Bilbao - “Te vas en un invierno que no viene, en un frío que no llega; ¿seguro que es Navidad? ¿Te has escapado a por unas botellas de oporto viejo? ¿Vas a dejar esta ronda de gildas sin pagar?”. Con estas emotivas palabras, Aitor Elizegi, chef del restaurante bilbaino Bascook, se despedía en Facebook de su amigo y compañero de pupitre Aitor Basabe, responsable de los fogones del Arbolegaña de Bilbao y uno los grandes nombres de la cocina vasca. Su cuerpo fue hallado sin vida la mañana de Nochebuena en un bosque cerca de la parroquia de La Borbolla, en Llanes (Asturias). La causa que consumió su chispa: un fallo cardíaco. La familia y amigos aún no se lo terminan de creer. “Todavía espero una llamada que diga: Falsa alarma. El cabrón lleva dos días en una cueva esperando a 20 metros de profundidad un mero amarillo”, escribió ayer Elizegi en su muro de la red social.

Aitor Basabe (Bilbao, 1968 - Llanes, 2015) llevaba la cocina en la sangre, según explicaba en una entrevista de la revista Enboga. Comenzó su trayectoria en la escuela de hostelería de Galdakao, donde coincidió con otros nombres conocidos de la gastronomía vizcaina, como Aitor Elizegi. Uno de sus primeros grandes éxitos lo cosechó en Cantabria, en el restaurante San Román de Escalante, donde logró una estrella Michelin. Más adelante abrió su primer restaurante en Loiu, el Gozko Etxe.

En 1997 ganó el campeonato estatal de alta cocina para jóvenes chefs y en varias ocasiones formó parte de delegaciones institucionales vascas para la promoción del turismo gastronómico en Euskadi. Entre ellas destacan sus escapadas a Tokio, Estambul, Londres y Nueva York -en esta última sirvió una comida en la sede central de la ONU-. Y entre fuegos y fogones Basabe se fue curtiendo hasta que en 2001 se lanzó a su proyecto estrella: Arbolagaña, un restaurante minimalista localizado en pleno pulmón de Bilbao -el parque de Doña Casilda- y que regía junto con su esposa, Ana María Larrea.

Su nombre no figuraba entre los más populares, pero sí entre los más aplaudidos por la profesión. Mago de las setas, maestro del pescado, amante del buen vino. Fernando Canales, chef del restaurante Etxanobe -localizado en el palacio Euskalduna- y amigo del fallecido desde que le conoció hace un cuarto de siglo, destaca su talento. “Tenía un punto para los platos extraordinario y de lo que entendía nos daba mil vueltas a todos”. Recuerda que Basabe quiso saber tanto de pescados que se hizo submarinista, que fue tan amante de las setas que se volvió setero. “Todavía me acuerdo de cómo nos dejó boquiabiertos a todos los que asistimos al certamen micológico más importante del Estado con su charla sobre los factores que influían en el sabor del mismo tipo de hongo”.

“Un fuera de serie” Pero más allá de todas las virtudes de su conocimiento, Canales también alude a su “tremenda humanidad y simpatía”. “Siempre proyectaba buen humor y buen rollo”. Cercano, casero, personal; y diferente, auténtico y talentoso. “Resumiendo, un fuera de serie”, concluye Canales.

La cocina vasca llora la muerte de Basabe, así como sus amigos, conocidos y familiares. Desde Arbolagaña, su segundo hogar, allí donde mejor conocía los fogones y desde las copas de los árboles del parque de Doña Casilda, se despidieron efusivamente de su chef a través de Facebook: “A Aitor Basabe le ha fallado ese corazón tan grande que tenía. Nos deja su gran sonrisa, su amor por la naturaleza, su sabiduría y la gran humanidad que desbordaba por todos los lados. Hoy es un día triste, pero siempre te recordaremos haciendo lo que a ti te gustaba. Te echaremos de menos”.