EL Bilbao Basket sigue aferrado a una temporada a la que aún no ha puesto final porque nada está decidido en la lucha por Europa. La victoria de ayer, con el premio doble del average con el Breogán, coloca a los bilbainos en la décima posición y dependiendo de sí mismos para hacerse, probablemente, con una de las plazas europeas que tanto desean. En eso coinciden con su público, al que se le preguntó durante el encuentro ante el Breogán si quieren que su equipo vuelva a jugar en las competiciones continentales y la respuesta fue mayoritariamente que sí. Fue una encuesta con un resultado previsible, pero los jugadores demostraron con hechos que no han dicho su última palabra en este curso lleno de obstáculos.

Los dos tiros libres de Álex Reyes que pusieron el resultado final a cuatro segundos del final fueron el broche perfecto al partido 100 en la Liga Endesa del alero cacereño y al enorme esfuerzo de un equipo que está exprimiendo sus recursos de manera brillante hasta alcanzar, por ahora, catorce victorias de un mérito grande. Son once en total en Miribilla para completar una de las mejores campañas como local y aún queda una oportunidad de igualar el balance de la pasada temporada, y dos para repetir las dieciséis victorias globales del ejercicio anterior.

Con todas las dificultades, el Bilbao Basket sigue sumando y ayer miércoles salió triunfador de un duelo entre dos conjuntos que han llegado con la gasolina justa y afectados por las lesiones a este tramo final y que se decantó para el que jugaba como local, un factor que esta temporada ha marcado la diferencia entre los puestos de play-off y los demás. El Breogán pasó por encima del Real Madrid hace seis jornadas al abrigo de su público y desde entonces no ha vuelto a ganar, con el riesgo de poner un mal remate a una campaña también brillante para los de Veljko Mrsic. Esa misma jornada, los hombres de negro derrotaron también en casa al Barcelona, pero han añadido dos triunfos más que pueden resultar muy valiosos y que alimentan sus esperanzas europeas.

Denzel Andersson fue baja por sus problemas en la espalda, Tomeu Rigo estuvo en el banquillo, pero sin el alta, y otros jugadores del Bilbao Basket tenían problemas físicos, pero Jaume Ponsarnau volvió a encontrar recursos para lograr la victoria. El técnico devolvió el rol de titular a Jeff Withey, lo que obligó a mover a un tocado Georgios Tsalmpouris al puesto de cuatro. El griego compartió minutos por primera vez con el pívot de San Diego y también con Michale Kyser, que igualó su mejor marca anotadora de la temporada en una actuación muy completa y sobria. Adam Smith volvió a tomar su papel de ejecutor, sobre todo en el despegue clave del tercer cuarto, pero además añadió cinco asistencias. Nikola Radicevic también superó su registro de puntos de la temporada, y estuvo brillante en la dirección, con ocho asistencias y un control perfecto del partido en el último cuarto, una faceta en la que tampoco desentonó Agustín Ubal, más contenido que otros días.

Lo único que puede reprocharse el Bilbao Basket es esos minutos sin sentido, como los calificó Ponsarnau, que redujeron la ventaja por errores no forzados en el inicio del último cuarto y que añadieron emoción al final del partido cuando ya estaba claro que el Breogán ya luchaba solo por proteger la diferencia particular de puntos. Los vizcainos pudieron recuperar el hilo a tiempo y en la última acción del partido tuvieron esa porción de suerte que les ha faltado otra veces. Smith tenía la solución en sus manos, pero falló un tiro libre. Tuvo que errar a propósito el segundo para buscar el rebote y el average a la desesperada, algo que consiguió Reyes con sangre fría. La gente festejó la victoria casi como en las grandes ocasiones porque a lo mejor no esperaba que su equipo respondiera de nuevo al reto.