Bilbao - Los vecinos de la calle Iturriza de Bilbao no pueden dormir por las noches. Las peleas y las trifulcas de los clientes de dos bares de la calle generan malestar en esa zona ubicada cerca de Zabalburu. Ya no pueden más. "Esto es una vergüenza. Hace unas noches unos clientes se estaban peleando y tuve que salir a la ventana de mi casa con la regadera de agua para echarles yo misma del lugar", relató enfadada Isabel, vecina del bloque número 15.
Ante estas quejas, el Ayuntamiento de Bilbao no pierde de vista esta zona y continúa trabajando, de la misma forma que en 2013, cuando intervinieron en el cierre temporal del Chastón tras las denuncias de la Policía Municipal. Además, en esta misma línea, desde el Consistorio aseguran que se van a reunir con todos los vecinos que así lo soliciten para buscar una solución a estos problemas y, por eso, han ampliado el dispositivo de seguridad dos días más, de jueves a domingo. Pero los vecinos siguen sin estar contentos y piden intensificar más seguridad. "No van a conseguir que nos vayamos, esta vez nos tienen que oír", advierten.
"Siempre me enfrento a ellos y en cada pelea les tiro hasta tomates por la ventana para que dejen de molestar a los vecinos, pero encima se nos enfrentan", añade Isabel, que ha tenido más de un disgusto con los clientes de los bares, tras llamarles la atención. "A esta calle le llaman El Callejón por eso mismo. Porque aquí nadie respeta nada. Incluso traen a los perros aquí para que hagan sus necesidades", le interrumpe su hija.
NUEVA PELEA El pasado domingo, una nueva pelea puso en alerta a los vecinos. Esta vez, los ruidos también llegaron al inmueble número 15, a pesar de que se encuentra lejos del establecimiento. Una vecina del inmueble, que prefiere mantenerse en el anonimato, se despertó con los gritos. "Estaba la calle llena de clientes que se estaban peleando y cuando me asomé por la ventana vi a la Ertzaintza intentando controlarlos", asegura. Sin embargo, los vecinos creen que se debería aumentar la seguridad en la calle Iturriza. "Ha aumentado la presencia policial, pero aun así no nos sentimos seguros. Yo he visto hasta muertos en esta calle y cómo escondían el cuchillo debajo del contenedor", asegura otra vecina del inmueble número 15.
El miedo y la inseguridad se centran, especialmente, en los bloques que arropan los establecimientos. "Mi hija no utiliza las llaves de casa, siempre le digo que toque el timbre para tenerla controlada y saber si tarda en subir", asegura una madre del bloque número 3. "Es una barbaridad ver cómo se llena toda la calle de personas que no te dejan ni pasar y, si les dices algo, se te enfrentan", añade.
Sin embargo, todos aseguran las normas son para todos. "Yo llevo cuarenta años viviendo aquí y esto ya no es lo que era. No hay suficiente iluminación y huele a orina por todos los lados. En esta zona también pagamos los impuestos y merecemos que haya más vigilancia y limpieza", se queja otra vecina del bloque número 3.
La mayoría no quiere dar su nombre. Prefiere mantenerse en el anonimato. "Es mejor no enfrentarse con ellos", aseguran. Tras estas quejas, los vecinos no quieren quedarse con los brazos cruzados y, por eso, se han unido y plantean emprender denuncias colectivas. "Si hace falta que nos movilicemos como lo hicieron en Zabalburu, lo haremos, pero esta vez no vamos a parar", aseguran en una tertulia de vecinos. "El domingo, un hombre salió del bar solo para hacer sus necesidades entre los dos contenedores y después volvió a entrar. Increíble, ¿no?", concluyen.