bilbao. Siete décadas después, aún hay historiadores que califican a Steer de "corresponsal-espía". Como biógrafo suyo que es, ¿sale al paso de las acusaciones?
Es demasiado fácil llamar espías a periodistas, porque ambos profesionales buscan información. Es algo primitivo, como creer que todos los que saben leer son brujos. ¿Podemos discriminarlos entonces ahora? Es también peligroso hacer estas acusaciones hoy en día porque, por la misma razón, se puede justificar el secuestro, tortura y asesinato de corresponsales por terrorismo o seguridad de Estado. Hay que defender la libertad de prensa, no sofocarla.
Usted pide pruebas.
¿Dónde está la prueba de esta calumnia contra Steer? ¿De dónde sale la mentira? Sale de los franquistas que odiaban al corresponsal por su apoyo al gran gobierno del PNV de Aguirre.
Ha escrito: "todos los periodistas son propagandistas hasta cierto punto". ¿Usted se considera así?
La palabra propaganda procede de Roma y quiere decir propagar la fe. Yo creo en la verdad, pero solo Dios puede ser puramente objetivo en su búsqueda. Un reportero o historiador tiene que describir de forma honesta lo que ve o halla. Steer es un buen testigo, espera, pero es humano también. Viene de cierta cultura que tiene predisposiciones. Pero los errores o equivocaciones siempre se corrigen más tarde, cuando se sabe más. Es un proceso. La verdad es como el oro, rara vez se encuentra en pepita, hay que excavar, trabajar, perdurar para descubrirlo en una pizca. Merece la pena; todo lo bueno es difícil, todo lo malo es fácil, incluso mentir.
En castellano hay un refrán que dice "quien a buen árbol se arrima, buena sombra le cobija". ¿Quién debió más a quién: Steer al árbol de Gernika o Gernika al corresponsal?
Yo no lo veo como una competición. El reportaje de Steer en The Times del 28 abril de 1937 tiene gran importancia contemporánea -difusión y política internacional, interés de Picasso...- pero su gran libro, titulado The Tree of Gernika, a field study of modern war, presenta el caso mejor que cualquier otro sobre una Euskadi democrática durante el periodo comprendido entre 1936 y 1937. Los libros perduran más tiempo que los diarios. Es una de las obras mayores de la Guerra Civil española de las que están escritas por extranjeros, pero es mucho menos conocida en mi país que el libro Homenaje a Cataluña de George Orwell, por ejemplo.
¿Lo que Robert Capa es para el mundo, Steer lo tendría que ser para Euskal Herria?
Todo vasco capturará algo de este gran libro, El árbol de Guernica. El forastero Steer tomó Euskal Herria en serio, e hizo uso de todas sus fuerzas literarias para honrar a un pueblo en lucha. Es un libro noble y digno, creo yo. Y valiente.
¿Se conocieron el fotoperiodista por excelencia Robert Capa y Steer en su paso por Bizkaia?
Nunca se encontraron, según tengo entendido. El libro de Capa, Slightly out of focus, de 1947, que recrea sus memorias durante la Segunda Guerra Mundial, es uno de mis favoritos.
George estuvo en Etiopía. ¿Informó sobre lo que algunos historiadores vascos consideran primeros bombardeos, aquellos que los italianos experimentaron en África y repitieron un año más tarde en Otxandio, Durango y Elorrio el 31 de marzo de 1937?
El primer libro de George Lowther Steer fue Caesar in Abyssinia, su relato de la invasión y conquista de Etiopía por las fuerzas fascistas de Benito Mussolini. Fue corresponsal de The Times en 1935 y 1936. Firmó reportajes de atrocidades. Se sabe que los italianos usaban bombas y gas mostaza desde el aire contra el ejército de Etiopía y atacaban a la Cruz Roja para que no fueran testigos de los crímenes de guerra. Pero no es correcto afirmar que estos fueron los primeros bombardeos aéreos de la historia. En la conquista de Libia, precisamente, en 1911, tres años antes de la primera Guerra Mundial, los italianos usaron bombas contra los árabes. Y los alemanes ya hicieron el primer blitz contra Londres en 1915.
Bilbao recuerda a Steer dando nombre a una calle de Atxuri, desde donde, curiosamente, salen trenes hacia Gernika. ¿Fue casualidad?
No tengo ni idea. Pregunta al Ayuntamiento.
¿Gracias al corresponsal de 'The Times', de las cenizas de Gernika surgió un ave Fénix convertido en paloma de Picasso?
Estoy convencido de que el Guernica de Picasso -su obra maestra- es la historia vista por las lentes de los medios de comunicación del siglo XX. Por esa razón lo pintó en blanco y negro, como los noticiarios de antaño en pantalla o las fotos de los diarios de noticias. El cuerpo del caballo está hecho con papel de periódico. Picasso reconoce la fuente moderna del conocimiento del hecho, los medios de entonces.
Estima que la verdad del bombardeo se ha conocido porque Steer volvió a Gernika tras la destrucción. ¿No es hacer de menos a fotoperiodistas o a periodistas como Lauaxeta, Ksawery Pruszinsky, Mikhail Koltsov o Paul Vaillant Coutorier?
No quiero menospreciar a nadie, pero el periodismo es un juego de rivalidad juzgado por la posteridad. En el asunto guerniqués ganó Steer, creo, porque su reportaje perduró más en el tiempo. El poeta Lauaxeta y el estalinista Koltsov acabaron en el paredón, pobres, y de los otros dos, lo siento, no conozco nada.
¿Se interesó por el corresponsal debido a que su vida y la de usted guardan un cierto paralelismo?
Quizás hay un poco de paralelismo -niñez en África y educación en Inglaterra- pero eso no significa nada. Lo que me llamó la atención verdaderamente fueron sus escritos: era un artista de la palabra, desconocido y olvidado en mi país. No en Etiopía o en el País Vasco, pero en Gran Bretaña sí, casi completamente. Me pareció injusto. Hablé con el profesor Paul Preston en 1997 sobre Gernika y él me propuso que escribiera algo sobre Steer. Y en 2000 comencé.
Una iniciativa recoge firmas para que el 'Guernica' de Picasso recale en la villa foral. ¿Debe estar el cuadro en Gernika?
¿No dijo el arquitecto Frank Gehry al rey Juan Carlos I que quedó ya listo su lugar en el Guggenheim de Bilbao?
¿Si, como dice el título de su libro en inglés, pudiera enviar un telegrama a George L. Steer, qué le diría?
Your round, mate -la primera cerveza la pagas tú, compañero-.