Al circular por las autopistas de Florida, en Estados Unidos, es habitual encontrarse con señales cuyo formato y color verde indican que no estamos ante un anuncio publicitario, sino ante paneles de tráfico colocados por el Departamento de Transporte al borde de las carreteras del Estado y que indican lugares próximos de interés, como una playa, una universidad o un hospital. En una de ellas aparece la imagen de un pelotari, cesta en mano, a punto de golpear la pelota. Se deduce por tanto que se está señalando la presencia de un frontón cercano. Llama la atención la exclusividad de esta imagen: no existen carteles similares que retraten jugadores de baloncesto, béisbol o fútbol americano, siendo estos deportes mucho más populares hoy en día en ese país. Por tanto, ¿cómo es posible que el Jai Alai ocupe ese espacio único y privilegiado? ¿Y cómo se explica que esta imagen tan concreta y detallada de un deporte prácticamente desconocido en la actualidad en Florida sea a la vez familiar y reconocible por la mayoría de los conductores que pasan a su lado? Para responder a estas preguntas es necesario repasar la historia del Jai Alai en los Estados Unidos, su desarrollo, auge, caída y su posterior incorporación en el repertorio visual iconográfico del estado de Florida.
El primer frontón en los Estados Unidos se construyó en St. Louis, Missouri, en 1904, coincidiendo con la Exposición Universal que se celebraba en esa ciudad. Durante los próximos años llegarán a funcionar hasta diecisiete frontones profesionales en los Estados Unidos, en lugares tan diversos como Connecticut con tres frontones, Nevada con dos, Chicago, Nueva Orleáns, Rhode Island o Idaho. La Asociación de Pelotaris Profesionales de los Estados Unidos (IJAPA) llegó a tener cientos de jugadores en nómina. Celebridades como Babe Ruth o Ernest Hemingway fueron grandes aficionados al Jai Alai. Las apuestas, unidas al componente novedoso y exótico del juego, que se publicita como el deporte donde la pelota alcanza la velocidad más alta del mundo, hacen que la popularidad del Jai Alai se dispare por todo el país. El éxito del deporte es tal que se crean numerosas escuelas y ligas a nivel amateur.
Pero, sin duda, el estado donde el Jai Alai vive su mayor apogeo es Florida, donde durante los años sesenta y setenta llegaron a funcionar hasta diez frontones profesionales. Las sucesivas oleadas de inmigrantes procedentes de Cuba, donde el Jai Alai era tras el béisbol, probablemente el deporte más popular, contribuyen a que su éxito en Florida crezca hasta cotas no alcanzadas en ningún otro lugar fuera del País Vasco. Así, durante la temporada 1975-76 cerca de cinco millones de espectadores compraron una entrada para ver un partido de Jai Alai en Florida. El frontón de Miami registró una asistencia récord de 15.500 espectadores el 27 de diciembre de 1975. El Jai Alai se convierte en el mayor y más rentable negocio de apuestas del estado, superando ampliamente a las carreras de caballos y galgos, la única competencia permitida legalmente para apostar en la época. Según Mark Kaminsky, historiador de Tampa: “Cuando el frontón Jai Alai se inauguró en Tampa, el público acudía vestido con sus mejores galas y era necesario comprar las entradas con semanas de antelación, ya que todos los asientos se vendían, quedando a menudo sólo entradas de pie. Todo el mundo iba al Jai Alai, era el lugar de moda”.
La relevancia de este deporte es tal que su imagen llega a impregnar la cultura popular de los Estados Unidos. Una de las series de televisión más conocidas de los años ochenta, Corrupción en Miami (Miami Vice), hizo que el Jai Alai adquiriera visibilidad global, al incluir imágenes de este deporte en la cortinilla de arranque de cada episodio de esta serie.
Sin embargo, a partir de finales de los años ochenta esta disciplina entra en crisis en los Estados Unidos, un declive vertiginoso y dramático que se va acentuando hasta la práctica desaparición de la mayoría de los frontones estadounidenses. Hoy en día el Jai Alai apenas sobrevive en Florida, donde únicamente el frontón de Miami ofrece partidos en directo todo el año, mientras que el frontón de Dania está en proceso de renovación y se prevé que reabra a finales de año. En algunos frontones del estado, como el de Orlando, se da la lamentable circunstancia de jugarse a puerta cerrada, como manera de aprovecharse del hueco legal de un reglamento que obliga a jugar un mínimo de partidos para mantener la licencia de apuestas que además del Jai Alai incluye carreras de galgos, de caballos y máquinas tragamonedas, que generan en la actualidad más dividendos que el propio deporte de la pelota.
