Galdakao - “Tenemos mucho miedo a que nos haga daño. Es que es peligroso, inestable y va armado con cuchillos”. Este era ayer el sentir del barrio de Bengoetxe, en Galdakao, tras vivir uno de los fines de semana más convulsos de su historia. Celebraban las fiestas que habían preparado con mucha ilusión, pero un individuo recién llegado a la zona se las amargó. A sus 36 años, el nuevo residente ha sido detenido en 16 ocasiones. Las dos últimas, por amenazas vertidas a los vecinos de Bengoetxe desde el pasado jueves.

Este varón ya causó polémica durante su corta estancia en Usansolo, a principios de junio. Allí, durante cerca de dos semanas que convivió con unos familiares en la calle Pertxin sembró la discordia en los bares que frecuentó. En ese periodo, amenazó a clientes y hosteleros a los que reclamaba cigarros y copas que luego no pagaba. Cuando era recriminado por estas acciones, amenazaba de muerte a quien osaba enfrentarse a él. No obstante, lo hicieron, y tras varias intervenciones de la Ertzaintza abandonó esta zona para irse a vivir con su mujer y dos hijos a “un chiringuito que se ha montado en la trasera de una casa que está abandonada”, comenta Mari Paz Losada, presidenta de la asociación de vecinos del barrio. Desde allí, raro es el día en que no molesta a los vecinos. Tal y como relatan a DEIA, acude a los bares con las mismas formas que utilizara en Usansolo. Amedrenta a los viandantes y a los tenderos. Les roba comida, molesta a los trabajadores de la farmacia porque no le dan sin receta aquello que se le ocurre pedir, etc.

El jueves ya fue arrestado por amenazar a varios vecinos. No obstante, el sábado ya estaba en la calle para hacer lo mismo. A las 13.30 horas amenazó a los clientes de un bar a los que mostró un arma blanca. Alertado de que iba a acudir la Er-tzaintza, se marchó al centro de Galdakao, a la calle Urki, donde “también la lió” antes de su detención.

“le tienen que internar” “Esta persona no está para andar por la calle. Ni siquiera para ir a la cárcel. Le tienen que internar en un centro de rehabilitación o algo similar. No sabemos qué va a pasar con él, pero nos tememos que vuelva al barrio. Y la gente tiene miedo. Es que es todo el día, jurando, cantando a grito pelado, con los ojos medio cerrados, enfrentándose a la gente... Esperemos que no tenga que pasar algo gordo para que lo encierren”, reclaman los vecinos que han tenido sus más y sus menos con él.

Tal es la situación que han vivido, que la asociación de vecinos está estudiando organizar movilizaciones para exigir “que se lo lleven de aquí”. “No puede ser normal que los vecinos estemos custodiados por un coche de la Ertzaintza en la general y una patrulla de la policía municipal en el barrio”, opinan.

De hecho, es cierto que ambos cuerpos se están coordinando para actuar ante cualquier incidente que pudiera producirse. El Ayuntamiento, además, pide la colaboración de los vecinos para que, “ante cualquier situación que perturbe la convivencia”, avisen a la policía. Ambos cuerpos han remitido al Juzgado todas las diligencias, donde constan las numerosas actuaciones llevada a cabo en este caso. Ayer, el Consistorio todavía estaba a la espera de conocer las medidas adoptadas por el Juzgado en torno a este individuo.