MOSCÚ. El deceso del artista circense se produjo ayer en el hotel del circo de Rostov del Don, ciudad en el sur de Rusia, donde se encontraba de gira.
Su peluca amarilla y gorra a cuadros lo hicieron inconfundible no solo para el público soviético, sino también para el de los innumerables países donde exhibió su arte.
"¿Parar? ¡Nunca! Un payaso muere en el escenario", solía responder Popov cuando le preguntaban cuándo pensaba retirarse.
Los funerales del artista tendrán lugar en Alemania, país en el que residía desde 1990.