La huelga Así pues, en dos décadas el Jai Alai pasa de ser un negocio floreciente y un deporte seguido de forma masiva a convertirse en poco más que una agónica reliquia del pasado. La catastrófica dimensión del colapso es única en la historia reciente del deporte. Hay varios motivos que pueden explicar esta colosal caída. El primero es la huelga de pelotaris de 1988, que duró tres años y es hasta el momento la huelga más larga de cualquier deporte profesional en los Estados Unidos. A partir de entonces la Asociación de Pelotaris (IJAPA) desaparece prácticamente y las relaciones entre los jugadores y mánager entran en una fase de confrontación que afecta negativamente a la imagen del deporte. Por otro lado, se abre una brecha cada vez mayor entre los jugadores vascos que vienen a hacer la temporada en los Estados Unidos, los jugadores locales y los de otros países como México o Cuba.
El segundo motivo, hay que buscarlo en la aparición en las últimas décadas del siglo XX de otros deportes de equipo profesionales, que impulsados por los nuevos canales de comunicación, ocupan el espacio que el Jai Alai había ostentado como uno de los deporte profesionales de referencia en Florida. Durante los años sesenta y setenta, la mayor competencia de otros deportes profesionales provenía del fútbol americano, en particular de los Miami Dolphins, integrantes de la Liga Profesional de Fútbol Americano (NFL) desde 1966. Hoy en día, la NFL cuenta con tres equipos en el estado de Florida; además de los Miami Dolphins, los Tampa Bay Bucaneers (1976) y los Jacksonville Jaguars (1995). El baloncesto profesional llega a Florida a finales de los años ochenta con los Miami Heat (1988) y los Orlando Magic (1989) en la NBA. También el béisbol irrumpe con fuerza a partir de los años noventa con los Miami Marlins (1993) y los Tampa Bay Rays (1998) formando parte de la MLB (Major League Baseball) y más recientemente el fútbol con los Orlando City Lions (2015) y la inminente llegada de un equipo en Miami en la MLS (Major League Soccer) .
El tercer aspecto que afecta negativamente al Jai Alai es la llegada masiva de otras formas de apuestas, como los casinos. Aunque desde los años veinte había casinos en Florida y otras partes de la costa este de los Estados Unidos, estaban destinados a un público de alto nivel adquisitivo. Apostar en un casino no estaba al alcance de todo el mundo. El Jai Alai permitió popularizar el mundo de las apuestas y en muchos casos ofrecía la única manera legal de apostar. Sin embargo, a partir de los años noventa se suavizan las leyes que limitaban los casinos, que progresivamente pierden glamur y exclusividad. Surgen las apuestas por Internet, los casinos en las reservas indias (el caso de los Semínolas en Miami y Tampa) y aparecen los casinos flotantes que se trasladan a aguas internacionales para poder apostar; todo ello hace que el Jai Alai ya no sea la única opción popular a la hora de realizar apuestas.
El último motivo que contribuye al declive de0 este deporte es la sospecha de amaño del juego. Existen muy pocos casos demostrados donde haya quedado al descubierto la participación de pelotaris en amaños de apuestas; sin embargo, hubo algunos escándalos sonados que dañaron la credibilidad del juego. Uno de los más notorios fue el que destapó la revista Sports Illustrated en 1979 y que dejó al descubierto una organización de Miami que, utilizando cálculos matemáticos y de probabilidad, se aprovechaba de los puntos débiles del sistema de apuestas mutuas para obtener beneficios que alcanzaron varios millones de dólares. Aunque no era ilegal, la imagen de las apuestas en el Jai Alai se resintió considerablemente.
A pesar de su situación crepuscular, el Jai Alai en los Estados Unidos se resiste a morir. Ha sido capaz de sobrevivir, aun a duras penas, a la peor época de su historia. Hoy en día, tras haber tocado fondo, se atisban pequeños indicios de recuperación. Recientemente se han abierto frontones públicos amateurs en St. Petersburg, Florida y en Connecticut. Aunque la asistencia a los partidos haya bajado drásticamente, los torneos en su formato de fin de semana y con la presencia de pelotaris de renombre, aún mantienen cierta popularidad. El resurgimiento kitsch está otorgando una nueva visibilidad al deporte, cuya imagen ha aparecido recientemente en series de televisión que buscan un componente retro como Mad Men que dedica un capítulo al Jai Alai. Otras populares producciones televisivas como Los Simpsons o Archer también lo han incluido en sus capítulos. Algunas conocidas y exitosas campañas publicitarias, como la de la cerveza Dos Equis y su serie sobre el hombre más interesante del mundo, incorporan el Jai Alai, presentando al hombre más interesante del mundo como pelotari, jugando ante un frontón abarrotado.
El futuro de esta disciplina en los Estados Unidos pasa por reivindicarse como deporte y entretenimiento y no sólo como una forma de apuesta. Pero independientemente de lo que le depare el futuro, el Jai Alai ya ha pasado a ser por derecho propio uno de los símbolos de Florida. La imagen del pelotari, cesta al aire, trepando por la pared del frontón para alcanzar la pelota, tal como aparece plasmada en los carteles de carretera que pueblan las autopistas del estado, se ha convertido en una representación visual de Florida, llegando a formar parte del repertorio de imágenes icónicas asociadas a este estado como los flamencos rosas o las palmeras de playa y transformándose en un símbolo reconocible que valida y certifica la relevancia del Jai Alai como fenómeno deportivo global.