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El cura que construyó una guardería en Tanzania

El cura que construyó una guardería en TanzaniaFoto: obispado de bilbao

ereño. Falleció en Bilbao, el 29 de diciembre de 2013, a los 84 años de edad. Se llamaba Joaquín Urrutia Etxeandia y era sacerdote diocesano. La misa funeral por su persona se ofició al día siguiente en la parroquia del Carmelo de Bilbao. Joaquín Urrutia, estaba jubilado en la actualidad y colaboraba en las parroquias de María Reina, Begoñazpi, Iturribide y Covadonga.

Urrutia nació en Ereño (Bizkaia), el 16 de abril de 1929 y fue ordenado presbítero, en Begoña, el 27 de junio de 1954. Tras su ordenación ejerció de coadjutor en Ubidea y posteriormente de capellán de Damas Nevers y de auxiliar, en Santa Ana de Durango. Durante varios años estuvo destinado en Ortuella y desde 1974, su destino pastoral fue Bilbao, donde fue miembro del equipo presbiteral en La Natividad y en parroquias de Santutxu. Su último cargo lo ejerció en La Natividad de Nuestra Señora, en Santutxu, donde fue párroco hasta la fecha de su jubilación.

Quienes le conocieron de cerca destacan su "gran entrega" a quienes más lo necesitaban, su compromiso a través de Cáritas y de la fundación que creó en Tanzania, más concretamente en Makete, uno de los cinco distritos de la región de Njombe, en Tanzania con el objetivo de construir y poner en funcionamiento una guardería, a llevar el agua a varios poblados e, incluso, compró un autobús para que los niños y niñas pudieran acercarse hasta este centro educativo.

socio del athletic Patxi Regidor, uno de los compañeros presbítero, afirma de Urrutia que fue un hombre profundamente entregado a los niños, adolescentes y jóvenes a través de la catequesis y los campamentos "durante más de 40 años".

A juicio de este amigo, Joaquín fue un lector diario de DEIA, hombre muy activo, comprometido con las personas desfavorecidas, débiles. Según trasmite, Urrutia fue un gran deportista, a diario le gustaba hacer gimnasia al levantarse y la natación era una de sus pasiones. Era también gran aficionado al baloncesto y socio del Athletic. No se perdía ningún partido del club en San Mamés. También era un gran seguidor de los herri kirolak. "Siempre me decía, vamos a echar un pulso, porque le gustaba mucho, y yo le respondía, si me vas a ganar...", se ríe el interlocutor.

El de Ereño hacía gala de un talante simpático, abierto, sencillo y, en los últimos tiempos, se afanaba en aprender inglés para las visitas anuales que realizaba al proyecto de cooperación que coordinaba en Tanzania y para el que contaba con un grupo de personas en Bizkaia que le echaban una mano.

Fue además profesor de Religión en el instituto Txurdinaga. Como educador "era muy abierto, se negaba a obligar a hacer nada a nadie. Era un hombre muy actualizado". En el tiempo que ha permanecido enfermo, "su familia le ha atendido muy bien", reconoce y subraya Regidor.

Por otro lado, la Comunidad Educativa del Ave María quiere recordarle "con cariño y damos gracias al Señor por tu vida y tu ejemplo. Os pedimos una oración por su alma", comunican.

Regidor, por su parte, concluye su recordatorio de Joaquín Urrutia destacando que hasta el final estuvo en muy buenas condiciones físicas "Tenía una salud de hierro, pero el hierro al final -concluye- se ha fundido".