Berriz. El próximo domingo, la asociación por la recuperación de la memoria histórica Berriz 1936 tendrá unas palabras de recuerdo por María Luisa Urtiaga Arginzoniz. Será durante el transcurso del Homenaje a las víctimas de la Guerra Civil y franquismo de este municipio vizcaino. Ese día se cumplirán 74 años del fusilamiento por parte de militares españoles sublevados contra la República del alcalde demócrata de Berriz, Felipe Urtiaga. Ocurrió en Derio. El primer edil tuvo tres hijas. Una de ellas, fue María Luisa quien falleció el pasado 1 de septiembre a los 93 años. Era la única testigo viva del horror que vivió su padre y familia.

La portavoz del colectivo Berriz 1936, Maite Arrizabalaga, reconoció ayer la labor de María Luisa cuando esta era joven y se encargó de ir a visitar y llevar la comida a su padre preso en la cárcel bilbaina de Larrinaga. "El domingo, le recordaremos porque lo merece. Durante los actos organizados en los últimos años el 11 de septiembre María Luisa estuvo presente, incluso, en silla de ruedas", agregó Arrizabalaga.

María Luisa Urtiaga Arginzoniz nació hace casi un siglo en la conocida Fonda de Berriz. Su abuelo era dueño del establecimiento hostelero y también transportista: llevaba a los usuarios del balneario Urberuaga que llegaban al pueblo en tren hasta el centro de aguas termales de Markina.

Más adelante, donde hoy se ubica la óptica cercana a la estación del tren, la familia Urtiaga puso en marcha una fábrica de limonada que fue pionera en la producción de soda. Se llamó The Soda Water. La familia de la marquesa de Berriz que había conocido el whisky en Gran Bretaña le pidió que elaboraran la soda para combinar con este lícor. La produjeron para la firma La Bilbaína.

María Luisa estudió en las Carmelitas de la Caridad, en el colegio Sagrado Corazón de Gasteiz. El bachiller lo cursó en el Instituto de la capital alavesa y completó Magisterio con las Teresianas de Bilbao. Además, aprendió piano con un famoso sacerdote organista de Berriz. Casada con el eibartarra José Luis Etxebarria Unamuno, tuvieron ocho hijos y asentaron su residencia en Berriz. Su hija Amaia le recuerda como "la mejor madre del mundo: tranquila, amante de la figura de la casa vasca, la familia, gran amante de las costumbres y tradiciones vascas, muy abertzale".

Amaia evoca lo que su madre le contaba: "Cuando encarcelaron a aitite, las mujeres de la casa se mudaron a Bilbao donde vivía la hermana mayor de María Luisa. Ella atendía a su padre en la cárcel, al llevarle la comida, en la lonchera intercambiaban notas. El 11 de septiembre volvió a casa con la comida: le dijeron que se lo habían llevado". Aquel capítulo le marcó de por vida. "En los últimos años repetía: Aitte, koittaue, con solo 54 años le mataron".

Tras el fusilamiento, les expropiaron terrenos y bienes. "Decía que en Berriz les habían ayudado muchísimo, familias de muy diversa ideología. Repetía que eran muy buenos en el pueblo".

En 2005, se inauguró un monolito en recuerdo a Felipe Urtiaga de manos de Rosa Mari Ostogain y Balendin Lasuen. El euskaltzale de Zaldibar dibuja a María Luisa como "mujer culta que estudió Magisterio; amena conversadora, muy ponderada y estimada. Resumiendo: una excelente mujer", valoró a DEIA quien fuera alcalde de Zaldibar y delegado de Cultura para Bizkaia del Gobierno vasco.

Por su parte, el yerno de María Luisa, Jesús Mari Salterain, le resumió con cuatro palabras: "Agradable, culta, una maravilla". El domingo volverá a estar presente de alguna forma en el homenaje antifranquista.