando realmente hizo gritar a occidente. Por aquella época, las autoridades de la RDA querían poner fin al éxodo masivo de personas a occidente a través de Berlín Oeste. Entre 1949 y 1960 unos tres millones de alemanes del Este abandonaron el régimen comunista pasando a Berlín Occidental, ya que era la única frontera abierta entre las dos Alemanias. Aquello significaba una sangría continua de hombres y mujeres que afectaba a la economía de la RDA.

Los dirigentes de la RDA creían que aquello podía llevar a la bancarrota al país. Ulbricht, máximo dirigente de la Alemania comunista decidió poner fin a aquello de una vez por todas construyendo un muro que rodease Berlín Occidental. Moscú aceptó el plan, ya que Kruschev quería probar a Kennedy. Este había sido tajante con los soviéticos. “No toquen Berlín”. Llegaba la hora de ver si Kennedy cumplía su amenaza. Kruschev opinaba que los norteamericanos no actuarían. Y acertó.

El 13 de agosto de 1961 las autoridades de Berlín Este comenzaron a cerrar los accesos entre ambos lados de la ciudad. Al principio las tropas norteamericanas creyeron que estaban arreglando las carreteras. Después comenzaron a construir vallas, alambradas y muros en los límites de Berlín Oeste. El objetivo era aislar completamente Berlín Oeste, para que ningún ciudadano de la RDA pudiese acceder a la zona occidental para desertar. En poco tiempo un muro provisional de 150 kilómetros separaba Berlín Oeste del exterior.

Kennedy lo permitió En un principio los soldados norteamericanos tenían la orden de parar la construcción. Justo cuando los tanques iban a actuar, Kennedy dio la orden de que no se hiciese nada. Se limitaron a ver cómo el muro se construía. Para Kennedy lo importante era que Berlín Oeste continuará en pie y que se evitara una nueva guerra mundial, cosa que estuvo a punto de ocurrir el 21 de octubre debido a un incidente diplomático en el Checkpoint Charlie, el único paso abierto entre las dos zonas de Berlín. En aquella ocasión, tanques norteamericanos se pusieron frente a frente con tanques soviéticos. Fue la famosa “reunión de los tanques”.

La tensión continuó los siguientes años. Pero también los intentos de los alemanes del Este para pasar a Berlín Occidental. A pesar de que el muro impidió el paso masivo desde el lado comunista, los intentos de alcanzar el lado occidental no cesaron. En la misma medida en que el muro fue perfeccionándose, con una altura cada vez mayor, torretas, focos, obstáculos para vehículos e incluso minas en algunos puntos, los intentos de fuga se perfeccionaron también, construyendo túneles e incluso usando ultraligeros. No hay cifras exactas de los que lo lograron pasar, pero sí cifras aproximadas de los que no lo consiguieron. Se cree que más de 100 personas fueron heridas de bala intentando superar el muro y unos 80 murieron en el intento.

El muro consiguió estabilizar la situación económica de la RDA, pero no por mucho tiempo. A partir de los 80 toda la economía del bloque del Este se hallaba deteriorada y la falta de libertades hacía crecer la desafección de sus ciudadanos hacia el régimen comunista. Una nueva generación de dirigentes soviéticos, liderados por Mikhail Gorbachov, trataba de salvar el comunismo soviético a través de la Perestroika, un intento de introducir medidas liberalizadoras en lo económico y en lo político. Para esta nueva generación era la única forma de hacer frente a la creciente desafección de los ciudadanos ante el comunismo.

Honecker se oponía El líder de la RDA, Honecker, no creía en la Perestroika. La STASI, la policía política del régimen, había mantenido a la oposición y la disidencia bajo control. Pero a finales de los 80 aquello ya no era posible. En toda Europa del Este la postura de los ciudadanos era cada vez más crítica con las autoridades comunistas. En junio de 1989 Solidarnosc en Polonia ganó las primeras elecciones libres y para agosto el primer ministro polaco no era ya un comunista. La valla entre Austria y Hungría había desaparecido. Toda Europa del Este se encontraba en ebullición, lo que todavía daba más fuerza a la oposición en la RDA.

El 6 de octubre Gorbachov viajó a Berlín Este. Honecker se oponía a la apertura que quería Gorbachov. Los cánticos a favor de Gorbachov del público resumían la opinión de los berlineses del Este respecto a Honecker. Gorbachov le recordó a Honecker que los tanques soviéticos no entrarían en la RDA para salvar el comunismo como hicieron en Hungría en el 56 o en Praga en el 68. El consejo que lanzó Gorbachov al líder comunista alemán ante las cámaras de televisión antes de abandonar Berlín lo resumía todo: “Creo que sólo corren peligro los que se nieguen a aceptar lo evidente”. O la RDA acometía reformas o la presión social acabaría con ella.

Honecker negó la evidencia, lo que reforzó la respuesta en su contra en las calles con manifestaciones masivas. El 9 de octubre 70.000 manifestantes tomaban Leipzig. Un verdadero hito en aquellas circunstancias. Al final Honecker fue destituido el 17 de octubre por su propio partido para de esta forma tratar de calmar la situación. Se organizó un nuevo gobierno que prometió reformas con el fin de calmar la situación. El 4 de noviembre se organizó la famosa manifestación de la Alexanderplatz, permitida por el gobierno, en la que un millón de alemanes pidieron reformas y cambios en el sistema.

Entonces llegó la rueda de prensa del gobierno el 9 de noviembre por la tarde. El periodista italiano Riccardo Ehrman tomó la palabra y preguntó sobre las medidas del gobierno para permitir la salida de los alemanes del Este al exterior. El portavoz del gobierno, Gunter Schabowski, vio la oportunidad de adelantar una gran reforma. Anunció que los alemanes podían abandonar la Alemania del Este sin permisos ni visado. Ehrman preguntó cuándo se podría hacer aquello. El portavoz respondió: “Según me han informado, de inmediato. Sin demora”. Al parecer Schabowski no había leído la segunda parte del informe del gobierno. El plan era que entrase en vigor al día siguiente, para que diese tiempo al ejército y a los puestos fronterizos a prepararse.

La noticia corrió como el fuego. Miles de berlineses de ambas partes se concentraron alrededor del muro. La policía y los puestos fronterizos no sabían qué hacer. Nadie sabía qué podía ocurrir. Al final se dio la orden de que se dejase a la gente pasar. Miles de berlineses de ambos lados cruzaron el muro. Encaramados a este, simbolizaban el fin de una época. A partir de ese momento ya no había vuelta atrás para los alemanes del Este. El muro había caído. En un año Alemania se reunificaría y la URSS desaparecía dos años después. La historia entraba en un nuevo capítulo. Y la guerra fría encaminaba su fin.