Bilbao - Cansados de la contaminación acústica generada por el ocio nocturno cada jueves, viernes y sábado, la asociación Uribitarte Anaitasuna ha vuelto a solicitar al Ayuntamiento de Bilbao la medición de los niveles de ruido en la zona de Abando a través de la instalación de sonómetros. Se trata, según afirman, de actuaciones que ya se están realizando en otras zonas de la ciudad, como en las inmediaciones de la discoteca Moma, ubicada en la calle Rodríguez Arias. “En Abando no tenemos un Moma, tenemos 33”, denuncia este grupo de vecinos, que en febrero reunieron casi 1.500 firmas para reivindicar su derecho al descanso.
En posesión de datos municipales, la asociación critica que el aforo acumulado de los locales de ocio nocturno en Abando (sin contar Indautxu) asciende a 6.080 personas. “¿Puede pensar alguien que con tal concentración de aforo en locales y concentración de personas que deciden hacer su fiesta en la calle pueden divertirse unos y dormir otros? Evidentemente no”, exponen los vecinos en un documento que han enviado a todos los partidos políticos del Consistorio bilbaino. Asimismo, a lo largo de su escrito, la asociación reivindica los mismos medios que se emplean en otros puntos conflictivos de la ciudad para resolver los problemas de convivencia que están obligados a padecer.
De esa forma, además de la instalación de sonómetros, que servirían para la confección del Mapa del Ruido por ocio nocturno, solicitan que si Abando cumple los requisitos propios de las zonas acústicamente saturadas se elabore “un plan zonal específico con el fin de reducir progresivamente la contaminación acústica”. Mientras tanto, requieren “fijar medios personales permanentes, el número suficiente en las zonas de concentración de personas que hacen ruido y ensucian el espacio público”.
Desde la asociación Uribitarte Anaitasuna afirman que recientemente tuvieron ocasión de reunirse con la concejala de Medio Ambiente, Inés Ibáñez de Maeztu, quien les transmitió que se estaba trabajando en el diagnóstico del ruido que finalmente derivará en una ordenanza de Medio Ambiente a finales de 2018. Ante la previsión de que su problema no encuentre solución antes de dicha fecha, los vecinos han vuelto a solicitar otra reunión con el Consistorio, que esperan que pueda celebrarse a principios de octubre.