Barakaldo. La vida de Juantxu Martín Rodríguez, asesinado el pasado martes en el entorno de las torres de San Vicente, en Barakaldo, ha sido la última que se ha cobrado el ocio nocturno en la localidad fabril. En los últimos dos años, las zonas que concentran el mayor número de locales de ocio han visto cómo tres personas han muerto de forma violenta. Asesinatos con arma blanca o a través de peleas han marcado calles como Juan de Garay y Zaballa; una lista negra a la que la madrugada del martes se unió Megapark, donde cada fin de semana se concentran cientos de jóvenes.
La actuación policial fue rápida y se pudo localizar en poco tiempo a los atacantes de Juantxu, vecino del barrio de Arteagabetia. Sin embargo, el suceso ha reabierto la herida de la seguridad nocturna en Barakaldo y la oposición solicita una "mayor presencia policial" en las zonas más conflictivas de un municipio que, a juicio del alcalde, Tontxu Rodríguez, posee "un índice de criminalidad bajo". Así lo refleja, según destacó Rodríguez, la propia Ertzaintza. Sin embargo, desde 2010 tres personas de 21, 36 y 40 años han perdido la vida mientras disfrutaban de la noche baracaldesa -sin contar otras víctimas que resultaron gravemente heridas en otras tantas agresiones-.
En mayo de 2010, un joven de 21 años fallecía a consecuencia de una puñalada cerca del corazón que recibió en la calle Juan de Garay. La segunda víctima moría en el hospital de Cruces tras ser agredido en un local de esa misma calle. Era abril de 2011. El último fue Juantxu, que perdía la vida el martes tras una brutal paliza a manos de tres jóvenes de 18, 22 y 23 años. Pero, además, a esta lista se suma otra víctima mortal ocurrida en la Nochebuena de 2008, cuando un joven de 23 años fallecía tras verse involucrado en una pelea en las puertas de una discoteca de Zaballa. Así, la negra estadística de Barakaldo contaría con cuatro muertos en cinco años.
La agresión a Juantxu ocurrió en la calle San Bartolomé, cerca de la conocida discoteca de Megapark; una zona donde, según denuncian los vecinos, se registran altercados cada fin de semana. Según datos facilitados a DEIA por la DYA, en lo que va de año, sus voluntarios han tenido que salir en 29 ocasiones, para atender a víctimas de agresiones. Las intoxicaciones, con 27 salidas, y los accidentes de tráfico, con 26, le siguen en la lista.
La presencia policial se repite cada fin de semana en las zonas más conflictivas, pero la muerte de Juantxu ha reavivado el debate sobre la necesidad o no de reforzarla. "Desde hace tiempo y tras las actuaciones lamentables de algunos indeseables establecimos una red de presencia policial en todos los puntos de la ciudad donde se desarrolla la actividad de ocio", recordó ayer el alcalde. "Esa particular forma de seguridad ciudadana se ha mantenido en Juan de Garay y Megapark y gracias a ella hemos podido detenerles", indicó en relación a los agresores de Juantxu.
Prevención La oposición, por el contrario, reclama contundente más patrullas. "Lo importante es la labor de prevención", aseguró Amaia del Campo, portavoz del PNV en la localidad fabril. "La de ayer -por el martes- es la noticia que a nadie le gusta ver en su municipio; por eso creo que se debe mejorar la colaboración entre la Policía Municipal y la Ertzaintza", subrayó. Para la jeltzale, las zonas de ocio nocturno de Barakaldo han generado siempre las quejas de los vecinos, por lo que "hay que tomar medidas para prevenir que esto suceda de nuevo", explicó resaltando la "buena actuación de los agentes locales" en la detención de los supuestos agresores de Megapark.
Los populares reman en la misma dirección. "Es necesaria una mayor presencia de seguridad en las zonas de ocio nocturno, que son muy inseguras", destacó Amaya Fernández.
La portavoz popular lamentó la muerte de tres personas en tan corto plazo de tiempo. "Solo una muerte ya sería demasiado", añadió, destacando la preocupación que "deben sentir ahora los jóvenes baracaldeses y sus familias de cara al próximo fin de semana".
Ezker Anitza se sumó al refuerzo de la prevención de este tipo de actuaciones violentas entre jóvenes. "Cualquier muerte ha de ser lamentada, aunque solo fuese una", coincidió Amaia Martínez. "No creo que haya que crear alarma; hay que llamar a la calma de la juventud y a la sensatez de las personas que salen por las noches para que todos podamos disfrutar de los espacios públicos con respeto", concluyó.