El médico que certificó la muerte Yaiza "no ha conocido una reanimación que deje marcas digitales en el cuello"
La similitud del dibujo de la pared con la marca en la frente que tenía la niña levantó sospechas sobre la versión de la caída
BILBAO. La Audiencia Provincial de Bizkaia ha acogido este martes la segunda sesión del juicio con jurado contra Víctor Manuel D.S., acusado del asesinato en octubre de 2013 de la hija de su pareja, Ruth S.J.R, en Barakaldo. En la primera sesión, el acusado cambió su versión de lo ocurrido, y, tras mantener desde que ocurrieron los hechos que la menor se cayó por las escaleras del portal, declaró ayer que abrió la puerta de entrada a la vivienda "tan fuerte" que la pudo golpear de forma involuntaria.
El facultativo ha relatado que cuando llegaron al domicilio, la niña "estaba muerta", aunque se le hizo la reanimación, pero "ya no respiraba, murió antes de nuestra llegada".
Según ha asegurado, cuando se lleva a cabo una reanimación "hay dos sitios donde se toca, en la boca para sujetar la mascarilla y un dedo se apoya en la mandíbula".
"En alguna ocasión hay una maniobra que consiste es sujetar la traquea, pero en ninguna de ellas hay que hacer una fuerza excesiva y mucho menos en un niño", ha subrayado ante el juez, para confirmar que, en el caso de Yaiza, sí se hizo la maniobra para sujetar la mascarilla, porque "hay que hacerla", pero ha dicho no recordar si se hizo la de la traquea. No obstante, ha insistido en que, "de hacerla, no hay que hacer mucha fuerza para realizarla".
El sanitario ha dicho no recordar la hora exacta en la que se produjo la llamada al 112, aunque cree que fue sobre las cinco y media o seis menos cuarto de la tarde, y ha indicado que la ambulancia que acudió al aviso salió del parque de bomberos de Artaza, por lo que tardaría en llegar a Retuerto "cinco o siete minutos, no más", lo que contradice lo declarado por el acusado, que dijo que la ambulancia tardó "unos cuarenta minutos".
Preguntado directamente por Alfonso González Guija, magistrado de la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Bizkaia que preside el juicio, "si en su experiencia profesional ha sabido que una maniobra de reanimación realizada por él mismo o la enfermera que le acompaña haya dejado impresiones digitales en el cuello de la persona a la que se le practica", ha respondido que "no".
Por su parte, los dos agentes de seguridad ciudadana que acudieron al lugar de los hechos tras recibir la llamada de emergencias han declarado que, a su llegada, en la casa se encontraba la madre de Yaiza y el acusado, y los sanitarios que "nos dijeron que había fallecido".
Ambos ertzainas han coincidido en que vieron al acusado "nervioso, lloroso y sudando muchísimo", y han relatado que les contó que la niña "se había caído por las escaleras, la había llevado al sofá, quitado la ropa para que estuviera más fresca, llamado al 112 y seguido sus instrucciones de reanimación". Asimismo, han asegurado que fueron los sanitarios quienes trasladaron el cuerpo de la niña, vestido "solo con unas braguitas", hasta el dormitorio y lo depositaron en una cama.
Por su parte, los agentes encargados de realizar la primera inspección ocular del domicilio han relatado que respondieron al aviso de "una caída por las escaleras de una niña". Tras indicarles el acusado que la menor se había caído por las escaleras, uno de los ertzainas inspeccionó el rellano y las escaleras, mientras el otro agente entró a ver a la niña, que estaba "en la cama, con una batita y una toalla por encima, y tenía en la frente una marca cuadrada regular de puntos y rayas".
Los dos agentes volvieron a inspeccionar la escalera para comprobar si algún elemento o superficie coincidía con la marca que presentaba la menor en la frente, y también analizaron los objetos que el acusado dijo que llevaba la niña en el momento de la caída, una mochila y una carpeta, pero no "coincidía nada", por lo que volvieron a revisar a la niña y, al llegar el forense le comentaron que "la marca nos parecía rara".
"Entre los tres volvimos a buscar por la casa algún objeto que pudiera coincidir con la marca y nos dimos cuenta que podía ser la pared", ha declarado uno de los agentes, para explicar que sacaron moldes de gelatina del papel pintado de la pared del pasillo, "uno manteniendo el molde presionado y otro dando un puñetazo, y nos pareció bastante parecido al de la marca de la frente".
Los agentes que llevaron a cabo la primera inspección ocular volvieron a revisar a la niña, esta vez junto al patólogo, y fue entonces cuando vieron "dos moratones alrededor del cuello que la primera vez no habíamos visto". El patólogo dijo a los ertzainas, según el relato de uno de estos agentes, que las marcas se podían deber "a que la niña había sido agarrada por el cuello muy fuerte y lanzada contra la pared, o causadas durante el proceso de reanimación".
En la sesión de este martes, también ha declarado el agente que realizó la inspección ocular al día siguiente de los hechos, después de que los forenses advirtieran de que "no cuadraban las lesiones que presentaba la niña con la forma en que decía el padrastro que se habían producido, ya que se veían unas marcas de dedos en el cuello que no tenían claro que pudieran ser provocadas por la caída por las escaleras".
Este agente ha relatado que habló con los vecinos y "nadie escuchó nada, no habían oído nada", lo que se contradice que lo declarado por el acusado en la sesión de ayer, cuando dijo que un vecino le avisó que la niña le estaba llamando en el momento en que bajó al coche a buscar el tabaco y el teléfono móvil".
También ha asegurado que cuando el acusado le relato los hechos no le comentó "nada de que la hubiera agarrado por el cuello al hacerle la reanimación". "Al día siguiente ya existía la sospecha de que no hubiera sido un accidente, la científica había sacado muestras del papel de la pared que coincidían con la impresión que tenía la niña en la frente", ha afirmado.
Por su parte, el equipo de la policía científica que, al día siguiente y en posteriores jornadas "trabajó todas las zonas del domicilio y la escalera" para tratar de encontrar el objeto causante de la impresión que mostraba la pequeña en la frente, recogieron muestras del papel pintado que decoraba la vivienda y el que había en todo el pasillo era "el que más se asemejaba a la marca".
PADRE
También ha prestado declaración como testigo el padre de Yaiza, Bruno Francisco D.S., quien ha explicado que, cuando ocurrieron los hechos, se encontraba solicitando la custodia de la menor, que tras pasar con él el verano de 2013 "no quería volver con la madre, se quería quedar conmigo". De este procedimiento ha dicho que espera que "se haga justicia y pague por lo que ha hecho".
Como testigo de la acusación particular ha declarado Z.L., conocida de la infancia de Ruth, a la que ha asegurado que no veía hacía años, pero que mes y medio antes de ocurrir los hechos se encontró a ambas en un parque y pudo ver que la menor tenía "toda la cara morada".
"Ruth me dijo que la niña era muy torpe y se había caído de la cama", ha relatado, para añadir que dos o tres días antes del fallecimiento de la niña, se volvieron a encontrar en el parque y Yaiza "no quería ir a casa".
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